tag:blogger.com,1999:blog-40418155769685052222024-03-14T01:25:31.383-07:00El Unicornio HeridoDiego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.comBlogger162125truetag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-78158060755143955332021-06-24T11:13:00.004-07:002023-01-04T15:51:47.249-08:00Lechuza y búho (y otras poesías dedicadas)<p>Anochece en mi ciudad,<br />mis pasos carecen de destino.<br />La lluvia se niega a escampar;<br />te busco en un intento sin sentido.<br />Empapado, vago pensando en ti,<br />sabiendo poco más que existes.<br />Por ti cruzaré océano, cordillera,<br />vuelvo a arriesgar el alma entera.<br />Aunque te ame en base a imaginarte,<br />aunque el pasado mi nombre manche...<br />Negamos, desconfiamos, dudamos,<br />pero estás dejando que me acerque.<br />Dices mi nombre, creo que me sientes,<br />eriges un puente entre continentes.<br />Ríes tan lejos de mí que otra vida parece,<br />mas con tu risa siento mi amor creciendo.<br />Amor que creía olvidado hace tanto tiempo,<br />pasión que, aún sin tocarnos, abraza tu cuerpo.</p><p><br /></p><p>***</p><p>En un bosque oscuro de viejos robles cubiertos de musgo</p><p>se escucha en la niebla el desganado ulular de un gran búho.</p><p>Sus plumas de color gris han perdido brillo;<br />el errante vuelo no tiene patrón ni destino;<br />sus fuertes garras ya no tienen tanto filo;<br />cien cicatrices salpican las largas alas...<br />pero a él poco parece importarle. </p><p>El gran búho gris vuela libre bajo la luna menguante<br />acompañando las correrías de ciervos y lobos.<br />Gritando en la noche, esquiva cuervos, azores y ramas,<br />volando rasante sobre las aguas de los arroyos.</p><p>Nadie sabe de dónde vino,<br />nadie sabe qué hace en el bosque.<br />La vida podría haber seguido así para el gran búho<br />de no ser por la noche que se acercó al gran abismo<br />que parte en dos el arcano bosque oscuro. <br />Un profundo y ancho despeñadero<br />de tan fuertes ráfagas de viento<br />que hacen imposible cruzar al otro extremo.<br />El animal cazaba por allí cada pocas noches<br />pero, en esta ocasión, todo cambió en un momento.</p><p>En el otro lado de la sima,<br />volando grácilmente, una joven lechuza <br />apareció reflejando los rayos de luna.<br />Su oscuro plumaje, sus ojos centelleantes,<br />su ulular vibrante, su belleza notable...</p><p>El gran búho gris quedó en silencio, perplejo,<br />contemplando a la joven lechuza oscura,<br />observando cada uno de sus movimientos,<br />admirando su silencioso vuelo, <br />tan cerca y, a la vez, tan lejos.<br />Algo se movió en su pecho. </p><p>A partir de ese momento, <br />el gran búho acudió cada noche <br />al precipicio, al encuentro<br />de esa joven lechuza cuyo vuelo<br />le provocaba olvidados sentimientos.<br />Se olvidó hasta de cazar;<br />nada más le podía importar<br />que el mirar desde una orilla<br />la que le parecía la más bella criatura<br />aunque fuera imposible de alcanzar.</p><p>Estuviera la noche lluviosa o fría,<br />ya nevara o la tormenta amenazara,<br />el búho gris cumplía su ritual.<br />Pero, ¿era esa su felicidad?<br />¿El ver a la joven lechuza volar?<br />¿O era esa su frustración?<br />¿El que no pudieran volar juntos los dos?</p><p>El gran búho gris observó el despeñadero.<br />Las corrientes de aire amenazaban <br />incluso el pensamiento.<br />Pero esa joven lechuza merecía la pena,<br />no importa lo arriesgado del intento.</p><p>El gran búho gris abrió sus largas alas<br />y, con un aleteo, desafió al viento.<br /></p><p><br /></p><p>***</p><p><br /></p><p>Como una gota de agua<br />encuentra su otra mitad<br />en medio del océano,<br />a la deriva en el mar,<br />nos encontramos,<br />así por casualidad.</p><p>Si la vida complotó<br />para que nos conociéramos,<br />si a pesar de los pesares<br />nos amamos,<br />si abrazo la locura<br />con tal de llegar hasta ti...<br /></p><p>Con los pies descalzos<br />camino, metro a metro,<br />camino, mi negrita, <br />hasta tenerte frente a mí. </p><p>Mis manos ensangrentadas<br />apartan cada roca en la calzada,<br />mis ojos te buscan bajo la luz del alba,<br />mi pecho late por ti hasta doler<br />y es que no existe problema, pena o fuerza<br />que me impida llegar hasta donde estés...</p><p>Extraño tus besos y aún ni te besé.<br />Extraño acariciar tu pecho y aún no te amé.<br />Si ya conozco tu olor, el tacto de tu piel,<br />tu sabor y tus caricias, si en otra vida, quizás<br />fuimos ya un único ser<span></span>...<br />no existe distancia, tiempo o problema<br />que pueda evitar que te vuelva a abrazar.</p><p>Me reflejaré en tus ojos siempre,<br />te amaré aunque el mundo se derrumbe...<br />porque no necesito más luz o calor<br />que la que me das con tu amor;<br />porque no quiero más vida<br />si no es contigo, mi negrita.</p><p><br /></p><p>***<br /><br /></p><p>Veinte años y un océano </p><p>nos separan.</p><p>Miedos y dudas hacen larga</p><p>la madrugada.</p><p>Abrazo la almohada,</p><p>una opresión en el corazón.</p><p>La gente no comprende, </p><p>a veces, tampoco yo.</p><p><br /></p><p>Pero me dices "te amo"</p><p>y rompes toda distancia.</p><p>Escuchar tu voz </p><p>devuelve a mi vida la esperanza.</p><p>Perdóname, Alexandra,</p><p>al final sólo soy humano.</p><p>Aunque lo que sí te juro</p><p>es que nadie te ama como yo te amo.</p><p>Y no tengo presente ni futuro</p><p>si no estoy al lado tuyo.</p><p>Puedes llamarme loco, </p><p>pero eres mi amor, mi esposa, mi todo.</p><p>Alexandra, mi himno es tu nombre,</p><p>mi bandera son tus ojos.</p><p>Y solo existe la alegría</p><p>si estás en mi vida.</p><p><br /></p>Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-4292411389578928632021-06-15T18:07:00.001-07:002023-01-04T15:50:47.614-08:00GdP2: XXXVI<p> Me sorprendo al comprobar que el hombre-dragón tiene razón. Desde la fortaleza de La Doctrina, el estruendo causado por disparos, gritos y ráfagas de ametralladora aumenta. Estoy a punto de ordenar un ataque general cuando suena detrás de mí unas notas musicales que recuerdan a... ¿lambada?</p><p>-¡Désirée ha llegado! -grita una joven que parece haberse materializado desde la propia música-. ¡Alegrad esas caras! Sé que todo parece perdido, pero la música me ha llevado hasta aquí para ayudaros a derrotar el caos y...</p><p>La tal Désirée dejó de hablar y se quedó mirando fijamente a Sir Rosis, Fresón, Cubbi y Cuchuflí Montoya.</p><p>-Esto... se supone que sois el Comando Caprino... ¿qué hacen aquí estas criaturas caóticas?</p><p>-Hemos firmado una tregua -respondí sin saber muy bien qué estaba ocurriendo.</p><p>-Ah... el pentagrama no me había dicho nada de esto... ¿podría hablar con Celia, vuestra líder?</p><p>Suspiré apesadumbrado.</p><p>-Celia abandonó hace unas cuantas entradas. Podría decirse que soy el líder ahora mismo, pero con estos pirados cualquier cosa es cuestionable. </p><p>Désirée frunció el ceño.</p><p>-¿Y por qué está aquí el Señor del Castillo de la Rosa, el mayor supervillano de este universo?</p><p>-Bueno... al parecer, él también está aliado con nosotros temporalmente -respondí sin ganas. <br /></p><p>-Hubo una nota discordante en el tejido de la realidad musical, pero nunca creí que fuera tan enormemente discordante -Désirée sacudió la cabeza.</p><p>-No entiendo muy bien a qué te refieres, pero...</p><p>En ese momento, Chencho llegó corriendo.</p><p>-¡Tú! ¡Tú eres una músicamante! -gritó nuestro interdimensionador.</p><p>-¡Sí! -contestó orgullosa la recién llegada-. ¡Así es!</p><p>-No entiendo nada -reconocí.</p><p>Los demás se acercaron, curiosos. Chencho parecía el más entusiasmado, a pesar de la mirada celosa de Rigoberta.</p><p>-¡Llevo años intentando encontrar a alguien con el dominio de la músicamancia! ¡Esto es maravilloso!</p><p>-Vale, la chica es muy maja y tal -dijo Cafre encogiéndose de hombros- pero, ¿por qué tanta emoción?</p><p>El Señor del Castillo de la Rosa le respondió:</p><p>-Los músicamantes pueden alterar la propia realidad al modificar el entramado musical que se entrelaza con nuestra existencia. Si sus poderes se combinan con un interdimensionador, el contínuo espacio temporal puede ser...</p><p>-Vale, vale -le interrumpió Cafre-. Ahora explícalo para legos.</p><p>Daniel resopló.</p><p>-Imagina que estás jugando un videojuego de rol. Puedes desarrollar tu personaje como un mago o como un guerrero. Terminas el juego como guerrero. Vuelves a jugarlo, y lo terminas como mago. Ahora, imagina que pudieras coger los puntos fuertes de esos dos personajes (que en realidad es el mismo, sólo que en historias alternativas) y fusionarlos en una versión mejorada del mismo personaje... un interdimensionador y una músicamante pueden hacer lo mismo en la realidad. Tomar los puntos fuertes de otras versiones nuestras de universos alternativos y fusionarlos en nosotros.</p><p>-Sólo entendí que vamos a jugar un videojuego -contestó Cafre abriendo los brazos, ante la exasperación del Señor del Castillo de la Rosa.</p><p>-¡No hay tiempo para más explicaciones! -dijo Désirée-. ¡Una gran nota desafinada amenaza nuestra existencia! -y añadió, mirando a Chencho-. ¡Interpretemos nuestros poderes al mismo tiempo y aumentemos nuestro poder junto al de nuestros aliados!</p><p>Y así lo hicieron. Yo mismo no entiendo lo que ocurría, pero una intensa música inundó nuestras mentes al mismo tiempo que multitud de extraños recuerdos y vivencias de nosotros mismos en universos distintos saturaban nuestras almas.</p><p>De repente, tal como había comenzado, todo terminó. Nos miramos los unos a los otros. Podíamos sentirlo. Éramos más fuertes, más inteligentes, más guapos. Incluso Vicky parecía haber crecido un par de centímetros. </p><p>Chencho estaba pletórico. Sin embargo, Désirée se extrañó y preguntó:</p><p>-Pero esos dos, el Señor del Castillo de la Rosa y Cafre, no han cambiado... ¿acaso sus versiones en este mundo eran mejores en todo que cientos de versiones en otros universos?<br /></p><p>Era cierto. Al menos en apariencia. Porque Chencho explicó enseguida:</p><p>-No. Echa un ojo a sus habilidades en vez de sus atributos... es en lo que han mejorado estos dos panolis... </p><p>Désirée comenzó a enumerar:</p><p>-El Señor del Castillo de la Rosa ha aumentado su habilidad "traición" en siete rangos; su habilidad "uso de venenos" en cuatro rangos; "apuñalar por la espalda" en cinco; "planificar maléficamente" en tres; "exterminio de héroes" en cuatro; "invertir en bolsa" en seis... ¡Ay, ay, ay! ¿Y Cafre? ¿En qué ha mejorado Cafre? Vamos a ver... no puede ser... "resistencia a embriagarse con cerveza" ha aumentado en dos rangos; "conocimiento rolero" ha aumentado en trece rangos; "dominio de preliminares sexuales" en cinco rangos; "conocimiento de anime" en ocho rangos; "silvicultura" en dos rangos...</p><p>Suspiré. Mientras seguían sonando las notas musicales en mi cabeza, me di cuenta de que ya ni siquiera estaba sorprendido.</p><p><br /><br /></p><p><br /></p>Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-87361626741455894752021-02-06T15:10:00.003-08:002021-02-06T15:10:51.413-08:00GdP2: XXXV<p>-¡Gatitos! ¡Gatitos, gatitos! ¡Gatitos! ¡Gatitoooos! ¡Gatitos, gatitos! ¡Gatitos! ¡Muchos gatitos! ¡Muchos gatitos para la nena! ¡Gatitos bonitos! ¡Gatitos chiquititos! ¡Gatitos adorables!</p><p>El lugar está lleno de los chillidos de Vicky mientras abraza, besa, acuna, apapacha y lame a un montón de cachorros de gato desconcertados por la loca que les abruma.</p><p>Fer está en lo alto de una colina, observando desde allí mi aldea ocupada, tenuemente iluminada en la noche. Me acerco hacia él, en parte deseando saber qué está pensando el hombre-dragón, en parte para alejarme de los gritos. </p><p>-¿Cómo lo llevas, Fer? </p><p>-Hola, Herji -me saluda-. Deberíamos tener novedades pronto.</p><p>-¿Novedades? -me extraño-. Creí que una vez Vicky hubiera rescatado a los gatos rehenes, ella misma iría asesinando a los miembros de La Doctrina, o lanzaríamos un ataque, o...</p><p>Fer niega con la cabeza.</p><p>-No, Herji. Estos enemigos no son un enjambre caótico. Están preparados contra nosotros y seguro que tienen algún plan alternativo para compensar la desaparición de los gatitos. Pero las piezas están ya en su sitio. Sólo tenemos que esperar.</p><p>-¿Las piezas? No lo entiendo... lo único que hemos hecho ha sido rescatar a unos cuantos gatos...</p><p>-Gracias a la información obtenida por un político comprado por un plato de canelones, no lo olvides. Eso ha hecho que la rueda comience a girar. Calculo que en unas horas, como muy tarde, La Doctrina perderá una parte de sus efectivos... y no tendremos que mover un dedo hasta que eso ocurra.<br /></p><p>No comprendo al hombre-dragón. Parece completamente seguro de sus palabras, pero no alcanzo a imaginar por qué...</p><p> </p><p>***</p><p> </p><p>Dentro de la fortaleza, se escuchan otra clase de gritos. Militarus mira con expresión ausente los alicates que sostiene en su mano, con otro diente recién arrancado.</p><p>-Así que te vendiste por un plato de canelones, permitiendo que esa ninja enana rescatara a todos los gatos. Lo que más me duele no es que se ha hayan llevado esas mugrosas bolas de pelo. Lo que me duele es la traición. Nuestra sociedad se basa en la confianza; en la lealtad. Y si cometemos un error o tenemos un momento de debilidad, lo asumimos y lo informamos a nuestro superior al instante. Es algo que los soldados tenemos grabado en nuestra alma. Pero tú te callaste, y me has obligado a interrogar a otras cinco personas antes que tú. Me decepcionas.</p><p>El desdichado solloza mientras mira sus dientes y uñas tirados por el suelo. La puerta se abre, y entran los otros cinco miembros de La Doctrina.</p><p>-Militarus -habla Políticus con expresión sombría-. Has apresado indebidamente a cinco de mis hombres de confianza. Te has extralimitado en tus funciones y no has informado a Gobernus de estos cuestionables procedimientos. Solicito formalmente a Gobernus y Legalitus que proclamen la exacción debida por tu modo de actuar.</p><p>Militarus mira con desdén a Políticus antes de responder:</p><p>-Políticus, han sido tus burócratas los que han provocado esta crisis. Han traicionado nuestros valores e ideales, y llegarán a provocar nuestra caída si se mantienen bajo tu mando, que se ha probado incompetente y falto de recursos. Propongo formalmente a Gobernus y Legalitus que se traspasen las competencias de Políticus a mi persona mientras dure esta crisis.</p><p>-Denegado, Militarus -responde Gobernus-. De acuerdo con Legalitus, has tomado una serie de decisiones que sólo corresponden a mi persona. Antes de decidir lo más mínimo, vamos a esclarecer esta situación.</p><p>-Lo único que se debe esclarecer es si Políticus sirve para algo y si tú, Gobernus, estás haciendo un buen trabajo -escupe Militarus-. Religiosus, Legalitus, Económicus, me gustaría conocer vuestra opinión al respecto.</p><p>-La traición es una gran ofensa hacia Dios -pronuncia Religiosus-. Militarus ha hecho lo correcto al aplicar la penitencia correspondiente a los pecadores. No podemos permitir que el libertinaje campe a sus anchas.</p><p>Legalitus se encoge de hombros mientras hojea un código de leyes.</p><p>-Según nuestras leyes, Militarus ha obrado incorrectamente. Pero, como bien sabemos todos, en cualquier momento puedo tachar lo dispuesto, sustituir las disposiciones necesarias y que todo sea correcto. </p><p>Economicus no habla, tan sólo mira a unos y a otros mientras intenta aparentar calma y valora de qué lado le interesa ponerse. </p><p>Gobernus levanta el tono, mientras sus guardaespaldas toman posiciones:<br /></p><p>-Militarus, quedas temporalmente despojado de tus funciones y tu rango mientras se investigan tus recientes actuaciones.</p><p>Militarus frunce el ceño mientras le rodea un grupo de soldados:</p><p>-¿Me investigas a mí cuando no has movido un dedo frente a la traición de los hombres de Políticus?</p><p><br /></p><p>***</p><p><br /></p><p>De repente, comienzan a escucharse disparos. Me pongo en tensión, pero Fer sonríe.</p><p>-Tranquilo, Herji. Estos imbéciles son tan predecibles como imaginé. Ya ha empezado.</p><p>-Ya ha empezado... ¿el qué?</p><p>-El golpe de estado -dice el hombre-dragón con una maquiavélica sonrisa en su rostro.</p><p><br /></p><p><i>Continuará</i><br /></p>Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-54786178086749871132020-06-25T17:20:00.004-07:002020-06-25T17:20:38.298-07:00Intermedio: Ramiro
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Planta decimoquinta de un viejo
rascacielos en el día más corto del año.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Ramiro echa un largo vistazo a través
de los gruesos cristales. La tarde es fría. El cielo está cubierto
de densas nubes. El edificio de enfrente se siente más gris de lo
normal.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Bebe un sorbo con resignación.
Cafeína pura en un vaso de plástico.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
La jefa dejó al mediodía un montón
de pólizas sobre su mesa. Ramiro, a veces, se pregunta si de haberla
conocido fuera de la oficina, le hubiera parecido una mujer simpática
o alegre o atractiva. Nunca podría saberlo. Dentro de la oficina,
nada parece atractivo o alegre. Ni su jefa, ni sus compañeros, ni la
monotonía del trabajo, ni las mustias plantas en las olvidadas
macetas. Mucho menos la vista de la fea ciudad que todas las mañanas
le saluda.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Y, por supuesto, tampoco él.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
El reflejo en la ventana le devuelve
la imagen de un hombre bajo, gordinflón y anodino, cuyas entradas se
hacen día a día más notorias. Parece llevar siempre la misma
camisa a rayas y el mismo pantalón color ceniza. En realidad,
cuelgan en su armario dieciocho camisas y dieciséis pantalones. Pero
todos son iguales.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
La oficina está silenciosa y vacía.
Ramiro casi siempre se va el último. Si algún compañero le
pregunta, la respuesta siempre es la misma:
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
-Saldré un poco más tarde. Tengo que
tramitar un par de pólizas.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
En realidad, Ramiro ha terminado el
trabajo hace un par de horas. Pero disfruta al quedarse a solas en la
oficina. El ritual es siempre el mismo. Organiza papeles, teclea en
el ordenador, finge que trabaja, espera a que todos se hayan ido. La
jefa siempre es la primera al marcharse. Después, poco a poco, uno
por uno, los compañeros se levantan, cogen los abrigos, musitan un
"hasta mañana" y desaparecen.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Los de la limpieza no llegan hasta un
par de horas más tarde. Ese es el lapso de tiempo del que Ramiro
disfruta. Termina el café, lanza el vaso de plástico a la papelera,
respira hondo y una breve sonrisa se atisba en sus labios.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Ramiro camina por la oficina. Vaga
entre las mesas, las fotocopiadoras y los archivos. Lentamente al
principio. Después, cada vez más rápido. Llega un momento en el
que prácticamente corre por toda la oficina. Y Ramiro se pregunta
qué pasaría si sus compañeros le descubriesen. ¿Pensarían que
está loco? O, simplemente, ¿se encogerían de hombros y le
ignorarían?</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Ramiro se detiene por fin. Intenta
controlar la respiración. El placer y el sudor se han ido
extendiendo por su cuerpo. Sus ojos brillan. Su vello está erizado.
Su piel vibra por el dulce roce de la malla rosada que esconde la
pana gris.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Ramiro, por fin, se permite sonreír.
Una sonrisa breve, corta. De hecho, la única sonrisa del día. Pero
una sonrisa.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Después de todo, Ramiro siempre había
deseado ser bailarina.</div>
Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-15681120706195356982020-06-07T19:33:00.001-07:002020-06-07T19:33:27.554-07:00GdP2: XXXIVMientras caminamos en la casi oscuridad, pisando barro y respirando el denso aire, echo una mirada furtiva a mis dos acompañantes. Somos tres personas de tres bandos enemigos, unidos por las circunstancias contra otro enemigo aún más molesto. El maletín pesa en mi mano. Quedan pocos metros para llegar a la barraca cuando Daniel, el Señor del Castillo de la Rosa, se detiene.<br />
<br />
-Necesito saber que puedo confiar en vosotros.<br />
<br />
Cafre le mira como si se hubiera vuelto loco.<br />
<br />
-Por supuesto que no puedes confiar en nosotros. ¿Qué gilipollez de pregunta es esa? Yo no me fío de ti, tú no te fías de mí, el mono no se fía de los dos y tampoco nosotros de él. Esto es una puta tregua, si quieres un abrazo te lo doy, pero no me vengas con confianza que en cuanto terminemos con lo de La Doctrina vamos a arrancarnos la cabeza mutuamente.<br />
-Me importa poco lo que tú pienses. Necesito una prueba de confianza.<br />
<br />
Cafre, con desgana, resopla. Acto seguido, se lleva la mano al pecho y pronuncia solemne:<br />
-Te prometo por Herji que no romperé la tregua hasta que hayamos derrotado a La Doctrina.<br />
<br />
Daniel y yo nos miramos. Creo que Cafre nos toma por idiotas. <br />
<br />
-Soy el villano más implacable de este mundo caótico. Durante años he llevado la destrucción a incontables héroes y mis conquistas son innumerables. ¿Crees que puedes engañarme? ¡Sé perfectamente que no te importa lo más mínimo Herji! <br />
-Joer, pues tú me dirás qué muestra de confianza quieres...<br />
-Quiero que tú y el mono me digáis cuál es vuestro color favorito.<br />
<br />
Cafre y yo hicimos una mueca. ¿Qué clase de pregunta es esa?<br />
<br />
Daniel, el Señor del Castillo de la Rosa, nos ignora y sigue hablando:<br />
<br />
-El color favorito de alguien muestra los secretos más profundos de su alma. Yo, por ejemplo, elijo el verde. El color de la fuerza, de la energía, de la riqueza y la buena suerte...<br />
-Pero si eres un loco cruel y megalómano, de qué coño me estás hablando -le interrumpe Cafre-. Y además, el verde también es el color de la traición, así que...<br />
-¡Silencio, patán! Es obvio que nunca te alzarás de ese barro en el que te arrastras si ni siquiera entiendes la psicología de los colores. ¡Ahora, responde! ¿Cuál es tu color favorito?<br />
-El gris -contesta Cafre.<br />
<br />
Durante varios minutos sólo se escucha el rumor del viento. Hasta que Daniel chilla:<br />
<br />
-¿Quién cojones elige como color favorito el gris?<br />
-¡El gris es el mejor puto color! -responde Cafre, también a gritos.<br />
-¡El gris es el color de la mediocridad! ¡De la neutralidad! ¡De la pérdida! ¿Cómo coño va a ser ese tu color favorito?<br />
-¡Mentira! ¡Es el color de la elegancia! ¡De la firmeza! ¡Del éxito!<br />
-¡Para empezar, capullo, ni siquiera es un color!<br />
-Entonces, ¿por qué lo estudian en la psicología de los colores? Di que puedes elegir cualquier color como favorito... ¡menos el blanco, el negro y el gris! ¡No me jodas!<br />
-¡No puedo confiar en alguien cuyo color favorito es el gris!<br />
-¿Qué preferirías? ¿Que eligiera una mierda color como el amarillo?<br />
-Mi color favorito es el amarillo -intervine. <br />
<br />
Vuelve a hacerse el silencio. Los tres nos miramos con odio.<br />
Y, obviamente, nos liamos a golpes.<br />
<br />
Entramos en la cochambrosa barraca cosa de media hora después. Ojos morados, narices ensangrentadas, hematomas diversos.<br />
<br />
Las tres personas que nos esperan, sentados alrededor de una ruinosa mesa, nos miran extrañados. Se trata de un hombrecillo vestido con traje oscuro y corbata a rayas, acompañado de dos guardaespaldas. El hombrecillo comienza a hablar con voz nerviosa.<br />
<br />
-Estábamos a punto de irnos. Nos arriesgamos mucho al venir aquí, y...<br />
-Sí, sí. Lo sabemos -le corta Daniel de malas maneras-. ¿Tienes la información?<br />
-Tengo todo aquí -responde el hombrecillo, mostrando un papel-. La localización de todos los cachorros de gato usados como rehenes. No sé qué queréis hacer con ésto pero, ¿por qué debería dártelo? ¿Qué te hace pensar que voy a traicionar a mis socios de la Doctrina?<br />
<br />
Cafre me hace una seña. Pongo el maletín sobre la mesa. Tecleo la clave de quince dígitos, desactivo el cierre explosivo, anulo la alarma, desmonto el cinturón de castidad y abro el maletín. Un inconfundible olor llena toda la barraca.<br />
<br />
Canelones.<br />
<br />
-La bechamel es casera -dijo Cafre-. Todo un lujo en esta realidad caótica. Hay suficiente para ti y para tus dos guardaespaldas. ¿Se cierra el trato?<br />
<br />
Antes de que respondan, puedo ver en sus ojos que sí. Se cierra el trato.<br />
<br />
Fer, el hombre-dragón, tenía razón. Cualquier político se vende por un plato de canelones. Al principio, creía que su plan sería rescatar a los gatos, meter a la ninja y que Vicky los matara a todos. Pero, no. No es así. El plan de Fer es mucho más insidioso que eso...<br />
<br />
<br />
<br />
<br />Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-76933624444981168102020-01-02T19:04:00.000-08:002020-01-02T19:08:36.244-08:00GdP2: XXXIII<br />
La música es orden y caos. Sonido y silencio. Ciencia matemática y profundo sentimiento. Todo y nada a la vez. Y esa complejidad melódica extiende sus fibras por cada rincón del multiverso. Si una persona es capaz de fundirse con esas fibras, pulsarlas, sentir el pentagrama de la misma existencia... entonces es capaz de hacer milagros.<br />
<br />
Désirée es esa persona. Es la música y la música es ella. Hasta que sintió una nota discordante en el caótico orden de la música. Supo que debía intervenir, por lo que comenzó a bailar. Su baile le hizo atravesar océanos y continentes hasta llegar a su destino...<br />
<br />
Désirée detuvo su baile y la música se transformó en carne, hueso y sangre; en una jovencita de ojos alegres, amplia sonrisa y voluptuoso cuerpo, con la música haciendo brillar su cabello y los velos que porta, en caleidoscópicos reflejos azules y púrpuras...<br />
<br />
Pero algo va mal. Désirée lleva su mano a la nariz y contiene una naúsea. Su baile la ha llevado hasta una inmensa y yerma llanura de tierra gris cubierta de miles, quizás millones, de cadáveres en descomposición. Numerosas bandadas de buitres, tan panzudos que casi no pueden ni revolotear, brincan de aquí para allá. Al mismo tiempo, un grupo de cinco o seis personas vestidas completamente de negro (a excepción de una mascarilla blanca que cubre sus bocas y narices), arrastran los destrozados cadáveres, uno por uno, y hacen montones con ellos. Después barren la tierra y echan lejía. Saben que sus vidas no son lo suficientemente largas como para terminar de limpiar la llanura, pero es su labor. Y ellos son personas resignadas. Abnegadas. Decididas. Impasibles. Entregadas. Son tramoyistas.<br />
<br />
Désirée se acercó a ellos.<br />
<br />
-¡Hola! Disculpen, ¿puedo hacerles una pregunta?<br />
-¡Hola, bonita! Sí, claro, ¡tú dirás!<br />
-Es que se supone que yo debía aparecer en una gran batalla. Pero... acabo de llegar y resulta que no hay batalla, está todo lleno de cadáveres, no entiendo...<br />
-Bueno, sí, aquí hubo una gran batalla. Pero estamos hablando de la entrada número seis de esta mierda historia.<br />
-¿Eh? ¡No me digan que he llegado tarde! ¡Pero si sólo me di una ducha! ¿Por qué entrada va ya la historia? ¿La nueve? ¿La diez?<br />
<br />
El tramoyista miró a Désirée con una mezcla de extrañeza y compasión al responder.<br />
<br />
-La historia lleva más de treinta entradas. La número seis fue escrita en septiembre del 2016 y estamos empezando el 2020...<br />
<br />
-¡Cagüenlaputa!<br />
<br />
Y, jurando en gaélico de una manera muy fea, Désirée se convirtió de nuevo en música y comenzó a dar saltos espacio-temporales a ritmo de foxtrot.<br />
<br />
***<br />
<br />
En otro lugar, muy lejos de allí, Daniel, Cafre y Cuchuflí Montoya caminan con paso decidido bajo un nocturno cielo sin estrellas.<br />
<br />
El gran simio suspira.<br />
-No me gusta ésto.<br />
<br />
Daniel, el oscuro señor del Castillo de la Rosa, lo ignora.<br />
Cafre se encoge de hombros.<br />
<br />
-A mí no es que me guste ni me disguste. Es que no me apetece, es una jodienda...<br />
-Soy una criatura caótica pero me siento sucio prestándome para algo así.<br />
-Te entiendo. Pero Herji, Chess y Rigoberta son parte implicada. Aunque la idea haya sido de mi cuñado, él mismo es incapaz de contenerse. Y lo mismo sirve para Vicky. Chencho sería perfecto, pero no podemos arriesgarnos a que le dé uno de sus cortocircuitos. El bueno de Sir Rosis es demasiado noble y, desde luego, Cubbi no pega para este trabajo. Quedamos nosotros. <br />
-¿Estás seguro que el plan de Fer funcionará?<br />
-No lo sé. No soy tan listo como él, así que no sé si funcionará. Pero si mi cuñado piensa que va a funcionar, posiblemente es porque vaya a funcionar. Yo confío en él. Anda, alegra la cara. Prometo invitarte a un té negro cuando todo esto termine.<br />
-Cuando todo termine, terminará también nuestra tregua. Deberemos matarnos unos a otros.<br />
-Ah, sí. Tienes razón. Bueno, propongo que la tregua no termine hasta que te invite a ese té. ¿Hace? <br />
-Hace.<br />
-Bueno, atentos ahora... ahí está la barraca donde tendrá lugar la reunión. <br />
<br />
Y Cuchuflí Montoya, el gran simio, apretó contra su pecho el maletín que portaba y del que dependía el éxito de la misión.<br />
<br />
Y sí, en un momento tan poco apropiado, Cafre comenzó a cantar una de los Pollastres Mitológicos:<br />
<br />
<i><br /></i>
<i>Quería decir algo trascendental</i><br />
<i>y parecer interesante.</i><br />
<i>Quería aparentar</i><br />
<i>que soy hombre de mundo</i><br />
<i>y que nada de esto me afecta.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Pero el café se enfrió, </i><br />
<i>la cerveza se calentó</i><br />
<i>y lo más interesante en mí</i><br />
<i>son mis pies cubiertos de barro.</i><br />
<i><br /></i>
<i>No te das cuenta.</i><br />
<i>No dejas de hablar</i><br />
<i>y aprietas mis dedos en tu mano.</i><br />
<i>Yo te miro, callo</i><br />
<i>y, en un gesto nervioso,</i><br />
<i>me rasco la cicatriz.</i><br />
<i>Me pregunto como reaccionarás, </i><br />
<i>cuando comprenderás</i><br />
<i>que, mientras haces planes de futuro,</i><br />
<i>yo llevo días despidiéndome de ti.</i><br />
<i>Tú te sientas a mi lado, feliz,</i><br />
<i>y yo estoy a kilómetros de aquí;</i><br />
<i>en un lugar oscuro </i><br />
<i>al que deseo tanto como temo,</i><br />
<i>a donde siempre regreso.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Quería aparentar </i><br />
<i>que soy hombre de mundo</i><br />
<i>y que puedo afrontar </i><br />
<i>lo que haya de pasar.</i><br />
<i>Pero no estoy preparado </i><br />
<i>para quedarme a tu lado.</i><br />
<i>Y preferiría no escuchar</i><br />
<i>que me pretendas acompañar. </i><br />
<br />
<i>No lloro, ni río, ni siento.</i><br />
<i>Tú sigues hablando.</i><br />
<br />
<i>Yo estoy muy lejos.</i>Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-63399312592041264762019-11-18T18:31:00.001-08:002019-11-19T01:04:44.657-08:00GdP2: XXXII<br />
Respiro hondo. Un hedor acre inunda mis pulmones. A duras penas consigo que mis manos dejen de temblar. Los ojos me lloran. Quiero pensar que es por las nubes de gas y no por los compañeros que han muerto. El sonido de las balas parece detenerse por un momento. Están recargando. Miro hacia arriba. Busco el cielo, pero sólo veo humo.<br />
<br />
El cadáver de Fresón, la fiel montura de Sir Rosis, me sirve de improvisada trinchera. De repente, entre varias explosiones, escucho lo que parece una melodía. ¿Estoy acaso desvariando? Echo una rápida ojeada al campo de batalla y mi corazón se encoge.<br />
<br />
Es Cafre. Transformado en hombre-chivo, lucha contra un pelotón de soldados. Los enemigos disparan, pero a él no parece importarle las balas que perforan su cuerpo. Les embiste, quebrando huesos y rompiendo cabezas. No sé si admirarle o compadecerle. Si en su forma alternativa tuviera el suficiente cerebro, sabría que sus heridas son ya mortales. Pero no lo sabe. Y mientras la parca no decide que ha sido suficiente, continúa luchando. Si le quedan minutos o segundos de vida, sólo el destino lo sabe.<br />
<br />
Y mientras riega con su sangre el campo de batalla, en su desvencijada radio suena su grupo favorito, "Los Pollastres Mitológicos".<br />
<br />
<i>Otra noche sueño contigo</i><br />
<i>aunque aún siga sin conocerte.</i><br />
<i>En este plano oscuro</i><br />
<i>sólo intuyo la línea que nos une.</i><br />
<i>Mis ojos buscan el punto</i><br />
<i>donde consiga encontrarte.</i><br />
<i>Reconozco que dudo </i><br />
<i>si lo conseguiré en esta vida</i><br />
<i>o será ya en la siguiente.</i><br />
<i>No importa.</i><br />
<i>Aunque sólo me quede la muerte</i><br />
<i>seguiré corriendo hacia ti.</i><br />
<br />
<i>Cierro los ojos y sueño</i><br />
<i>y te busco sin ser consciente.</i><br />
<i>Quiero creer que existe</i><br />
<i>la línea invisible que nos une.</i><br />
<i>Que, aunque tiempo y espacio</i><br />
<i>se retuercen,</i><br />
<i>tú también me sientes.</i><br />
<i>Quiero descifrar</i><br />
<i>la pista que me dejé a mí mismo</i><br />
<i>cuando estaba borracho y dormido.</i><br />
<i>Mas sólo veo un garabato;</i><br />
<i>tengo miedo de volver a dormir</i><br />
<i>por si todo cobra sentido</i><br />
<i>y deja de tenerlo al despertar. </i><br />
<i><br /></i>
<i>Mi pecho se oprime</i><br />
<i>al querer llenarse con lo que aún no eres.</i><br />
<i>Mi voz se enmudece</i><br />
<i>al escuchar la realidad.</i><br />
<i>Mi razón quiere justificar</i><br />
<i>lo que no tiene existencia.</i><br />
<br />
<i>Mi instinto quiere cambiar la canción,</i><br />
<i>quiere olvidarte antes de que llegues;</i><br />
<i>prefiere caminar con mi única compañía</i><br />
<i>y me mira, mitad pena, mitad desprecio. </i><br />
<i>Me siento tentado de darle la razón;</i><br />
<i>pero eso implica reconocer </i><br />
<i>que he desperdiciado mi vida</i><br />
<i>y prefiero creer la esperanza de una mentira</i><br />
<i>antes que en una realidad vacía.</i><br />
<br />
La música termina, antes de tiempo, con una explosión. También la vida de Cafre. Mi compañero, el que tantos dolores de cabeza me provocó, el supuesto salvador de mi pueblo, cae al suelo desmembrado. Recuerdo que esa canción terminaba con el instinto llamando gilipollas al autor y reventándole la cabeza para que dejase de sufrir.<br />
<br />
Se hace, por un instante, el silencio en el campo de batalla.<br />
<br />
El humo se dispersa. Veo a Chencho tendido sobre las piernas de Rigoberta. La sanadora llora mientras, impotente, intenta devolver la salud al maltrecho cuerpo. Grita que le ama, que le ama desde la primera vez que le vio. Pero Chencho no tiene fuerzas para responder. Sólo consigue alzar la mano lo suficiente como para acariciar una mejilla anegada en lágrimas.<br />
<br />
Me levanto. Todo está perdido, pero aún puedo llevarme a alguno por delante. Ni siquiera eso me es concedido. Sin comprender, siento cómo algo atraviesa mi espalda y veo sobresalir la hoja de una espada por mi abdomen. La voz de Daniel, el Señor del Castillo de la Rosa, resuena en mi nuca.<br />
<br />
-Lo siento, Herji. Esta batalla se ha perdido. Prefiero apostar a caballo ganador.<br />
<br />
Todo se vuelve negro.<br />
<br />
-Y ya está -dijo Chess, recogiendo sus dados de hueso-. Ese es el relato de los antiguos espíritus difuntos. Lo siento, Herji. Según sus predicciones, todos morimos si decidimos seguir esa mierda de estrategia tuya.<br />
<br />
Sentí como todos me miraban con cara de circunstancias. Tragué saliva. <br />
-¿Puedo preguntar cuántos posibles futuros alternativos has visto?<br />
Chess me miró como si fuera imbécil.<br />
-¿Posibles futuros alternativos? ¿De qué coño hablas? ¿Te crees que estás en una película de superhéroes? Yo le he preguntado a los antiguos espíritus difuntos si tu estrategia tendría éxito. Y la respuesta está clara. Nos fostian de mala manera. Así de claro. Fin de la consulta.<br />
<br />
No conseguí controlar mi frustración. Me encaré con el Señor del Castillo de la Rosa. <br />
-¡Aunque quizás nuestras posibilidades sean mejores si terminamos con un traidor antes de que él termine con nosotros!<br />
Daniel me miró como quien mira a un insecto.<br />
-¿Estás seguro que me quieres acusar de algo que no ha ocurrido?<br />
<br />
En ese momento Chencho se acercó con ademán serio.<br />
-Herji, ¿podemos hablar a solas?<br />
Asentí con la cabeza y nos alejamos unos metros de los demás.<br />
<br />
-Dime, Chencho.<br />
-Herji, ¿estás seguro de que ese destino sea erróneo? Quizás debamos llevar a cabo tu plan de todos modos.<br />
-¿Qué? ¿De qué me estás hablando? ¡Pero si nos matan a todos!<br />
-Sí, pero si te fijas, Rigoberta y yo terminamos juntos...<br />
-¡Morís juntos! ¡Es algo distinto!<br />
-No sé, a mí me parece tierno...<br />
<br />
Si no fuera porque en ese momento llegaron Fer y Cafre, habría estrangulado a nuestro interdimensionador.<br />
-¿Y vosotros? ¿Qué queréis? <br />
-Sé cómo vencer a La Doctrina -respondió el hombre-dragón.<br />
<br />
Miré a Fer a los ojos. Y supe que decía la verdad.<br />
<br />
<i>Continuará</i><br />
<br />Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-74213863340647806982019-10-07T17:00:00.000-07:002019-10-07T17:00:00.606-07:00GdP2: XXXISir Rosis tomó la palabra y me señaló:<br />
<br />
-Campeón Hernández Jiménez de Nueva Ávila, informalmente conocido como Herji. Has intentado tomar el liderazgo de esta alianza y has comenzado a formular una estrategia. Yo mismo te he enfrentado en combate y reconozco que eres un luchador digno. Además, el objetivo es salvar tu propia tierra. No me opongo a que tomes el mando, pero sólo puedo hablar por mí. Propongo que hagamos una votación. Aquellos que lo acepten como líder, que se coloquen a su derecha. Aquellos que no, a su izquierda.<br />
<br />
Suspiré, sin querer mirar.<br />
<br />
A mi derecha estaban el propio Sir Rosis, Chess, Vicky, Rigoberta, Cuchuflí Montoya, Cubbi, Fresón y el pavo gigante de Cafre. A la izquierda se hallaban Fer, Chencho, el Señor del Castillo de la Rosa y Cafre.<br />
<br />
-¡Vicky, joía disléxica, es la otra izquierda! -se escuchó una voz.<br />
-¡Ostras!<br />
<br />
Y la ninja corrió a colocarse a mi izquierda.<br />
<br />
-Pero, ¿seréis cabrones? -grité a los que erróneamente creía que eran mis fieles compañeros.<br />
<br />
-Ejem... bueno, por un resultado de siete a cinco, Herji tiene la oportunidad de dirigir esta alianza -resumió Cuchuflí Montoya-. ¿Cuáles son tus órdenes?<br />
-¿Mis órdenes? Mis órdenes no son otras que agarrar a esos hijos de puta de La Doctrina y arrancarles el corazón aún palpitante. Lo que vamos a discutir ahora, es cómo hacerlo..<br />
<br />
Y para dar más énfasis a mis palabras, invoqué a mis dos lobos espirituales.<br />
<br />
Mi intención es que quedara una estampa molona, en plan conmigo en primer plano, con expresión decidida, marcando músculos, cerrando el puño y flanqueados por los lobos...<br />
<br />
Pero, sí.<br />
<br />
Olvidé que estaba Vicky.<br />
<br />
-¡Cositas monas! ¡Cositas peluditas! ¡Gatitos lobitos! ¡Gatitos perrunos! ¡Gatitos bonitos! ¡Gatitos aulladores! -gritó la ninja, toda entusiasmada, mientras agarraba por el cuello a mis animales espirituales, abrazándolos y prácticamente ahogándolos.<br />
<br />
Suspiré.<br />
<br />
-Oye, ¿cómo haces ese truco de los lobos? -me preguntó Fer.<br />
-Se supone que cada uno de nosotros tenemos un tótem animal que nos protege -expliqué-. Con mucha meditación y entrenamiento, podemos invocarlo de modo que la energía espiritual se manifieste en este mundo físico.<br />
-¿Eso significa que cada uno de nosotros tenemos un tótem?<br />
-Así es -respondí-. Mis ojos pueden ver sus auras. ¿Queréis saber qué tótem protector tenéis?<br />
-¡Sí!<br />
<br />
Sonreí. El truco del tótem siempre levanta la moral. Me concentré un momento y dirigí mi mirada hacia los que ahora eran mis soldados. Ya sabía que, como criaturas del Caos, Sir Rosis, Cuchuflí Montoya, Cubbi y Fresón no tenían tótem protector. Es algo completamente incompatible con las energías caóticas. Pero, sí. Reconozco que yo tenía mucha curiosidad por saber el tótem del resto...<br />
<br />
Miré a Rigoberta. Una tórtola me devolvió la mirada.<br />
<br />
Miré a Chess. Un escorpión levantó el aguijón.<br />
<br />
Miré a Daniel, el Señor del Castillo de la Rosa. Una terrible araña siseó en el centro de su red.<br />
<br />
Miré a Chencho. Un... un shiba inu ladró moviendo la colita.<br />
<br />
Miré a Fer, el hombre-dragón. Eh... esto... un hombre barbudo saludó con los brazos en alto, con una hoz en una mano y un martillo en la otra...<br />
<br />
No, en serio, ¿qué cojones?<br />
<br />
Miré a Vicky. Un inmensa criatura con cuerpo de mujer, cabeza de gata doméstica y adornos egipcios parecía ocupar todo el firmamento. Ni se dignó a devolverme la mirada.<br />
<br />
¿En serio?<br />
<br />
Miré a Cafre. Un hombre canoso, extremadamente delgado, me miraba con los ojos inyectados en sangre y una taza en la mano. Su cuerpo temblaba sin cesar. Vestía una túnica blanca, manchada debido al café que derramaba por los temblores. Dos raquíticos alones, ya sin plumas por el estrés, decoraban su espalda. <br />
<br />
Así fue como descubrí que Cafre no tenía tótem, sino ángel de la guarda.<br />
<br />
-¿Y bien? ¿Cuál es nuestro tótem?<br />
-Gatitos bonitos -respondí. <br />
<br />
<br />
<i>Próximo capítulo: Herji lidera el ataque contra la doctrina (a menos que se me ocurra alguna otra mierda para rellenar)</i>Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-86205837321480425542019-08-25T11:10:00.003-07:002019-08-25T11:13:45.091-07:00GdP2: XXX-¡Amenazó gatitos! ¡Gatitos! ¡Lo mataré! ¡Juro que lo mataré!<br />
<br />
Quien así chillaba era Vicky, yendo de aquí para allá, al tiempo que hacía grandes aspavientos. Como portaba una nagakami en una mano y una kuga en la otra, teníamos que estar atentos para esquivar o saldría volando alguna de nuestras orejas.<br />
<br />
Resoplé. Era obvio que el encuentro de la ninja con Militarus, el integrante de La Doctrina, la había alterado profundamente. Eso, sumado a que esta alianza entre el Comando Caprino y los restos del Grupo Armado Mata-Cabras no me inspiraba confianza alguna, hizo que me decidiera. Después de todo, soy Herji. Soy el campeón de Nueva Ávila. Es necesario que demuestre mi resolución. Di un paso al frente.<br />
<br />
-¡Suficiente! ¡Que nuestras cabezas permanezcan calmadas! Entre nosotros se encuentran varios de los seres más poderosos de este mundo. ¡Podemos vencer a La Doctrina! Empecemos tramando un plan de acción. Se me ocurre que, con sus monturas, Sir Rosis y Cafre encabecen un asalto frontal mientras Vicky y Chess...<br />
-Ya, ya, muy bien. Corta el rollo, tío -me interrumpió Cafre-. ¿Quién te ha elegido líder? ¡El Comando Caprino sólo sigue las órdenes de nuestra jefa, Celia!<br />
<br />
Le miré sin comprender. Tragué saliva antes de contestarle:<br />
<br />
-Tu "jefa" se largó hace como tres entradas de esta mierda blog, harta de que no le hiciérais caso.<br />
<br />
Cafre puso cara de incredulidad y masculló mientras miraba alrededor. Después se dirigió a sus compañeros:<br />
<br />
-¡Vicky! ¡Fer! Dice el capullo de Herji que Celia se ha pirado. No puede ser, ¿verdad?<br />
-Qué va -dijo extrañado el hombre-dragón-, si estaba aquí mismo... ¿no? Oh, espera...<br />
-Yo no la veo -Cafre abrió los brazos.<br />
-¿No está Celia? -preguntó Vicky-. Jobar, no me había dado cuenta...<br />
-¿Qué vamos a hacer? -se alarmó Cafre- ¡Dependemos de su liderazgo!<br />
<br />
A mí se me hinchó la vena y empecé a gritar:<br />
-¿Qué coño es eso de depender de su liderazgo? ¡No le habéis hecho nunca ni puto caso! ¡Se fue porque pasabais de ella! ¡Joder! ¡Si ni os habíais dado cuenta de que se había ido!<br />
<br />
Se hizo un momento de silencio. Cafre se acercó y puso una mano en mi hombro. <br />
-Herji. Te doy las gracias. Nos has hecho comprender que no necesitamos a Celia para luchar. Has aumentado la confianza en nosotros mismos. Gracias, hermano. <br />
-Tranquilo, compañero. No ha sido nad... ¡No! ¿Qué coño? ¡No! -grité a punto de echarme a llorar- ¡No has entendido lo más mínimo de lo que he dicho!<br />
<br />
Me di la vuelta y me alejé dando grandes pasos. Estos imbéciles podían volver loco a cualquiera, no me extraña que su jefa se hubiera pirado ya dos veces. Respiré hondo. En ese momento, escuché a otros dando voces. Daniel, mejor conocido como el Señor del Castillo de la Rosa, y Chencho, el poderoso interdimensionador, estaban discutiendo acaloradamente. La cuestión es, ¿quiero saber el motivo? Suspiré. Me acerqué.<br />
<br />
-¡No tengo intención de unirme a esta estúpida alianza! -gritaba Daniel.<br />
-¡Me parece perfecto! -asentía Chencho- ¡Porque yo tampoco quiero que te unas! ¡Puedes irte ya con viente fresco!<br />
-¡Ni se te ocurra decir qué tengo que hacer! ¡Si quiero quedarme, lo haré!<br />
-¡Yo no quiero que te quedes!<br />
-¡Razón de más para quedarme!<br />
-¡Podemos encargamos de La Doctrina sin ti!<br />
-¡Te puedo decir lo que os vais a comer si no me tenéis a mí!<br />
-¿No decías que te ibas? ¡Vete!<br />
-¡Ahora no quiero!<br />
<br />
Y así, Daniel, el Señor del Castillo de la Rosa, se unió a nosotros. <br />
<br />
Empiezo a entender a Celia. Y eso me preocupa. Profundamente.<br />
<br />
<i>Continuará</i><br />
<br />Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-19257556007977277382019-05-14T18:45:00.000-07:002019-05-14T18:45:30.290-07:00GdP2: XXIX<br />
La luna llena brilla sobre mi cabeza. Una tenue brisa me acaricia. En otras circunstancias, diría que la noche es hermosa. Esta vez, no. Esta noche, la luna es otra enemiga.<br />
<br />
No debería influir demasiado. Las hojas de mis armas están teñidas de negro para evitar que un destello revele mi posición. Puedo caminar sobre hojas secas sin que se escuche el más leve crujido. Puedo estar a tu lado a plena luz del día y, si yo no quiero, no te darás cuenta. Soy la más silenciosa. Soy indetectable. Soy...<br />
<br />
-Ya, joder, no te des tantos aires. Es porque eres tan bajita, que es muy fácil que no te vean... ¡ah! ¡No! ¡Con la kusarigama, no! ¡Ay! ¡Mis tripas! ¡Avisad a Rigoberta! ¡Que se me salen las tripas...!<br />
<br />
Como decía antes de que el imbécil de mi hermano me interrumpiera, soy la mejor ninja que existe. Soy Vicky. La persona más experta de este mundo en bojutsu, kuji-kiri, aikido, naginatajutsu, kyudo, hapkido, suijutsu, shinobi iri, inton jutsu, cho ho, kayakujutsu, crochet y punto de cruz.<br />
<br />
Nadie puede detenerme. Y menos lo harán esos idiotas de La Doctrina. <br />
<br />
Herji describió su pueblo de Nueva Ávila como poco más que una aldea. Sin embargo, unas murallas de doce metros de altura, hechas de hormigón armado, rodean el lugar. La construcción es reciente. Según el Grupo Armado Mata-Cabras, los de La Doctrina llegaron a usar civiles como escudos humanos. Si no tienen escrúpulos, me parece bien. Yo tampoco los tendré. <br />
<br />
Um. Estoy pensando... las murallas no son muy efectivas contra las manifestaciones caóticas. Estas murallas (en realidad, cualquier cosa que exista en este mundo) pueden convertirse en flores, gusanos, caramelos chupados, leche de cabra o todo junto, en menos de un segundo. Alguien se ha esforzado mucho en construirlas y hay guardias patrullando, sí. Pero eso no detendrá una maera caótica. Y tampoco me detendrá a mí.<br />
<br />
Dicho y hecho. En menos de cinco segundos he cruzado el muro de hormigón y he puesto a dormir a dos guardias. ¿Lo he dicho ya? ¡No hay quien pueda detener a la mejor ninja!<br />
<br />
Fundiéndome con la noche, me muevo sin ser advertida. Detrás de las murallas, el paisaje no es homogéneo. Viviendas de diversos tipos salpican el lugar aquí y allá, aparentemente sin orden alguno y sin observar la más mínima recomendación urbanística. Improvisadas chabolas, tiendas de campaña, cabañas hechas con troncos y ramas, casas sencillas de adobe... Me pregunto si ésto es la población original de Nueva Ávila. Quizás lo sea. Lo que tengo claro que no lo es, es la gran fortaleza que se alza en el centro del lugar. También construida en hormigón armado y rodeada de alambradas, parece un gigantesco y feo búnker de tres pisos. Veo al menos dos torretas con armas en su azotea, y varios guardias que vigilan un gran portón blindado. Poca cosa, si se trata de impedir que yo pase.<br />
<br />
Así es. Ya estoy dentro de la fortaleza, y ni se han enterado. Se supone que mi misión consiste únicamente en recopilar información, pero dado lo sencillo que está resultando todo, me planteo acabar uno a uno con todos los dirigentes de La Doctrina. Mmmm... mejor no me despisto. El interior del búnker es laberíntico, lleno de pasillos y puertas que no sé a donde llevan. Me cruzo con varios guardias y lo que parecen intendentes, oficiales o administrativos, pero no me ven. Nadie puede verme, si yo no quiero.<br />
<br />
Una habitación llama mi atención. Parece una opresiva sala de reuniones, con una gran mesa rodeada de una docena de sillas, llena de cuadernos y papeles. Decido echar un vistazo... y no puedo creerlo. Entre hojas de inventario y memorandos, hay informes. Informes sobre los potenciales enemigos de La Doctrina, incluyendo los componentes del Grupo Armado Mata-Cabras... y el Comando Caprino. Comencé a hojear rápidamente <br />
<br />
<i>Nombre: Rigoberta. Facción: Nueva Ávila. Habilidades o poderes: Sanación nivel A++. Debilidades: Nulas habilidades de combate.</i><br />
<br />
<i>Nombre: Némesis. Facción: Caos. Habilidades o poderes: Combatiente nivel A+. Debilidades: Caído en desgracia. Nota adicional: Montura (Chupacabras) - Actualización: Montura fallecida en combate.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Nombre: Mariscal de Campo. Facción: Caos - Grupo Armado Mata-cabras. Habilidades o poderes: Combatiente nivel B; regeneración (muerto viviente). Debilidades: Alta probabilidad de rotura de huesos. </i><br />
<i><br /></i>
<i>Nombre: Carol. Facción: Independiente, anteriormente Comando Caprino. Habilidades o poderes: Elementalista nivel A++. Debilidades: No se conocen debilidades a explotar.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Nombre: Cafre. Facción: Comando Caprino. Habilidades o poderes: Combatiente nivel B++; forma alternativa (hombre chivo). Debilidades: Inestabilidad mental. Nota adicional: Usa un número indeterminado de pavos gigantes como monturas.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Nombre: Míster Transssporterr. Facción: Independiente - aliado ocasional de miembros del Comando Caprino. Habilidades o poderes: Teletransportación nivel A+++ (margen de error aproximado de 3 a 7 kilómetros). Debilidades: Tendencia a sufrir lapsus y pérdidas de consciencia. </i><br />
<i><br /></i>
<i>Nombre: Vicky. Facción: Comando Caprino. Habilidades o poderes: Ninja nivel A+. Debilidades: G...</i><br />
<br />
-Interesante, ¿no es así?<br />
<br />
La voz suena a mi espalda. Doy un respingo, y salto sobre la mesa al tiempo que desenvaino mi ninjato y adopto una postura defensiva. Imperdonable. Me he distraído tanto leyendo los informes que he bajado la guardia. En la puerta hay un feo hombretón. Lleva gafas de sol y un uniforme marcial color verde caqui. Una pistola y una cartuchera cuelgan de su cinturón. Mientras habla, entra en la sala con aparente calma.<br />
<br />
-Mi nombre es Militarus. Soy el responsable de que existan esos informes que tanto te interesan. Tenemos muchos enemigos motivados por la ignorancia y la envidia, por lo que debemos estar preparados para todo. Supuse que si alguien podía llegar hasta aquí, serías tú.<br />
-Me siento halagada. Ahora, dime... ¿qué me impide matarte aquí y ahora?<br />
-Oh, no sé si llegaste a leer tu informe, pero sabemos tus puntos débiles. No estoy solo.<br />
<br />
No. No puede ser. Eso son... ¿maullidos? Entran al menos trece soldados, cada uno con un gatito de pocos meses en una mano, y una pistola apuntando al animalito en la otra.<br />
<br />
-No te subestimo, señorita ninja -dice el llamado Militarus-. Sé que eres tan rápida como para terminar con mi vida y con la de varios de mis hombres en un único movimiento. Pero dudo que puedas salvar a todos los gatitos.<br />
<br />
Por dentro, aúllo de frustración. Tiene razón. No puedo. Los gatitos maullan sin comprender qué puede ocurrirles. <br />
<br />
-Doy por hecho que no te unirás a nosotros. Así que te ofrezco simplemente que salgas de aquí y no vuelvas a molestarnos. De ese modo, no se derramará sangre no humana. Creo que nos entendemos...<br />
<br />
No ha terminado de hablar Militarus y yo ya he desaparecido ante sus ojos. Salgo lo más rápidamente que puedo de la fortaleza de La Doctrina y echo a correr bajo la luz de la luna. Tengo que informar a los demás. Nos enfrentamos a monstruos. Monstruos con forma humana. Monstruos...<br />
<br />
<i>Continuará</i>Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-56963188714329021932019-04-29T16:32:00.002-07:002019-04-29T16:35:36.310-07:00GdP2: XXVIII<br />
Aún necesité un par de horas hasta que mis dolores desaparecieron por completo.<br />
<br />
El cielo había enrojecido con la llegada del ocaso. El estridular de los grillos gigantes se volvía insoportable por momentos. El olor de los cadáveres de demonios descomponiéndose en el campo de batalla me hacía sentir naúseas. No entendía como esta puta gente, enemigos mortales hasta hace un rato, podía estar tranquilamente ahí, hablando unos con otros.<br />
<br />
Decidí acercarme. Tanto los miembros del Comando Caprino como los del Grupo Armado Mata Cabras comían brochetas (supuse que hechas con carne de demonio) y conversaban, separados en pequeños grupos.<br />
<br />
La ninja Vicky y su novio, el hombre-dragón llamado Fer, discutían estrategias junto al simio gigante Cuchuflí Montoya y el caballero Sir Rosis. Los cuatro parecían estar decididos a atacar a La Doctrina por simple cuestión ideológica.<br />
<br />
Decidí pasar de largo. Por lo general, me encanta hablar sobre tácticas, ataques y defensas, pero no tenía la cabeza para pensar demasiado. <br />
<br />
Por otro lado, Chencho, Cafre y el Señor del Castillo de la Rosa estaban charlando, apartados del resto y haciendo grandes aspavientos. Me picó la curiosidad. ¿De qué estarían hablando estos tres? ¿Acaso no se odiaban?<br />
<br />
Me acerqué. Ninguno de ellos hizo ademán de cambiar de tema o mostrarse incómodo por mi llegada.<br />
<br />
-No puedo -decía Chencho, con la mirada baja y negando con la cabeza.<br />
-Ridículo -contestó el Señor del Castillo de la Rosa.<br />
-¡Es lo más fácil del mundo! -exclamó Cafre abriendo los brazos.<br />
-No puedo -repitió Chencho, con la mirada baja y negando con la cabeza.<br />
-Ridículo -se reafirmó el Señor del Castillo de la Rosa.<br />
-¡Es lo más fácil del mundo! -exclamó nuevamente Cafre abriendo los brazos.<br />
-No puedo -repitió Chencho, con la mirada baja y negando con la cabeza.<br />
-Ridículo -se reafirmó el Señor del Castillo de la Rosa.<br />
-¡Es lo más fácil del mundo! -exclamó nuevamente Cafre abriendo los brazos.<br />
-No puedo -repitió Chencho, con la mirada baja y negando con la cabeza.<br />
-Ridículo -se reafirmó el Señor del Castillo de la Rosa.<br />
-¡Es lo más fácil del mundo! -exclamó nuevamente Cafre abriendo los brazos.<br />
-No puedo -repitió Chencho, con la mirada baja y negando con la cabeza.<br />
-Ridículo -se reafirmó el Señor del Castillo de la Rosa.<br />
-¡Es lo más fácil del mundo! -exclamó nuevamente Cafre abriendo los brazos.<br />
-No pued...<br />
-Perdón por interrumpir pero, ¿qué coño pasa aquí? -pregunté, aliviado por romper el bucle.<br />
<br />
Los tres me miraron. Cafre fue quien contestó:<br />
-¡Hola, Herji! Nada, es sólo que a Chencho le gusta una chica.<br />
-¿Mi compañera Rigoberta? Eso lo sabemos todos, los dos son libros abiertos -dije sin darle importancia, hasta que me di cuenta que Chencho me miraba rojo como la grana.<br />
-¿Lo ves? -Cafre le dio una palmada al interdimensionador-. ¡La tienes en el bote!<br />
-¡No es tan fácil! -gritó Chencho.<br />
-¡Es lo más fácil! -contestó Cafre.<br />
-¡Me gustaría verte a ti! -resopló Chencho mientras le señalaba.<br />
<br />
Cafre asintió con la cabeza.<br />
-Muy bien. Te haré una demostración. Y si sale bien, tú debes hacer lo mismo con Rigoberta. ¿De acuerdo?<br />
-De... de acuerdo... -contestó Chencho, aparentemente no demasido seguro.<br />
-¡Chess! ¡Chess! -llamó a voces Cafre.<br />
<br />
La nigromante se acercó desconfiada, con paso lento.<br />
-¿Se puede saber qué tripa se te ha roto?<br />
-Oh, nada -Cafre se encogió de hombros-. Es sólo que, con todo el jaleo de las últimas horas, creo que todos necesitamos un poco de relax, y yo había pensado en ti. ¿Te apetece un poco de sexo sin compromiso?<br />
Chess miró a Cafre como quien mira a una hormiga.<br />
-En circunstancias normales, te asesinaría. Pero es tu día de suerte. Me han machacado tanto el ego que, la verdad, lo necesito. Hagámoslo.<br />
<br />
Y así, Chess y Cafre se alejaron juntos, no sin que éste último susurrara a Chencho un casi inaudible "ahora te toca a ti".<br />
<br />
Nuestro amigo interdimensionador estaba pálido. Tragó saliva y se acercó a la sanadora. <br />
-Ri... Rigoberta...<br />
-¡Chencho, querido! ¡Dime!<br />
-Oh... oh, nada... es sólo... es sólo que... con todo el jaleo... de las últimas horas... creo que todos necesitamos... un poco de relax y... y yo había... yo había... yo había pensado...<br />
-¿Sí? ¿Tú habías pensado? -preguntó Rigoberta mientras tomaba la mano de Chencho.<br />
-Yo... yo... yo había pensado...<br />
<br />
Y de repente, Chencho, nuestro interdimensionador, el más poderoso de todos los presentes, con la cara completamente roja, se desmayó frente a Rigoberta.<br />
-¡Chencho! -gritó la sanadora mientras comenzaba a usar su magia curativa en él-. ¡Chencho! ¡Vuelve!<br />
<br />
El Señor del Castillo de la Rosa resopló con desdén.<br />
-Ridículo.<br />
<br />
<i>Próximo capítulo: A hostias con La Doctrina</i><br />
<br />
<br />
<br />Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-47343749954785095412019-02-26T16:59:00.004-08:002019-02-26T16:59:45.961-08:00GdP2: XXII<br />
Abrí los ojos. Todo mi cuerpo dolía. Podía sentir cada una de mis células ardiendo de dolor. El rostro de Chess ocupaba todo mi campo visual.<br />
<br />
-¿Herji? ¿Estás despierto? Te desmayaste y Rigoberta gastó un montón de energía curativa en ti. Por un momento, no supe si mi nigromancia sería más apropiada que sus sanaciones...<br />
<br />
Me incorporé despacio. La cabeza me daba vueltas y mis oídos zumbaban.<br />
<br />
-¿La batalla? -pregunté-. ¿Hemos ganado?<br />
<br />
Chess se encogió de hombros al responder.<br />
<br />
-Podríamos decir que ha sido un empate. Yo vencí al Mariscal de Campo, a mí me venció Cuchuflí Montoya. Fer asesinó a Xhugra, a ti te derrotó Sir Rosis. Cafre venció a Cubbi, pero él quedó también demasiado debilitado para seguir luchando...<br />
<br />
El zumbido de mis oídos comenzó a descender y comencé a distinguir unas voces lejanas, discutiendo a gritos.<br />
<br />
-¿Qué está pasando ahí?<br />
-Chencho y el Señor del Castillo de la Rosa llevan como dos horas chillándose el uno al otro. El Señor del Castillo de la Rosa acusa a Chencho de hacer trampas, dice que le cortó la cabeza y no es justo que siga vivo. Chencho se ríe de él y dice que pruebe entonces que lo ha matado...<br />
-¿El Señor del Castillo de la Rosa? ¿Nuestros enemigos siguen aquí?<br />
-No todos. Además del "amigo" de Chencho, también están Sir Rosis, Cuchuflí Montoya y Cubbi. El resto huyeron. Hemos pactado una tregua.<br />
-¿Una tregua?<br />
-Sí, digamos que todos perdimos el espíritu combativo.<br />
-¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué pasó?<br />
-Bueno, tú sabes que Cafre suele poner música cuando batallamos, ¿cierto?<br />
-Sí. Es música mala de solemnidad, pero tiene un ritmo que te hace querer seguir dando leches hasta que se te caigan las manos.<br />
-Así es. Pues su hermana Vicky decidió en mitad del combate poner música ella.<br />
-¿Y? ¿Qué pasó?<br />
<br />
Chess respiró hondamente antes de responder.<br />
-Puso pop coreano.<br />
-Me estás jodiendo. No puede ser verdad.<br />
-Lo es, Herji.<br />
<br />
Negué con la cabeza y recorrí con la mirada el campo de batalla, repleto de cadáveres de demonios. No me extraña que la batalla hubiera terminado abruptamente. Es imposible luchar con esa puta música.<br />
-Por fortuna, no tenemos que lamentar bajas -musité.<br />
-A decir verdad... -comenzó a decir Chess.<br />
-¿Malas noticias? ¿Qué ha pasado?<br />
-La líder, Celia. Comenzó a dar órdenes tácticas al resto, pero como nadie hacía caso... bueno, desertó.<br />
-¿Se fue?<br />
-Sí.<br />
-¿En mitad de la batalla?<br />
-Sí. <br />
-Así que nos ha abandonado la única persona que, según Cafre, podía poner orden en un grupo tan caótico y tenemos que tratar ahora, además, con cuatro enemigos...<br />
-No todo es malo. Resulta que el Grupo Armado Mata Cabras también tiene cuentas pendientes con La Doctrina.<br />
-¿Cómo? Estás diciendo que...<br />
-Estoy diciendo que estamos pactando una alianza.<br />
<br />
<br />
<i>Continuará</i><br />
<br />Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-15357233852784497092019-01-28T16:38:00.001-08:002019-01-28T16:38:47.312-08:00GdP2: XXI-¡Chencho-sensei!<br />
<br />
Parpadeé y miré a mi alrededor. Un montón de niños me miraban con ojos impacientes.<br />
<br />
-Oh, lo siento -me disculpé-. Me quedé absorto en mis pensamientos...<br />
-¿Absorto? ¡Chencho-sensei, por favor! ¡Parece que llevas meses sin continuar con la historia! ¡Queremos saber cómo termina la batalla del Comando Caprino contra el Grupo Armado Mata-Cabras!<br />
<br />
La batalla, sí. Por ese motivo me quedé absorto. Supongo que es algo inevitable. Esa batalla... ¿cómo puede alterarme tanto algo que ha pasado hace tantos años? <br />
<br />
Ahora, soy el guardián y el maestro de estas jóvenes criaturas en este intento de renacimiento de la humanidad. Supongo que debería contarles la verdad. No ocultar los hechos, por terribles que sean. Pero, ¿qué ganaríamos con ello? ¿Acaso no es necesario que la esperanza se mantenga por irreal que resulte? Para estos niños, el Comando Caprino es un grupo de leyenda en el que se inspiran. ¿Cómo puedo mirar a los ojos a estas criaturas y decirles lo que realmente pasó?<br />
<br />
Como decirles que nobles soldados como Herji y Chess fueron vencidos y humillados. Que Celia, nuestra líder, desertó y nos abandonó en plena lucha. Que la sanadora Rigoberta tuvo que hacer horas extras. Y que Chencho murió asesinado a manos de su archienemigo Daniel, el Señor del Castillo de la Rosa.<br />
<br />
Daniel. El Señor del Castillo de la Rosa. Es el villano que ninguna novela querría tener, pues el héroe perecería antes de las cinco primeras páginas. Y no desaprovechó su oportunidad. Cuando vio a Chencho grogui, cantando "soy la viudita del conde Laurel" por el campo de batalla, actuó sin vacilar. La cabeza de Chencho, el componente más poderoso del Comando Caprino, rodó por el campo de batalla.<br />
<br />
¿Qué soy yo, entonces? Supongo que únicamente soy una copia de seguridad. Chencho, haciendo gala de sus poderes como interdimensionador, había dejado planificado un botón de "cargar partida" en caso de que muriera: traer a otro Chencho de otro universo para reemplazarle. El planteamiento es sencillo. Cada vez que un interdimensionador cambia de universo o se traslada de pliegue espaciotemporal, crea una nueva dimensión. Y cuando el interdimensionador de una de esas nuevas realidades vuelve a trasladarse, crea otra nueva dimensión. Y así sucesivamene... es un crecimiento exponencial de los diversos planos de existencia, una pesadilla de la física cuántica.<br />
<br />
Chencho lo sabía. En el momento que murió, yo me vi arrastrado de mi propia línea temporal para sustituir a mi otro yo recién fallecido... creando, de ese modo, un nuevo plano de existencia. Lo cual plantea unas cuestiones interesantes.<br />
<br />
¿El Chencho al que sustituí era el Chencho que tuvo la idea originaria de hacer copias de seguridad en base a versiones de sí mismo provenientes de otros planos de existencia? ¿O él era a su vez la copia de seguridad de otro Checho fallecido anteriormente? ¿Es posible que el Chencho original estuviera aún vivo, contemplando desde más allá del multiverso cómo "n-ésimas" versiones de sí mismo se multiplican a un ritmo exponencial y, al mismo tiempo, sustituyen a los Chenchos caídos en combate? ¿Y si tal proliferación de realidades terminan colapsando la propia existencia del multiverso? Quizás, lo que yo debería hacer es ir eliminando a otras versiones de mí mismo y reducir el número de Chenchos activos. Pero, si hiciera eso, ¿sería asesinato o suicidio? ¿Tendrían todos los Chenchos las mismas pautas celebrales? ¿Cómo puedes hacer una copia de seguridad de ti mismo sin estar seguro de que el Chencho al que traigas de otra dimensión piensa de un modo semejante a ti? ¿Y si le gusta la pizza con piña'? ¿Y si...?<br />
<br />
-¡Chencho-sensei!<br />
<br />
Parpadeé y miré a mi alrededor. Los niños seguían esperando que les contara cómo había terminado esa batalla. Fingí entusiasmo y forcé una sonrisa al responder:<br />
<br />
-¡El Comando Caprino ganó, por supuesto! ¿No es eso lo que hacen los héroes?<br />
<br />
Pero yo sabía que, en otra dimensión y en otro espacio-tiempo, las cosas habían terminado de una manera diferente...<br />
<br />
<br />
<i>Continuará </i><br />
<br />
<br />Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-44526012761001986632018-08-01T20:09:00.000-07:002018-08-02T08:55:22.653-07:00Rabia y olvidoLa que era tu luna nos contempla.<br />
Siento tu rabia.<br />
Veo cómo se desfigura tu rostro al gritarme.<br />
<br />
Pero no puedo oírte.<br />
Eso te enfurece aún más.<br />
<br />
Sé que me odias por olvidar.<br />
Me pregunto si realmente olvidé<br />
o si sólo me convencí de haberlo hecho.<br />
Me pregunto si es lo mismo.<br />
<br />
Siento tu rabia.<br />
Me golpeas con fuerza.<br />
<br />
Mi labio se parte.<br />
El sabor a sangre inunda mi boca.<br />
<br />
Pero, por mucho que gritas,<br />
aún no te escucho.<br />
<br />
Me golpeas de nuevo.<br />
<br />
Mi rodilla se clava en el suelo.<br />
<br />
Tu grito llega como un susurro.<br />
Me obliga a recordar.<br />
<br />
Dios mío.<br />
Había olvidado cuánto la amaba.<br />
<br />
Juré que no lo olvidaría.<br />
Juré que no olvidaría sus ojos llorando,<br />
mirándome por última vez.<br />
Pero olvidé, incluso, que había jurado no olvidarlo.<br />
<br />
Me levantas y me golpeas.<br />
Mi estómago se rinde.<br />
<br />
Por fin te escucho.<br />
<br />
Me odias por convertirnos en lo que ves.<br />
<br />
Quisiera decir que lo hice lo mejor que pude.<br />
Pero sería mentira.<br />
<br />
Miras las cicatrices que te dejaré en herencia.<br />
Recuerdos de una ceja abierta,<br />
unos nudillos reventados,<br />
un tabique nasal desviado,<br />
un corazón que late por inercia.<br />
<br />
Me golpeas.<br />
Miro mis manos,<br />
cubiertas por la sangre que mana de mi nariz.<br />
<br />
Estoy cansado de que me pegues.<br />
Aunque tengas razón.<br />
<br />
Por mucho que lo odies,<br />
no puedes evitar convertirte en lo que soy.<br />
<br />
Prefiero recordarte con cariño.<br />
Me voy.<br />
<br />
Sé que volveré a encontrarte<br />
en noches como ésta,<br />
que hacía tantos años no pisaba.<br />
<br />
Lloras de impotencia.<br />
Te aprecio.<br />
Aunque me odies,<br />
te aprecio. <br />
<br />
Pero soy incapaz de llorar por ti.<br />
De llorar contigo.<br />
<br />
Te dejo llorando.<br />
Recojo mi sangre.<br />
Vuelvo a centrarme en la noche.<br />
<br />
Dios mío.<br />
Había olvidado lo mucho que la amaba.Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-31384953154370659752018-07-25T16:44:00.001-07:002018-07-25T17:00:47.817-07:00GdP2: XXRecuperé mi wakizashi del cuerpo sin vida de un desafortunado engendro del caos. Delante de mí, retándome, se erguía ese extraño ser llamado Kuroko. Era más parecido a una sombra que a un ser de carne y hueso. Pero la letal energía verdosa que emitía su cuerpo no era broma alguna.<br />
<br />
Eché un vistazo al campo de batalla. En nuestro bando Herji, Chess y Chencho estaban fuera de combate. Respecto a nuestros enemigos, Xhugra había pasado a mejor vida. Me gustaría decir lo mismo respecto al Mariscal de Campo, pero ese cadáver viviente tiene la mala costumbre de recomponerse tarde o temprano.<br />
<br />
El multitudinario combate inicial se había convertido en diversos duelos individuales. Sonreí. Al parecer, iba a poder concentrarme en el combate contra Kuroko. <br />
<br />
-Tú. Vicky -dijo mi enemigo-. La pequeña ninja. Uno de los componentes del Comando Caprino original. Mi venganza también ha de alcanzarte a ti.<br />
<br />
Me reí en su cara.<br />
<br />
-Imagino que debes ser uno de los cientos de perdedores que hemos hecho añicos en alguna ocasión... quítate esa tela negra y muestra tu rostro. Quizás así te recuerde. O, ¿quién sabe? Es posible que no. Sólo eres un mindundi rencoroso, ¿verdad?<br />
<br />
El ser llamado Kuroko saltó hacia delante. La letal energía verde golpeó el lugar donde yo me encontraba... un segundo antes. Trozos de roca saltaron por los aires. Lancé un tajo con mi wakizashi, pero Kuroko saltó hacia atrás, esquivándolo. Mi treta de intentar enfurecerlo no había dado resultado. De hecho, yo sentía que había algo no natural en él. ¿Podría ser un androide o algo similar?<br />
<br />
Mantuve el wakizashi en mi mano izquierda y levanté mi katana con la derecha. La extraña sombra permanecía frente a mí, sin adoptar postura alguna de combate. Sin embargo, yo sabía que si conseguía rozarme, todo habría terminado. Más aún, sentía en Kuroko algo familiar... ¿quién o qué era esta criatura? ¿Algún antiguo enemigo? Quizás debiera releer el libro que escribió mi hermano recopilando nuestras antiguas aventuras, y buscar alguna pista... pero me daba mucha pereza. Después de todo, el muy idiota había inventado o magnificado más de la mitad de esas historias y había omitido aquellas en las que no era él el protagonista...<br />
<br />
Un rayo de energía verdosa surcó el aire. Salté, hice una acrobacia y caí sobre mis pies. Me regañé a mí misma. ¡No te despistes, Vicky! Mantén la concentración... o al menos, inténtalo. Porque alguien había encendido la radio y volvíamos a tener a los malditos Pollastres Mitológicos de banda sonora...<br />
<br />
<i>Debería estar escribiendo algo muy distinto.</i><br />
<i>Pero la vida es la que dicta y la que decide. </i><br />
<i>Lancé la moneda al pozo y susurré mi deseo.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Ahora, la luna brilla. </i><br />
<i>Lo que pedí se ha cumplido.</i><br />
<i>Tumbado en la cama, desnudo,</i><br />
<i>contigo sobre mí.</i><br />
<i>Sé que te gusto. </i><br />
<i>Incluso me parece verte sonreír</i><br />
<i>cuando comienzas a succionar. </i><br />
<i><br /></i>
<i>Tras matarte de un manotazo, medito</i><br />
<i>que debí especificar que no fueras una mosquito. </i><br />
<i><br /></i>
<i>Contengo un suspiro. </i><br />
<i>Por fin me atrevo y miro</i><br />
<i>el hilo rojo atado a mi meñique. </i><br />
<i>Y lo sigo.</i><br />
<i>Es hora de conocer mi destino...</i><br />
<i><br /></i>
<i>El otro extremo termina</i><br />
<i>en un nudo corredizo</i><br />
<i>atado alrededor de mi cuello.</i><br />
<i>Es bonito saber</i><br />
<i>que continuaré conmigo</i><br />
<i>hasta que se me ocurra estirar del hilo.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Eso digo,</i><br />
<i>pero sé que estoy jodido. </i><br />
<i>Cuesta echar de tu lado a ti mismo.</i><br />
<i>Cada vez me aguanto menos.</i><br />
<i>Pero mi último chiste es demasiado bueno.</i><br />
<i>Suspiro, me reconcilio conmigo mismo</i><br />
<i>y decido dedicarme un sincero cariño...</i><br />
<i>hasta que vuelvo a escuchar un zumbido. </i><br />
<br />
-Es imposible luchar con esta puta música -maldigo en voz alta.<br />
-A mi pesar, estoy completamente de acuerdo -asiente Kuroko.<br />
<br />
***<br />
<br />
Por fin, conseguí arrastrarme desde debajo de ese estúpido pavo gigante. Me pregunté qué dirían mis conciudadanos de Nueva Ávila si me vieran a mí, su campeón, en estas circunstancias. Reptando a duras penas, con múltiples fracturas, cubierto debajo de la armadura por pulgas y chinches haciendo su agosto y, lo más doloroso, habiendo reclutado como salvadores a una banda que es un manicomio ambulante. Yo, un campeón. ¿Cómo puedo ser un campeón? En esta historia, cada decisión acertada es cometer un error.<br />
<br />
Aspiré una bocanada de aire... y me arrepentí al momento. El dolor era insoportable. Mis costillas estaban rotas. No era capaz de ponerme en pie. Rigoberta... ¿dónde estás? Desde mi forzada posición no podía ver a nuestra sanadora. Al contrario, mi campo visual lo ocupaba el duelo entre el aweonao de mi compañero Cafre y Cubbi.<br />
<br />
Es decir, un duelo entre un estúpido pansexual de amplio espectro y un (o una) hermafrodita ninfómano (o ninfómana) capaz de chupar toda tu energía vital.<br />
<br />
Yo lo único que quería era arrancarme los ojos. Y lo habría hecho, de haber podido moverme. <br />
<br />
Cubbi y Cafre estaban frente a frente, desnudos, con sus respectivos miembros saludándose bien erectos.<br />
<br />
¿Por qué? ¿Por qué tengo que ser yo quien vea esto?<br />
<br />
Cafre comenzó a caminar tambaleándose hacia su perdición. Era obvio que las feromonas de Cubbi lo habían afectado.<br />
<br />
Oh, por favor. Si existe alguna deidad, por favor... os lo ruego... parad. No permitáis esto. No me refiero a salvar la vida de Cafre, porque yo no la salvaría ni cagando. Incluso disfrutaría viéndolo... pero así no. Así no voy a disfrutar ver morir a Cafre. Por favor, no me hagáis ver una escena de Cafre y Cubbi teniendo sexo...<br />
<br />
Demasiado tarde. Quiero morirme.<br />
<br />
Cubbi se ha tumbado boca arriba en el suelo, separando sus piernas. Cafre se arrodilla y, poco a poco, introduce su pene en la vagina de su enemigo. El andrógino rostro de Cubbi se contrae de placer. Al mismo tiempo, el pene del hermafrodita crece un poco más y ya llega casi hasta la barbilla de Cafre.<br />
<br />
¡No quiero ver eso!<br />
<br />
Cafre comienza con sus acometidas. Juro que si ambos eyaculan a la vez, me suicido en cuanto pueda moverme... <br />
<br />
De todos modos, debería pensar en ir consiguiendo otros campeones que liberen a mi pueblo. Cafre va a pasar a mejor vida en cuanto Cubbi comience a robarle la energía vital a... un momento... ¿Por qué está sonriendo Cafre?<br />
<br />
Puedo escuchar la voz de Cafre. Ahora, además de sacarme los ojos, quiero reventar mis tímpanos. No es posible que haya dicho lo que ha dicho. Pero sí... sí lo ha dicho... <br />
<br />
-¿Sabes que cuando me convierto en hombre chivo, crecen todas las partes de mi cuerpo?<br />
<br />
Los ojos de Cubbi se desorbitan por el terror. En menos de un segundo, lo que está fornicando con Cubbi no es un humano. Es una inmensa bestia humanoide con forma de chivo.<br />
<br />
Cubbi chilla de terror y dolor. Yo también. Puedo verlo desde aquí. Es un terrible desgarro vaginal.<br />
<br />
El hombre chivo se incorpora. Quiero creer que ha terminado la tortura para Cubbi, pero no. El hombre chivo usa una de sus manazas y agarra el aún erecto miembro de Cubbi. Conociendo lo perturbado que es Cafre, quiero pensar que no va a masturbar a su enemigo...<br />
<br />
Cubbi chilla de terror y dolor. Yo también. Puedo verlo desde aquí. Es una fractura de pene.<br />
<br />
Desgarro vaginal y fractura de pene en un mismo cuerpo. Ni puedo ni quiero seguir viéndolo...<br />
<br />
-¡Herji! -escucho la voz de Rigoberta- ¡Estás herido! Voy a sanarte lo más rápido que... ¿eh?<br />
<br />
Miro a Rigoberta con los ojos anegados en lágrimas y niego con la cabeza.<br />
<br />
-No, amiga mía -susurro-. No me cures a mí todavía. Cura antes a Cubbi, para que al menos mi alma deje de sangrar...<br />
<br />
<br />
<i>Continuará</i><br />
<br />
<br />Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-53015325635348285322018-06-16T08:04:00.001-07:002018-06-16T08:04:46.100-07:00GdP2: XIXHasta el día de hoy, eran tres las cosas que más odiaba.<br />
<br />
Hasta el día de hoy.<br />
<br />
Aunque no necesariamente en este orden, la primera que mencionaré es cuando te estás enamorando de alguien de quien no debes enamorarte. Y lo sabes. Pero da igual, porque terminarás haciendo el gilipollas. Y eso también lo sabes. Pero igual lo haces. Y aunque vaya mal mil y una veces, sabes que habrá una milésimo segunda vez que también lo harás. Y piensas, bueno, si al menos follo, habrá servido para algo... en fin.<br />
<br />
La segunda es cuando debes pelear por algo o alguien... y realmente es una pelea que no quieres librar. Tienes el ojo morado, la ceja abierta, le estás reventando la cabeza contra el suelo a tu oponente y, de repente, te cruza un pensamiento tipo "pobrecillo, si igual no se merece esta paliza". La adrenalina baja a mínimos y tú te sientes mal por dentro mientras le estás retorciendo el brazo hasta rompérselo.<br />
<br />
La tercera es cuando haces una promesa, la cual eres consciente que no vas a cumplir. Pero igual la haces. Como cuando te levantas con una resaca horrible, prometes que no vas a beber más en tu puta vida y esa misma noche te llaman para ir al carrete del siglo...<br />
<br />
Sí. Hasta el día de hoy, esas tres eran las cosas que más odiaba.<br />
<br />
Hasta el día de hoy.<br />
<br />
Bueno, he de reconocer que también tengo un problema con el queso. No es que lo odie, es que me sienta mal. Lo que odio son las miradas de desaprobación de mis amigos cuando pido los nachos sin queso fundido...<br />
<br />
De todos modos, estoy desvariando. Esas eran las cosas que más odiaba... hasta ahora mismo, que he descubierto algo que odio más que toda esa mierda junta.<br />
<br />
La lucha contra Sir Rosis era reñida. Para mi sorpresa (a pesar que ese bipolar de Cafre me cae como una patada en los huevos), he de reconocer que su pavo gigante estaba soberbiamente entrenado. Aunque mi enemigo tenía la superioridad aérea gracias a Fresón, mi montura era mucho más ágil de lo que su envergadura hacía suponer. Sir Rosis y su tábano gigante eran veloces, pero cada vez que intentaban flanquearnos se encontraban con la amenaza de un tremendo picotazo.<br />
<br />
Mientras nuestras respectivas monturas danzaban su mortal baile, el acero de Sir Rosis y el mío se entrecruzaban violenta y sonoramente. Sir Rosis era un letal espadachín, me gustaría haber podido enfrentarme a él en tierra firme... dudo quién de los dos habría ganado. En estas condiciones, ambos debíamos mantener el equilibrio mientras las bestias luchaban y aprovechar cuando cerraban distancia para lanzarnos tajos a degüello. <br />
<br />
Durante minutos que a ambos se nos hicieron eternos, la lid permaneció igualada. Pavo gigante y tábano gigante se movían vertiginosamente rápido, en busca del mordisco o picotazo que decidiera la batalla. Sir Rosis y yo nos manteníamos alertas, fintando, esperando la oportunidad de enterrar nuestra espada en el cuerpo del otro...<br />
<br />
Y, por fin, el pavo gigante fue algo menos de un segundo más rápido que el tábano gigante. No necesité más. La defensa de Sir Rosis, en ese instante, quedó desguarnecida.<br />
<br />
Y yo cometí un error fatal.<br />
<br />
Cuando lanzaba la estocada que debía otorgarme la victoria, grité con todas mis fuerzas:<br />
-¡MUERE!<br />
<br />
Ese fue el final de la batalla.<br />
<br />
Porque el gran cabrón de Cafre había enseñado a su pavo gigante a obedecer distintas órdenes como "sit", "patita", "gira"... o "muere"... para hacerse el muerto.<br />
<br />
Fue gritar esa desafortunada palabra y el pavo gigante saltó, haciendo una excelsa pirueta, cayendo sobre su espalda, quedando patitas arriba y aplastándome entre el suelo ensangrentado y su inmensa mole.<br />
<br />
Antes dije que había tres cosas que odiaba. Tres cosas que odiaba más que a cualquier otra en mi vida... hasta hoy. Hoy he descubierto que lo que más odio es estar ahogándome, sin casi poder respirar, aplastado entre las plumas de un estúpido pavo gigante que le gusta hacerse el muerto, sintiendo como todas esas garrapatas, pulgas y chinches corretean por debajo de mi armadura y escuchando al muy noble Sir Rosis intentando contener la risa para no acrecentar mi humillación.<br />
<br />
Lo había jurado ya varias veces, pero lo prometí una vez más. En cuanto ese puto Cafre cumpliera con su supuesto papel de salvar a mi pueblo... yo lo mataría lentamente...<br />
<br />
<br />
RESULTADO DEL COMBATE:<br />
Sir Rosis - 1<br />
Herji - 0<br />
<br />
<br />
<i>Continuará</i><br />
<br />Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-26020700426212148422018-06-10T10:47:00.003-07:002018-06-13T11:10:33.970-07:00GdP2: XVIIIMi espada terminó con la existencia de otros dos demonios. Aunque era obvio que los problemas sólo iban a aumentar. Con Chencho desconectado de la realidad, estábamos rodeados entre los demonios invocados por el Señor del Castillo de la Rosa y los muertos vivientes a las órdenes del Mariscal de Campo... sin contar con el poder de los propios integrantes del Grupo Armado Mata Cabras. Más aún, se esfumaba nuestro modo de huida.<br />
<br />
Sí, estábamos jodidos.<br />
<br />
Me preparé para enfrentar a un grupo mixto de demonios y zombis. Estaba a punto de invocar mis lobos espirituales (aprovechando que Vicky no estaba cerca) pero, antes, ocurrió el milagro...<br />
<br />
Los zombis se abalanzaron contra los demonios. Por todo el campo de batalla, los muertos vivientes parecían haber cambiado de bando y atacaban a nuestros enemigos.<br />
<br />
La respuesta estaba en nuestra nigromante. Chess avanzaba con paso firme, despidiendo poder e ira por cada poro, con sus ojos inyectados en sangre y una voz gutural que resonaba por todo el campo de batalla...<br />
<br />
-Llevo casi veinte entradas siendo humillada... ¡ahora os vais a cagar, hijos de puta!<br />
<br />
El Mariscal de Campo, portando un viejo subfusil en sus esqueléticas manos, se enfrentó a ella.<br />
<br />
-Mis... zombis... ¿qué... has hecho?<br />
<br />
Los ojos de Chess brillaron. El Mariscal de Campo apuntó su arma a su propia calavera y disparó, reventándose él mismo.<br />
<br />
-¡Tú también eres un muerto viviente! -gritó Chess- ¿Lo habías olvidado, capullo?<br />
<br />
En un momento, gracias a nuestra nigromante, el campo de batalla había quedado libre de demonios y muertos vivientes... ahora era el Comando Caprino contra el Grupo Armado Mata Cabras.<br />
<br />
Chess, con una sonrisa, alzo el puño al cielo.<br />
-¿Quién es la puta ama ahora? ¿Eh? ¿Quién?<br />
<br />
-Estoy de acuerdo en que ha sido realmente sorprendente cómo has vaciado el campo de batalla de muertos vivientes -dijo el simio llamado Cuchuflí Montoya-. Pero, ahora que no hay tropas no-vivas presentes, ya no es que sirvas de mucho, ¿verdad?<br />
<br />
Todos pudimos escuchar el corazón de Chess rompiéndose en mil pedazos. La nigromante se fue llorando del campo de batalla.<br />
<br />
Apreté los dientes. Tras el primer embate, nosotros habíamos perdido a Chess y a Míster Transsssporterr; ellos, sólo al Mariscal de Campo. Miré alrededor. Celia y Xhugra estaban frente a frente.<br />
<br />
Nuestra líder, portando su poderoso traje de batalla señaló a su odiada enemiga.<br />
-Es tu final, Xhugra. Esta vez, estoy preparada contra ti.<br />
<br />
Xhugra sonrió, mostrando su lengua bífida. Unas gotas de saliva ácida gotearon de las comisuras de sus labios y cayeron al suelo, chisporroteando. Era obvio que creía estar preparada para cualquier cosa que hubiera ideado Celia. Para cualquier cosa... menos para eso.<br />
-¡Fer! -gritó Celia- ¡Esta tía votó en las últimas elecciones a la ultraderecha!<br />
<br />
Se hizo un silencio en el campo de batalla. El comunista hombre-dragón interrumpió su duelo contra el enano Durk.<br />
-¿Qué has dicho? -chilló Fer, mientras se lanzaba contra Xhugra.<br />
<br />
Xhugra parecía que iba a objetar algo, pero no le dio tiempo. Fer exhaló su ígneo aliento y Xhugra cayó muerta al suelo, con un muñón humeante en vez de cabeza. <br />
<br />
Los números se igualaban.<br />
<br />
Sir Rosis, montado en su tábano gigante y armado con espada y escudo se colocó delante de mí.<br />
<br />
-¡Campeón Herji de Nueva Ávila! -me gritó- ¡Te desafío!<br />
-Acepto -respondí con solemnidad.<br />
-¡Herji, colega! -se escuchó la voz de Cafre- Sir Rosis está montado y tú no... ¡estás en desventaja! ¡Usa mi pavo como montura! Yo no lo necesito para vencer al hermafrodita. O a la hermafrodita. O a le hermafrodita... ¡como coño se diga!<br />
<br />
El pavo gigante de Cafre llegó trotando hasta mí y se agachó para que pudiera subirme. Sir Rosis podía ser un enemigo, pero era muy noble. Asintió con la cabeza y esperó, sin atacar, a que yo estuviera sentado en el inmenso animal.<br />
<br />
De repente, sentí un gran aprecio por Cafre. Sabía perfectamente el cariño que mi compañero tenía por su montura. El que me la cediera, aunque fuera por unos momentos, suponía un gran honor para mí.<br />
<br />
Agarré las riendas... e hice una muesca de asco. Entre las plumas de la gran ave correteaban garrapatas. Una pulga saltó a mi hombro. Comenzaban a picarme las piernas.<br />
-¡Cafre, cabrón! -grité-. ¡Esto está lleno de parásitos!<br />
-¿Qué esperabas, imbécil? -contestó Cafre, también a gritos-. ¡Es un jodido pavo gigante, no un puto unicornio rosa!<br />
<br />
Maldije en todo lo maldecible. Por mi bien, más valía que el duelo contra Sir Rosis terminara rápido...<br />
<br />
<i>Continuará</i><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-69449527139832486322018-06-09T18:57:00.000-07:002018-06-09T18:57:50.250-07:00GdP2: XVII<br />
Yo, Kayampa, suspiré. Vi cómo mis compañeros del Grupo Armado Mata Cabras lamían sus heridas... habían sido derrotados. Esos crueles humanos llamados La Doctrina eran más de lo que parecían. Usaban tácticas ordenadas, armamento pesado y no tenían escrúpulos en utilizar a pueblerinos inocentes como escudo humano. Quizás Xhugra o el Mariscal de Campo no tenían tantos reparos en matar civiles, pero para Sir Rosis o Cuchuflí Montoya era un límite moral que no estaban dispuestos a traspasar. Además, en un amplio perímetro habían minado el terreno, por lo que Cubbi arriesgaba perder una pierna si se acercaba. Si a eso juntamos que el loco de Durk hacía lo que le daba la gana en la batalla...<br />
<br />
Me sentí abatido. Yo sólo soy un escriba, no sé pelear. El Mariscal de Campo discutía con Kuroko y con el Señor del Castillo de la Rosa. Les echaba en cara que no hubieran querido ayudarles contra La Doctrina. Pero era una discusión estéril.<br />
<br />
Suspiré. Por su parte, Sir Rosis estaba repartiendo pociones curativas. Las heridas físicas podían cerrarse, pero la humillación de haber sido rechazados por unos simples humanos perduraría demasiado tiempo...<br />
<br />
De repente, todos nos pusimos alerta. Se escuchaba un zumbido, nuestro vello se ponía de punta por la electricidad estática, un tenue olor a ozono flotaba en el aire...<br />
<br />
-¡Míster Transsssporterr! -aulló de alegría el Señor del Castillo de la Rosa-. ¡Es hora de saldar cuentas!<br />
<br />
Un portal se abrió desgarrando el espacio y el tiempo. El Comando Caprino lo atravesó gritando de furia, disparando sus armas. Buscaban la revancha, nos habían pillado desprevenidos... Pero el Señor del Castillo de la Rosa alzó los brazos y, mientras reía a carcajadas, gritó:<br />
<br />
-¡Yo también sé abrir portales!<br />
<br />
***<br />
Mi nombre es Chencho. Pero en este y en otros muchos mundos soy conocido como Míster Transsssporterr. Sí, es un nombre ridículo. Pero, en su momento, me pareció que molaba. Es como cuando echas la vista atrás y relees tus primeras direcciones de correo electrónico. Supongo que me entiendes.<br />
<br />
Bueno, volviendo a la historia, mi teletransportación había sido perfecta. Pillamos desprevenidos al Grupo Armado Mata Cabras y caímos sobre ellos... pero subestimé la rapidez de mi archienemigo Daniel. Levantó los brazos mientras reía locamente y un portal se abrió sobre él... un portal conectado al mismo infierno. Antes de que pudiéramos darnos cuenta de qué estaba pasando, cientos de demonios cruzaron a nuestro plano de existencia. No íbamos a luchar sólo contra esos capullos del Grupo Armado Mata Cabras. También tendríamos que despachar a miles de criaturas infernales.<br />
<br />
Por mí, bien.<br />
<br />
Escupí al suelo. Decenas de demonios que pretendían atacarme desaparecieron. Soy un interdimensionador. Soy uno de los seres más poderosos que jamás hayan existido. Espero que les gustara el espacio exterior.<br />
<br />
Nuevos demonios ocuparon el espacio de los anteriores. Una duda cruzó mi mente. Como en tantas otras ocasiones, me pregunté qué hacía aquí. Soy un solitario. Siempre lo he sido. Y me veo ahora luchando en una batalla que no he elegido, aliado con un tipo al que detesto. Si soy tan poderoso, ¿por qué parece que no tengo control sobre mi vida? En su momento quise apartarme, alejarme de todo y de todos, dedicarme simplemente a observar universos alternativos en otro plano de existencia, sin querer intervenir en ellos. Y sí, lo hice. No era feliz, pero estaba tranquilo...<br />
<br />
Moví mis manos. Numerosos demonios cayeron descabezados al suelo. Pude ver a Cafre, montado en su pavo gigante, atravesando las líneas de muertos vivientes del Mariscal de Campo, intentando acercarse a Cubbi. <br />
<br />
Cafre. Hubo un tiempo en el que lo llamé amigo. Un error que no volveré a cometer. A pesar de tener cuentas pendientes, se atrevió a sacarme de mi zona de confort, a pedirme ayuda, a involucrarme en esta aventura sin sentido... ¿Por qué? ¿Por qué accedí a ello? Me da miedo la respuesta. ¿Acaso me sentía solo? ¿Quería formar parte de algo aunque fuera de esta mierda?<br />
<br />
Un campeón infernal comenzó a desafiarme. Antes de que terminara de hablar, ya había teletransportado sus vísceras fuera de su cuerpo.<br />
<br />
Resoplé. Soy una persona delicada, sensible. Al contrario que estos lunáticos, no disfruto con esta violencia sin sentido. ¿Por qué no uso mis poderes para largarme al otro confín del universo y olvidarme de toda esta jodienda? Mis compañeros saben cuidarse solos...<br />
<br />
-¡Chencho! -Rigoberta llegó hasta mí-. ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda?<br />
<br />
Sus ojos, tan bellos, se clavaron en los míos. Después, nuevos enemigos aparecieron y me vi forzado a apartar la vista de ella.<br />
<br />
Rigoberta. ¿Por qué mi corazón se acelera tanto cuándo está cerca de mí? Capé mis sentimientos hace mucho. Me convertí en un malote. Y ahora me derrito cuando ella aparece... joder. No tengo idea de cómo tratarla. No la conozco apenas. Si ella no estuviera aquí, ¿seguiría yo con esta gente?<br />
<br />
Miré hacia Rigoberta, pero mis ojos sólo hallaron enemigos. Grité de furia y me dirigí hacia otro campeón infernal.<br />
<br />
-El sol del desierto abrasó mi piel. Mis pies se han hundido en la nieve. He cruzado tanto el océano como la cordillera sin saber qué esperaba detrás. He visto manar a borbotones mi propia sangre. Me he tambaleado borracho en calles desconocidas. He amado demasiadas primeras noches, como he llorado demasiadas últimas. Prometí no volver a sentir y hoy vuelvo a estar enamorado. ¡Demonio! ¿Osas enfrentarme? Más vale que estés tan dispuesto a morir como yo lo estoy.<br />
<br />
***<br />
<br />
Mi nombre es Herji. Soy el campeón de mi pueblo, la tribu de Nueva Ávila. Mientras la hoja de mi espada corta en dos el cuerpo de un demonio, echo un vistazo a cómo lucha uno de los poderosos compañeros que he encontrado en mi camino. Chencho, el llamado Míster Transsssporterrr, parece que ha activado el modo deidad, arrasando hordas de enemigos. Una sonrisa asoma a mis labios. Estoy convencido de que con él en nuestro bando, la victoria es nuestra.<br />
<br />
Bueno, eso pensaba yo... hasta que, tras pronunciar un emocionado discurso, a Chencho le dio uno de sus cortocircuitos, dejó de matar demonios y comenzó a cantar que era la viudita del conde Laurel...<br />
<br />
-¡Proteged a Chencho! -grité aterrado- ¡Está fuera de combate!<br />
<br />
Pero sin Chencho, sin los poderes de Míster Transsssporterrr... ¿podríamos ganar la batalla? <br />
<br />
<br />
<i>Continuará</i><br />
<i> </i>Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-55403375123136168522018-05-30T17:16:00.001-07:002018-05-30T17:17:04.991-07:00GdP2: XVI<br />
Desde lo alto de una colina, miré con preocupación hacia el horizonte. Mis compañeros del Grupo Armado Mata Cabras, tras su primer enfrentamiento con el Comando Caprino, habían decidido asaltar Nueva Ávila y enfrentarse a esos crueles humanos llamados La Doctrina.<br />
<br />
Y yo, vuestro seguro servidor, el escriba Kayampa, me sentía inquieto. Nuestros aliados Kuroko y el Señor del Castillo de la Rosa habían decidido no intervenir. Su lucha, decían, era sólo contra el Comando Caprino y Míster Transsssporterr, respectivamente. El resto, de todos modos, fueron confiados a la batalla. Su poder es considerable, sí, pero yo tenía un mal presentimiento.<br />
<br />
Kuroko permanecía inmóvil y silencioso. El Señor del Castillo de la Rosa descansaba sobre la hierba morada. Yo, para tranquilizar los nervios, decidí encender la radio y poner algo de música. Sonaban Los Pollastres Mitológicos:<br />
<br />
<br />
<i>El naranja del atardecer cae sobre la ciudad,</i><br />
<i>reflejado en las lágrimas que caen de tu mirar. </i><br />
<i>Mi corazón se resquebraja un poco más.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Hemos recorrido juntos medio mundo,</i><br />
<i>rompiéndolo todo, peleándonos como niños...</i><br />
<i>ambos sabemos que es el final.</i><br />
<i>Ambos sabemos</i><br />
<i>que no nos volveremos a encontrar.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Bajo la mirada. </i><br />
<i>Me preguntas cuánto te odio.</i><br />
<i>"Nunca" respondo. </i><br />
<i><br /></i>
<i>Nunca pude odiarte. Nunca podría odiarte.</i><br />
<i>Tampoco ahora. </i><br />
<i>Pero, si me pides como probarlo, </i><br />
<i>no lo sé. </i><br />
<i><br /></i>
<i>A pesar de todo, ¿lo pasamos bien?</i><br />
<br />
<i>Siempre supimos que algún día</i><br />
<i>nuestra historia se terminaría.</i><br />
<br />
<i>Aunque no quisiéramos darnos cuenta. </i><br />
<i><br /></i>
<i>Los dos somos demasiado tercos.</i><br />
<i>Y ésta ha sido la última pelea. </i><br />
<br />
<i>Aunque de veras quisiera</i><br />
<i>poder seguir peleando contigo</i><br />
<i>antes que aceptar que ya no estarás.</i><br />
<br />
<i>Nuestras armas están rotas,</i><br />
<i>hechas pedazos, tiradas en el suelo.</i><br />
<br />
<i>Y, no por primera vez, </i><br />
<i>me pregunto si lo que siento por ti</i><br />
<i>desde lo más profundo de mi corazón</i><br />
<i>es lo que los otros llaman "amor". </i><br />
<i>La verdad, ya poco importa. </i><br />
<i>Nunca sabré la respuesta. </i><br />
<br />
<i>Dices que he ganado.</i><br />
<i>Pero el mundo es poca recompensa</i><br />
<i>a cambio de perderte. </i><br />
<br />
<i>Siempre creí que eres la mujer más bella.</i><br />
<i>Siempre creí que eres la persona más valiente.</i><br />
<i>Siempre creí que, de tan perfecta, debieras ser eterna.</i><br />
<br />
<i>Cruel ironía que yo deba matarte.</i><br />
<i>Cruel ironía que tu peor enemigo lamente tu muerte. </i><br />
<i><br /></i>
<i>Y todo porque los dos somos demasiado tercos.</i><br />
<i><br /></i>
<i>El naranja del atardecer cae sobre la ciudad.</i><br />
<br />
<i>Ambos lo contemplamos con pesar a través del cristal</i><br />
<i>de la cabina del puente de mando de la nave nodriza.</i><br />
<i>El denso humo asciende hasta el cielo, </i><br />
<i>los disparos suenan cada vez más espaciados. </i><br />
<i><br /></i>
<i>Debería disfrutar el momento</i><br />
<i>pero sólo puedo fijar mis ojos en la apresada heroína</i><br />
<i>que luchó aunque no hubiera esperanza de victoria.</i><br />
<i>En su rostro, desafiante, </i><br />
<i>se refleja la derrota, el cansancio, la tristeza.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Yo, como el villano de opereta que soy,</i><br />
<i>hago oscilar mi negra capa</i><br />
<i>y pulso el rojo botón que dispara los misiles.</i><br />
<br />
<i>Tras unos minutos,</i><br />
<i>se hace el silencio. </i><br />
<i>He conquistado el mundo. </i><br />
<i><br /></i>
<i>Y aún así, quiero caer de rodillas.</i><br />
<i>¿Por qué somos los dos tan tercos?</i><br />
<i>Te vencí,</i><br />
<i>mas no quisiste unirte a mí.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Y yo ahora entiendo que era feliz</i><br />
<i>cuando recorríamos el mundo,</i><br />
<i>peleándonos como chiquillos,</i><br />
<i>cuando yo podía seguir jugando contigo...</i><br />
<br />
<i>Ahora que me pertenece el mundo entero,</i><br />
<i>lo cambiaría por regresar a los viejos tiempos.</i><br />
<i>Lo cambiaría también</i><br />
<i>porque lo gobernaras a mi lado.</i><br />
<br />
<i>Pero ambos somos demasiado tercos.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Por última vez, nuestras miradas se cruzan.</i><br />
<br />
<i>"Nunca he podido odiarte".</i><br />
<br />
<i>Se escucha un disparo.</i><br />
<i>Mi corazón se parte.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Conteniendo las lágrimas, </i><br />
<i>me giro hacia este mundo que he conquistado.</i><br />
<i>Aunque sólo quiera vivir en él</i><br />
<i>si tú estás recorriéndolo a mi lado,</i><br />
<i>como cuando éramos dos niños peleándonos.</i><br />
<i><br /></i>
<i><br /></i>
<i><br /></i>
<i>Continuará...</i><br />
<i><br /></i>
Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-89291685952575738242018-05-20T16:43:00.000-07:002018-05-20T16:57:20.494-07:00GdP2 XVEché un vistazo a mi alrededor. Sí, seguíamos vivos. Y ahora también teníamos el estómago lleno de "pollo a la brasa". Pero era obvio que la moral de nuestro grupo estaba por los suelos. La derrota contra esos guerreros caóticos nos había afectado.<br />
<br />
Sacudí mi cabeza y deseché los pensamientos negativos. Soy Herji. Soy el campeón de Nueva Ávila. Soy el que ha conseguido reunir nuevamente al Comando Caprino para liberar a mi tierra de la opresión. No podía permitirme sucumbir al agotamiento y a la desesperación.<br />
<br />
Decidí que tenía que averiguar más. Más de las capacidades y motivaciones de estos nuevos enemigos, pero también de mis propios compañeros de equipo.<br />
<br />
Me puse en pie. Decidí acercarme a Celia y entablar conversación con ella. Después de todo, era la líder de este pintoresco grupo. Celia, destornillador y alicates en mano, estaba ocupada. Subida en un taburete, reparaba su enorme exoesqueleto.<br />
<br />
-Te vi luchando contra esa tal Xhugra. Era una pelea muy personal, ¿verdad?<br />
<br />
Celia clavó sus ojos claros en mí. Suspiró.<br />
<br />
-Más que personal. Mucho más. Esa criatura es mi ex-suegra.<br />
-Lo... lo siento -dije sorprendido-. No hubiera imaginado siquiera... supongo que alguna llamarada caótica transformó a una buena mujer en ese monstruo. Lo lamento mucho. No debes culparte, es algo imposible de predecir y de evitar. Te llevabas muy bien con ella, ¿verdad?<br />
-No sé de qué coño estás hablando -respondió Celia, mirándome como si yo fuera idiota-. Esa jodía por culo ha sido siempre igual de cabrona... y todo porque no quise casarme con el imbécil de su hijo. ¿En qué estaría pensando yo? Me encantaría tener una máquina del tiempo como la de Cafre y solucionar tantas cosas de mi pasado...<br />
-¿Cafre tiene una máquina del tiempo? -me maravillé, aliviado por poder cambiar de tema.<br />
-¿Eh? ¡No, no! Qué va -Celia negó con la cabeza-. Aún no la tiene. Pero sabemos que la conseguirá en algún momento. ¿Quieres ver la prueba?<br />
<br />
Asentí con la cabeza. Celia se bajó del taburete, se acercó a Cafre (quien estaba tumbado en el césped, usando una de las patas de su pavo de almohada) y le dijo:<br />
<br />
-¿Sabes? Me acordé de esa antigua novieta tuya, la mujer-gata. Se llamaba Dunia, ¿verdad? Hacíais buena pareja, deberías intentarlo con ella de nuevo.<br />
-¿En serio? -Cafre se rascó la cabeza mientras se incorporaba-. No sé... quizás... bueno... quizás tengas razón. Después de todo, tú eres la inteligente... voy a llamarla.<br />
<br />
En el momento que Cafre agarró su teléfono móvil y empezó a marcar el número, hubo un flash cegador. Yo me quedé boquiabierto. Había aparecido otro Cafre, ambos casi idénticos, salvo que el recién llegado lucía más cicatrices. Sin mediar palabra, el "nuevo" Cafre le metió tan tremenda patada en la cabeza al Cafre original, que lo dejó KO en el suelo. Acto seguido, cortó la llamada y, tal como había llegado, desapareció.<br />
<br />
-¿Lo ves? -me dijo Celia señalando al inconsciente Cafre-. Es maravilloso. Me encantaría tener algo así y hacerle una visita a mi yo del pasado...<br />
<br />
Miré aterrado a Celia. Asentí con la cabeza en silencio y me alejé muy lentamente de allí.<br />
<br />
Vi a la ninja Vicky y al hombre-dragón Fer sentados en el suelo, espalda contra espalda. La primera afilaba sus armas. El segundo bebía una jarra de cerveza (preferí no pensar de dónde la habría sacado).<br />
<br />
Me acerqué a ellos y abrí la boca:<br />
-Fer, ¿por qué mataste al Señor Dodo? Eso de las Personificaciones Animales... quizás debamos hacer frente a repercusiones más adelante.<br />
-En absoluto -el hombre dragón se mostraba relajado-. Yo vivo esta vida como si fuera una novela, no sé si me entiendes. Una novela en la cual el escritor es gilipollas y no sabe ni cómo va a continuarla. Lo que era ese Señor Dodo era un puto "Deus ex machina" y se merecía la muerte. Posiblemente, para que tamaña estupidez tenga alguna justificación, el escritorzuelo de los cojones se sacará de la manga algo sobre esas Personificaciones Animales y así alargar la trama. Pero, si esa es su pueril idea, que no cuente conmigo para ayudarle a concretarla.<br />
-Además, los dodos son palomas grandes y tontas -asintió Vicky-. Y las palomas no son gatitos. <br />
-Y hay algo más -dijo Fer-. Tú observa cualquier serie de animación. Cualquier personaje que tenga plumas azules, o es imbécil, o un incordio, o traicionero, o...<br />
-De acuerdo, de acuerdo, lo he entendido -dije mientras me iba de allí-. Claro como el agua...<br />
<br />
Suspiré. No sé ni porqué trataba de entender lo más mínimo sobre esta gente. Cada intento sólo significa comprenderles menos aún.<br />
<br />
Pero, ¿y mis compañeras? ¿Cómo se encontrarían Chess y Rigoberta? De verdad, rezaba porque ellas llevaran mejor que yo esta situación...<br />
<br />
Encontré a Rigoberta y a Chencho juntos, alejados de los demás. Ambos se miraban fijamente. Ambos sonreían. Ni uno ni la otra decían lo más mínimo. Me quedé mirándolos. Treinta segundos. Un minuto. Dos minutos. Cinco. Diez. Seguían igual. Se miraban fijamente. Sonreían. No decían lo más mínimo...<br />
-Pero, ¿qué coño...?<br />
-No les interrumpas -sonó la voz de Chess detrás mía-. Déjalos tranquilos. Se gustan.<br />
-Eso es obvio. Pero, ¿por qué no hablan? ¿Por qué no se besan? ¿Por qué no hacen algo?<br />
-Porque los dos tienen miedo de cagarla.<br />
<br />
Miré a Chess con desesperación. La locura era contagiosa.<br />
<br />
-Chess, ¿cómo estás tú? -pregunté, casi con miedo.<br />
-¡Estoy harta! ¡Completamente harta! ¡Soy una nigromante, joder! ¡En todas las historias de fantasía, dicen "nigromante" y todos se cagan patas abajo! ¡Yo debería ser la puta ama aquí! ¡Y llevamos quince entradas más la introducción, y sólo he recibido humillaciones! ¿Cómo quieres que esté? ¡Explícame! ¿Por qué nadie tiembla al verme llegar?<br />
-¡Chess! -se escuchó la voz de Vicky- ¿Quieres un poco de chocolate?<br />
-¡Chocolate! -la cara de Chess se iluminó- ¡Ay, qué rico!<br />
<br />
Y la poderosa nigromante se alejó dando saltitos hacia donde estaba Vicky.<br />
<br />
Me harté.<br />
<br />
-¡Ya está bien! -grité- ¡Escuchadme todos! Esos campeones caóticos nos vencieron porque lucharon en su terreno. Nos conocían. Cada uno de ellos eligió el oponente que mejor podía derrotar. La próxima vez, estaremos preparados. La próxima vez, nosotros decidiremos quién se enfrenta a quién. Mi única duda es qué hacemos con ese... o esa... hermafrodita llamado o llamada Cubbi. Sólo Rigoberta puede mantenerle a raya, pero en tal caso perderemos su poder de curación...<br />
-Discrepo -dijo Cafre-. Dejadme a Cubbi a mí. Sé perfectamente cómo vencer.<br />
-Bien -asentí-. Porque no sólo vamos a liberar a mi pueblo. ¡También nos vamos a ocupar de esos capullos caóticos!<br />
Y alcé el puño al cielo, esperando que todos me siguieran.<br />
Pero nadie lo hizo.<br />
Celia me miraba con los ojos entrecerrados.<br />
-¿Puedo preguntar quién coño te ha nombrado jefe?<br />
-Uy...<br />
<br />
<br />
<i>Continuará</i><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-760723964943584322018-03-13T17:35:00.003-07:002018-06-13T11:11:31.567-07:00GdP2 XIVEn efecto. No había terminado Cafre de pronunciar su amenaza, cuando el Grupo Armado Mata Cabras inició su ataque.<br />
<br />
Nuestros enemigos echaron a correr hacia nosotros, abalanzándose... <br />
<br />
Pero Cafre levantó un brazo y todo se detuvo.<br />
<br />
-¡Eh! -preguntó mi compañero- ¿Os importa que ponga algo de música mientras nos matamos?<br />
-¡Ningún problema! -respondió a voces el Mariscal de Campo- ¡Toma el tiempo que necesites para elegir un buen tema!<br />
<br />
Así que Cafre sacó una minicadena de las alforjas de su pavo y puso en él un muy, muy viejo cassette.<br />
<br />
-¡Ya está! -gritó Cafre tras darle al play. <br />
<br />
Bueno, ahora sí... el Grupo Armado Mata Cabras inició su ataque.<br />
<br />
Y todos comenzamos a atizarnos mientras sonaba la siguiente canción... casi sin ritmo, he de decir, pero canción al fin y al cabo:<br />
<br />
<br />
<i>No recuerdo una noche tan romántica y silenciosa.<br />Ojalá nunca llegara la mañana.<br />Aunque hace calor, <br />una agradable brisa entra por la ventana. <br /><br />La luna brilla en lo alto del cielo<br />y, a pesar de la oscuridad, <br />sus rayos iluminan tu rostro y tus senos.<br /><br />Yo te miro. <br /><br />Te miro, acostada desnuda a mi lado. <br /><br />Tú también me miras <br />y sonríes. <br /><br />Tras un instante que dura demasiado tiempo, <br />me coloco encima tuyo. <br />Quiero volver a sentirte. <br /><br />Tú abrazas mi cuello con tus manos.<br />Tus ojos brillan pícaros. <br /><br />Eres tan bella. <br /><br />Pero me emociono al entrar de nuevo en ti<br />e, intercalando jadeos, proclamo<br />que quiero ser tu noble guerrero,<br />que quiero luchar por tu honor,<br />que quiero ser digno de hacerte el amor.<br /><br />Tú sonríes<br />y me recuerdas que eres puta,<br />que no te queda mucho honor<br />y que no necesito dignidad<br />para acostarme contigo<br />mientras tenga con qué pagar.<br /><br />Me ruborizo.<br />"Es la costumbre", te digo.<br /><br />Después de volverlo a consumar,<br />me levanto, voy al frigo<br />y cojo una cerveza. <br />El sudor empapa mis piernas, <br />mi espalda y mi cabeza.<br /><br />Echo un largo trago.<br /><br />Tú vienes por detrás, abrazas mi cintura,<br />me preguntas si ya estoy cansado. <br /><br />Te miro, te sonrío y te abrazo<br />mientras pienso<br />"cómo no me voy a cansar,<br />si he estado con vírgenes<br />que se movían más". <br /><br />Pero eres tan bella.<br /><br />No debería, pero ahí mismo, en la cocina,<br />no puedo resistirme a besar tus labios.<br /><br />Tus ojos de gata sonríen <br />mientras descienden tus manos.<br />Y me susurras al oído<br />"recuerda que los besos se cobran más caros".<br /><br />Te miro con mi cara de tonto,<br />nunca tuve muchas lumbres. <br />No digo lo más mínimo pero, en mi mente,<br />el pensamiento supremo es<br />"me cago en la puta (no literalmente)<br />con mis costumbres". <br /><br />Tú, tan bella, acaricias mi pecho. <br /><br />Me miras algo dubitativa <br />y dices que mi romanticismo te inquieta.<br />Una de mis manos acaricia tu mejilla,<br />mi otra mano juguetea con tu teta.<br />Alma cántaro, te da igual si tengo ladillas<br />pero, ¿dices que mi romanticismo te inquieta?<br /><br />Tras tontear unos momentos,<br />volvemos a acostarnos en el lecho. <br /><br />Te miro.<br /><br />Eres bella. Eres bella. Eres muy bella.<br /><br />Nuevamente nos miramos, uno junto al otro,<br />los dos desnudos. <br /><br />Y, por fin, te susurro:<br />"cóbrame lo que me tengas que cobrar".<br /><br />Te beso.<br />Te beso.<br />Te beso, te beso y te sigo besando. <br /><br />Cuando por fin respiramos, <br />me miras dulcemente<br />y comentas que mi dulzura<br />será mi costumbre,<br />pero que igual es un gran defecto.<br /><br />Te respondo que yo soy como un sello<br />cuya charnela por detrás asoma;<br />lo reconozco, queda muy feo,<br />pero no puedes arrancar la charnela<br />pues, si lo haces, rasgas el sello.<br />Y no soy un sello cualquiera,<br />soy un sello fosforescente de la posguerra.<br />Sé que no me entiendes,<br />porque no eres filatélica.<br />De hecho, quizás no tengas <br />más que una educación paupérrima.<br /><br />Aunque, igualmente, me pareces muy bella.<br /><br />Tú me explicas que por cabrón y superficial <br />me vas a cobrar tres veces más caro. <br />Y me restriegas tres veces por la cara <br />tu tesis doctoral en ingeniería industrial.<br /><br />Yo vuelvo a quedarme con cara de tonto,<br />tal y como es mi costumbre. <br />Pero, ¿qué más da?<br />Ya nada importa.<br /><br />Te beso. <br />Te beso.<br />Te vuelvo a besar. <br /><br />Y sigo besándote.<br /><br />Y te beso,<br />y te beso, y te beso de nuevo. <br /><br />Sé que me va a costar una fortuna.<br />Pero no importa.<br />Ya nada importa. <br /><br />Cuando por fin te quedas dormida,<br />te miro.<br />Mis ojos acarician todo tu cuerpo,<br />de abajo a arriba, lentamente.<br />Yo me levanto, agarro la cerveza,<br />bebo de ella aunque ya esté caliente.<br /><br />Miro por la ventana.<br /><br />Se ha nublado.<br />Empiezan a caer las primeras <br />gotas de lluvia.<br /><br />Sí, empiezan a caer las primeras <br />gotas de lluvia.<br /><br />En efecto,<br />empiezan a caer las primeras <br />gotas de lluvia ácida. <br /><br />Lluvia ácida.<br />Ácida lluvia.<br />Lluvia ácida.<br /><br />Medito que, tras la explosión,<br />bien podríamos ser, tú y yo, <br />los únicos seres vivos<br />en kilómetros a la redonda.<br /><br />Aunque poco importa. <br />Ya poco importa.<br />Ya nada importa. <br /><br />Doy por hecho que antes que salga el sol<br />habremos muerto los dos,<br />abrazados, asesinados por la radiación. <br /><br />Me encojo de hombros,<br />bebo otro sorbo<br />y miro como la muerte cae<br />a través de la ventana.<br /><br />En este momento,<br />ya nada importa nada. <br /><br />Entonces caigo en la cuenta,<br />que es una estupidez querer cobrarme<br />si nuestra última noche es esta.<br /><br />Mi último pensamiento, al azar,<br />es que, quizás,<br />tú tampoco sepas, quieras o puedas<br />de las que son tus costumbres <br />escapar.</i><br />
<br />
-¿Qué mierda de canción has puesto esta vez? -gritó Celia quien, enfundada en su armadura tecnológica, se enfrentaba a su mortal enemiga Xhugra. <br />
<br />
Era un combate terrible. Ambas contendientes se movían más rápido de lo que la vista podía seguir. Celia no dejaba de disparar rayos de plasma, pero Xhugra era terriblemente ágil y no sufría para esquivarlos. Cuando atacaba y sus ácidas garras arañaban la metálica armadura de nuestra líder, la parte afectada humeaba y se escuchaba un terrible siseo. <br />
<br />
-¡Los que cantan se llaman "Los Pollastres Mitológicos"! -respondió Cafre mientras se aferraba desesperadamente a su pavo-. ¡Lo mismo te juegan un partido de "Fútbol Total" que te componen una canción!<br />
<br />
A Cafre tampoco le iban bien las cosas. Su enemigo personal, el Mariscal de Campo, había convocado una inmensa horda de zombis. El noble pavo gigante iba de aquí para allá aplastando muertos vivientes pero, por cada tres que desmembraba, aparecían ocho más. Por su parte, Cafre lanzaba granadas, disparaba escopetas y escupía a los más despistados... pero era obvio que no podría mantener ese ritmo por mucho tiempo.<br />
<br />
Mis esperanzas se volcaron en Fer. El hombre-dragón era, posiblemente, uno de los más poderosos guerreros aquí presentes... pero mi corazón se rompió. Fer estaba volando, realizando todo tipo de complicadas maniobras aéreas, y no era capaz siquiera de reservar una porción de segundo para inhalar y expulsar su flamígero aliento. El llamado Durk era su oponente, y parecía ser también un completo lunático. Aunque Durk no pudiera volar, la ametralladora que tenía en vez de brazo no cesaba de disparar a nuestro compañero, quien sólo podía esquivar sin pensar en nada más. Hubo un momento en el cual Fer se lanzó como un halcón a por su enemigo, pero el enano le esquivó haciendo la croqueta y siguió disparándole sin descanso. <br />
<br />
Fer no podía ayudarnos, pero... ¿y Vicky? Yo no podía verla en el campo de batalla... <br />
<br />
...y es que no estaba en el campo de batalla. <br />
<br />
Vicky, la mortífera ninja, estaba corriendo, huyendo despavorida, mientras Sir Rosis la perseguía montado en su tábano gigante. <br />
<br />
-¡Detente, pardiez! -gritaba Sir Rosis-. ¡Lucha dignamente! ¡Esto es humillante tanto para ti como para mí!<br />
-¡Eso quisiera, pero no puedo! -lloraba Vicky-. ¡Tengo fobia a las moscas y a los tábanos! ¡No son gatitos! ¡Son feos y desagradables!<br />
<br />
Todos pudimos ver como al enorme tábano llamado Fresón se le humedecían los ocelos. Qué cruel era Vicky, incluso cuando no era su intención serlo. <br />
<br />
Pensé que quizás lo mejor sería que Chencho nos sacara de aquí cuanto antes. Le busqué con la mirada. <br />
<br />
Nuestro compañero Chencho, Míster Transsssporter, no iba a ser capaz de teletransportarnos esta vez. Se encontraba librando una terrible batalla contra el temible Señor del Castillo de la Rosa. <br />
<br />
Era una batalla silenciosa, mortal... ninguno de los dos decía lo más mínimo, pero todos podíamos sentir las poderosas energías mentales que emanaban de sus cabezas. <br />
<br />
Míster Transsssporter había optado por una variante de la apertura española, pero el Señor del Castillo de la Rosa había optado por una defensa Morphy cerrada. Estaban los dos muy igualados... hasta que a Chencho le dio uno de sus cortocircuitos y movió el caballo del flanco de dama justo al sitio donde menos debía moverlo. El Señor del Castillo de la Rosa sonrió sádicamente y avanzó un peón. Amenazaba mate en cinco jugadas. <br />
<br />
Maldije en silencio. Quizás, en esta ocasión, no serían los míticos componentes del Comando Caprino quienes salvaran el día. Quizás era hora de que mis compañeras y yo demostráramos lo que realmente valíamos.<br />
<br />
Bueno, Chess no es que pudiera ayudar mucho. El gigantesco gorila albino, Cuchuflí Montoya, tenía agarrados sus brazos con una de sus manazas. Chess pataleaba en el aire. Sus poderes necrománticos no afectaban lo más mínimo al enorme simio.<br />
<br />
-Por favor, señorita, le pido que recapacite -decía el gorila-. Es obvio que no puede ganar y no quiero hacerle daño. Reconozca su derrota y deje de patalear, se lo ruego...<br />
-¡Estoy hasta los cojones que no tengo de sentirme como una mierda impotente! -gritaba Chess mientras seguía pataleando-. ¡Cagüen to lo que se menea! ¡Demasiados putos capítulos van ya, joder!<br />
-Señorita, por favor se lo pido, modere ese lenguaje...<br />
<br />
¿Y Rigoberta? Nuestra sanadora se estaba enfrentando a Cubbi, el hermosísimo ser hermafrodita. Parecía que esta pelea estaba destinada al empate. Cubbi emitía sus feromonas mientras paseaba alrededor de Rigoberta, pero los poderes curativos de la sanadora bastaban para que las feromonas no la afectaran.<br />
-Eres consciente de que así no podrás ganarme, ¿verdad? -le desafió Rigoberta.<br />
-Oh, querida, nunca quise ganarte -sonrió encantadoramente Cubbi-. Simplemente, si estás ocupada en mí... no podrás curar a tus compañeros, ¿cierto?<br />
<br />
Rigoberta palideció. Parece que no había caido en ese detalle.<br />
<br />
Un sudor frío perlaba mi frente. Era mejor que me concentrara en mi propio oponente. Decía llamarse Kuroko, era poco más que un humanoide envuelto en telas negras y sus movimientos parecían algo mecánicos... pero era mortal. Contrarrestaba perfectamente mis ataques. Una finta, un amago, un ataque esquivado por milímetros. Ambos estábamos demasiado igualados. Nuestra pelea podría durar horas. <br />
<br />
-No tengo nada contra tí, extraño -dijo Kuroko-. Mi venganza es contra los antiguos integrantes del Comando Caprino. Pero si interfieres, no dudes que te mataré.<br />
-¡Nadie matará al Comando Caprino antes que yo! -grité.<br />
<br />
Se hizo un parón en todos los combates. Me sentí observado.<br />
<br />
-Estoooo... me traicionó el subconsciente, ¿vale? -reconocí-. ¿A vosotros nunca os ha pasado? ¡Joder! ¡Es que a veces hartáis tanto que dan ganas de mataros!<br />
<br />
Los combates se reanudaron como si nada hubiera ocurrido. Las explosiones, disparos y cuchilladas volvieron a ser los amos del lugar. <br />
<br />
Parecía que, efectivamente, era sólo cuestión de tiempo que el Grupo Armado Mata Cabras venciera definitivamente al Comando Caprino...<br />
<br />
De repente, todo cambió.<br />
<br />
Ya no estábamos ahí. <br />
<br />
Ahora estábamos en un maravillo jardín lleno de flores, árboles frutales, estanques, pavos reales y aves del paraíso.<br />
<br />
-¿Qué cojones...? -preguntó Vicky.<br />
<br />
Todos miramos a Chencho. Éste levantó sus manos.<br />
<br />
-¡Yo no he sido esta vez! <br />
<br />
Yo estaba anonadado. ¿Quizás una marea caótica nos había arrojado a otro lugar y otro tiempo?<br />
<br />
Una voz se escuchó detrás de nosotros.<br />
<br />
-¡He sido yo! <br />
<br />
Nos giramos para ver a un emperifollado señor muy, muy obeso, vestido con un frac azulado y que además portaba monóculo. En vez de pelo, tenía largas plumas azules. Su nariz era enorme y parecía el pico de un gigantesco pájaro. Su trasero estaba decorado también con un amplio penacho de plumas azules.<br />
<br />
-¡Soy el Viejilante de Plumas Azules llamado Señor Dodo! -saludó-. ¡Soy uno de los representantes del grupo llamado Personificaciones Animales! ¡Os he salvado para reclamar vuestra ayuda! Os cuento gustoso... seguidme, por favor...<br />
<br />
Fer se adelantó. Sus ojos echaban literalmente chispas. <br />
<br />
-Esto es un "Deus ex machina", ¿verdad? ¡Un puto "Deus ex machina"! ¿No es cierto? ¿Cómo te atreves a joder la historia con un puto "Deus ex machina"?<br />
<br />
El Señor Dodo palideció mientras tartamudeaba...<br />
<br />
-No entiendo... de verdad os digo que las Personificaciones Animales necesitamos vuestra ayuda...<br />
<br />
Pero Fer no estaba por la labor de calmarse.<br />
<br />
-¡Si algún día algún gilipollas cuenta nuestra historia, parecerá que no tiene imaginación y que tiene que recurrir a un puto "Deus ex machina"! ¿No lo entiendes? ¡Mi historia parecerá una mierda! ¡Mejor morir con honor que vivir siendo un siervo del capital! ¡Es hora de que el Señor Dodo se extinga!<br />
<br />
Y el hombre dragón echó su aliento de fuego sobre el Señor Dodo, quien comenzó a chillar y a correr envuelto en llamas hasta que, tras unos segundos, cayó muerto al suelo.<br />
<br />
Miré anonadado, aterrado y enfadado a Fer, quien había matado a nuestro salvador. <br />
<br />
-¿Qué has hecho? -grité-. ¡Ni siquiera Cafre habría hecho...!<br />
<br />
Miré a Cafre. Tenía la escopeta en la mano. Me miró con un gesto estúpido y se acercó al cadáver del Señor Dodo.<br />
<br />
-¡La verdad es que yo habría hecho lo mismo! Pero Fer se me adelantó esta vez.<br />
<br />
Después, Cafre se agachó, arrancó uno de los brazos del cadáver del Señor Dodo, lo agitó hasta apagar las llamas y se lo llevó a la boca. Lo desgustó, asintió con la cabeza y dijo:<br />
<br />
-Pollo a las brasas. Delicioso. <br />
<br />
<br />
<br />
Resultado del primer combate: <br />
Grupo Armado Mata Cabras - 1<br />
Comando Caprino - 0<br />
<br />
<br />Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-7959852740445282992017-11-01T16:23:00.001-07:002017-11-01T16:27:54.141-07:00GdP2 XIII<br />
Me erguí, ensanché mi pecho e hice crujir los hombros. Después, lenta y ceremoniosamente, me puse mi yelmo con forma de lobo. Respiré hondo y caminé hasta colocarme al lado de Cafre. Sin perder de vista a nuestros enemigos, le pregunté en un murmullo:<br />
<br />
-Has puesto en órbita un trozo de suelo con un gólem del caos encima. ¿No puedes volver a transformarte y mandar a estos gilis a la luna?<br />
-Puedo volver a transformarme sin problema, Herji -respondió Cafre-. Pero mi fuerza como hombre chivo es proporcional al tiempo que ha pasado desde la última vez que me transformé. Cuando nos enfrentamos al gólem del caos, hacía muchos meses que no necesitaba invocar ese truco. Ahora, mi aumento de fuerza no será tan impresionante... prefiero conservar mi inteligencia para esta lucha.<br />
<br />
Emití un gruñido de disgusto. El llamado Grupo Armado Mata Cabras que había aparecido de improviso y nos había desafiado a un combate en terreno abierto, parecía realmente peligroso. Y por las intensas miradas de odio que cruzaban el espacio entre ambos bandos de guerreros, había muchas cuentas pendientes.<br />
<br />
-Herji , tengo curiosidad -habló Cafre, con la vista clavada en el llamado Mariscal de Campo-. ¿De dónde sacas tú la fuerza para seguir luchando?<br />
<br />
Me sorprendió la pregunta de Cafre. Antes de responder, mi mente retrocedió a lo que parecía una vida anterior, a un extraño momento de paz en Nueva Ávila...<br />
<br />
<i>-Siempre creí que era especial para ti, que serías capaz de morir por mí -dijo ella-. Ahora veo que estaba equivocada. Eres tan buena persona que darías tu vida por cualquiera, no sólo por mí... ¿Verdad? </i><br />
<i>-Sí -respondí-. Moriría por cualquiera. Pero tú eres lo único que me hace querer vivir. Te pido que esperes mi regreso. Encontraré a quien nos ayude a vencer la tiranía que ha corrompido nuestro pueblo. Y cuando lo haya hecho, volveré a por ti.</i><br />
<i>-Te esperaré, Herji -asintió ella-. Lo prometo.</i><br />
<br />
Ese es el recuerdo que me da fuerzas para combatir. Ese es el recuerdo al que me aferro cuando mi vida corre peligro, cuando mi cuerpo quiere rendirse pero debo seguir adelante. Eso es lo que mantiene en pie en este mismo momento, mirando desafiante a ese Grupo Armado Mata Cabras, en espera de que nos lancemos unos contra otros para despedazarnos...<br />
<br />
-Alguien me espera en Nueva Ávila -respondí simplemente-. ¿Qué es lo que te hace seguir luchando a ti?<br />
-La furia -escupió Cafre-. Mi mente viaja hasta el recuerdo más terrible que aloja mi mente. Escarbo, abriendo tajos en mi cerebro, hasta llegar a esa memoria que mantengo encerrada. Desgarro la materia gris y la libero. En ese momento, en mí sólo queda una rabia con la que soy capaz de machacar a todo lo que sea tan insensato de ponerse delante.<br />
<br />
Sus palabras me causaron una gran incertidumbre. No esperaba que Cafre, a primera vista tan irracional y violento, tuviera un dolor tan espinoso en su interior. ¿Es posible que le hubiera pasado algo tan desgarrador que le hubiera traumado? ¿Sería esa la causa de su aparente locura?<br />
<br />
-¿Qué te ocurrió? -pregunté-. Quiero saberlo. <br />
-Tú lo has pedido, Herji -los ojos de Cafre se entrecerraron al responder-. Vicky me convenció para ir a una reunión de Sociópatas Anónimos, en un intento de que dejara de asesinar a las viejas que se colaban en la parada del autobús. Allí, rodeado de esa escoria, sintiendo la vergüenza más absoluta por estar allí, escuchando las miserias de cada uno de esos desgraciados... que si uno se masturbaba pensando en sacerdotes, que si otro tenía sexo anal con frutas que luego ofrecía en el mercado, otro era político ("sólo" político), asesinos en serie, pirómanos, exhibicionistas, violentos allanadores, la mierda más absoluta de la especie humana estaba allí. Llegué a pensar que ellos no me juzgarían si desnudaba mi alma, que esas inmundicias podían llegar a entenderme... así que, por primera vez, dije la terrible verdad que oculto en mi interior. Y no. ¡No! Esos hijos de puta me miraron anonadados y asqueados, juzgándome en silencio, despreciándome por lo que soy, dedicándome miradas de desaprobación... no tuve más remedio que convertirme en hombre chivo y arrancarles a mordiscos la cabeza a todos y cada uno de ellos... a ese recuerdo es al que me aferro cuando debo seguir combatiendo aunque esté destrozado. A ese mismo recuerdo me voy a aferrar para mutilar a estos imbéciles del Grupo Armado Mata Cabras y bailar sobre sus tumbas.<br />
<br />
Me estremecí. Cafre se había ganado mi respeto como guerrero y, a pesar de sus desgraciadas acciones, también comenzaba a tenerle algo de estima. No creía posible que mi compañero de armas hubiera hecho algo tan atroz que asesinos y perturbados le juzgaran tan duramente. ¿Acaso había confesado que era el responsable de mantener al caos en nuestro mundo? Aunque él parecía bastante indiferente a ese tema...<br />
<br />
-Cafre, eres mi aliado. No voy a juzgarte. Pase lo que pase, lucharemos juntos. ¿Qué guardas en tu interior que tanto daño te hace? Por favor, libérate.<br />
<br />
Yo lo decía en serio. Estaba dispuesto a perdonarle cualquier cosa. No me importaría si hubiera cometido un holocausto, si hubiera torturado a inocentes, si fuera capaz de profanar los lugares más santos... este hombre era el que iba a liberar a mi pueblo. Mi compañero de armas. Sería capaz de perdonarle cualquier cosa. <br />
<br />
Cafre suspiró. Una gota de sudor cayó por su sien.<br />
<br />
-Herji, has de saber... que soy un otaku que incluso se descarga los animes furry y lolicon.<br />
<br />
Mi espada cayó al suelo por la sorpresa. Miré con asombro a este ser depravado y asqueroso que se suponía era el futuro salvador de mi pueblo y sentí vergüenza de mí mismo por haber estado a punto de apreciar a tamaño cabrón.<br />
<br />
-Cafre, juro que cuando hayamos terminado con estos gilipollas del Grupo Armado Mata Cabras y liberado a mi pueblo, yo mismo acabaré con tu indigna existencia.<br />
-Inténtalo, capullo -respondió Cafre-. Pero como falles, te sodomizaré con tu propia espada.<br />
<br />
No había terminado Cafre de pronunciar su amenaza, cuando el Grupo Armado Mata Cabras inició su ataque.<br />
<br />
Próximo episodio: ¡Comando Caprino vs. Grupo Armado Mata Cabras! Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-7832111631760753322017-07-31T19:36:00.000-07:002017-07-31T19:40:57.183-07:00GdP2 XII<br />
El Mariscal de Campo, Sir Rosis, Cuchuflí Montoya y yo, vuestro seguro servidor llamado Kayampa, entramos con temor reverencial en los lujosos aposentos de Tolosé.<br />
<br />
Tolosé es algo así como el oráculo de los ejércitos caóticos. A pesar de que su cuerpo es un mazacote semisólido de algo parecido al barro o al chocolate derretido (con un tamaño aproximado de un metro cúbico), no hay pregunta que no pueda responder.<br />
<br />
-Mi muy estimado Tolosé, necesitamos de vuestra ayuda -saludó cortésmente Sir Rosis-. Se nos ha encomendado la misión de erradicar la nueva encarnación del Comando Caprino, y queremos luchar con el conocimiento de nuestro lado. Necesitamos saber las motivaciones de nuestros enemigos.<br />
<br />
El mazacote de barro comenzó a temblar. Dos largos apéndices surgieron de él, al final de los cuales se encontraban dos extraños ojos rojizos que nos miraban fijamente. Un agujero oscuro y goteante se abrió también en el mazacote cuando habló con voz profunda el gran Tolosé.<br />
<br />
-Sed bienvenidos a mi hogar. He seguido con detenimiento la creación y andanzas de este nuevo Comando Caprino, por lo que intentaré responder vuestras preguntas lo mejor que pueda.<br />
-¿Ya sabía usted de la creación del Comando Caprino? -Cuchuflí se maravilló-. ¿Cómo es posible? ¿Precognición? ¿Telepatía? ¿Inspiración divina?<br />
-No, con un perfil en las redes sociales -respondió Tolosé-. La tal Chess está narrando sus peripecias con todo lujo de detalles.<br />
-¿Qué... es... lo que... quieren? -preguntó con su esquelética voz el Mariscal de Campo.<br />
-En esta ocasión, el Comando Caprino no tiene como principal enemigo al caos -respondió Tolosé-. Su propósito es liberar la aldea de Nueva Ávila, patria de Herji, Chess y Rigoberta. Ese territorio se ve abocado a un espinoso problema que no somos nosotros, precisamente. Pero podéis verlo vosotros mismos, mejor que si os lo cuento...<br />
<br />
Los ojos rojizos de Tolosé comenzaron a brillar y, sobre ellos, comenzó a formarse una bruma cada vez más espesa. Al cabo de unos segundos, era posible distinguir figuras y formas en la niebla y, poco después, en una especie de televisión mágica veíamos el pasado reciente de Nueva Ávila...<br />
<br />
Es una habitación sencilla con paredes de madera. Sólo una larga mesa rectangular y siete sillas.<br />
<br />
A un lado, se encuentra Guardián, quien ha sido elegido portavoz de la aldea de Nueva Ávila. Al otro, los miembros del grupo autodenominado La Doctrina, cuyos nombres son Militarus, Económicus, Políticus, Religiosus, Legalitus y Gobernus.<br />
<br />
El anciano Guardián es un amable viejo calvo y de perilla blanca, vestido con un sencillo keikogi amarillento; tiene la reputación de ser el más sabio de los alrededores. Los de la Doctrina son todos parecidos. Hombres canosos, adustos y torvos, de gestos serios, ademanes que reflejan orgullo y seguridad y rostros inexpresivos. Ni una sola sonrisa en sus labios. Vestidos con trajes y corbatas de colores grisáceos; a excepción de Religiosus y Militarus, quienes portan respectivamente una sotana negra y un impecable uniforme militar de feo color verde y repleto de medallas. Todos llevan gafas de sol.<br />
<br />
Gobernus fue el primero que habló:<br />
-El territorio de Nueva Ávila ha tenido mucha suerte hasta ahora, anciano. Pero, sin nuestra ayuda, no tiene la más mínima posibilidad de sobrevivir a las fuerzas del caos.<br />
-El territorio de Nueva Ávila lleva años resistiendo a las fuerzas del caos sin ustedes -replicó Guardián.<br />
-Las casualidades no duran por siempre, anciano -contestó Militarus-. Es algo que los soldados sabemos perfectamente. Sólo mire a su alrededor. No hay prácticamente defensas. Fortificaremos este pueblo, levantaremos murallas, atalayas y baluartes. Protegeremos a las buenas gentes que viven aquí.<br />
-¿Eso lo harán ustedes? -se extrañó el anciano-. ¿Así sin más? ¿De buena fe? <br />
-Los habitantes de aquí deberán ayudarnos, por supuesto -contestó Gobernus-. Todos aquellos mayores de dieciséis años deberán trabajar en turnos de doce horas. Se requieren al menos ocho torres de guardia, murallas, un cuartel general y un edificio gubernamental desde donde podamos dirigir el bienestar de estas buenas gentes.<br />
-El trabajo duro agrada a Dios -añadió Religiosus.<br />
-Todos sabemos que los muros sirven de poco ante un ataque caótico -negó con la cabeza el anciano-. Temo que esas medidas sirvan más para controlar a nuestro pueblo y mantenerlo ocupado que para defendernos de los enemigos.<br />
-Es usted demasiado desconfiado, anciano -se quejó Gobernus-. Debería agradecer que estemos aquí.<br />
-Nadie les pidió venir. Nadie ha necesitado su ayuda.<br />
-Hasta que sea necesaria, anciano. La plebe puede ser orgullosa, pero siempre es estúpida. Cuando las besitas del caos estén pisoteando sus cabezas, ahí clamarán por nuestra ayuda. Pero será demasiado tarde. No vamos a dejarles morir sólo porque sean orgullosos.<br />
-El orgullo desagrada a Dios -añadió Religiosus. <br />
-Y en esta ayuda, imagino que habrá una contraprestación, ¿verdad? -preguntó el anciano.<br />
-Somos completamente sinceros, habrá un pago por nuestros servicios.<br />
-¿Un pago? -el anciano Guardián rió entre dientes-. ¿Por algo que no hemos pedido?<br />
-Vuestra insensatez a la hora de jugar con el futuro de vuestros vecinos no nos impedirán salvaros. Hemos traido todo un ejército profesional para protegeros. Es obvio que nuestros servicios han de ser gratificados -informó Económicus-. ¿Qué moneda se usa aquí?<br />
-¡No usamos moneda alguna! -explotó el anciano Guardián-. ¡Vivimos en un mundo caótico, por amor de Dios! ¡No existe administración que avale divisa alguna! Si alguien necesita algo, lo coge. Si alguien produce algo y necesita otra cosa, se intercambia de la manera más libre y sencilla. Si un guerrero custodia nuestro territorio, nuestra gente lo alimenta...<br />
-Anciano, ¿se da cuenta de que viven en la barbarie? -preguntó Económicus-. Comenzaremos a acuñar monedas inmediatamente. Compraremos algunos productos a vuestra gente y los pagaremos generosamente. De ese modo, comenzará a haber dinero en circulación.<br />
-¿Me estáis diciendo que vosotros mismos acuñaréis una moneda que no hemos necesitado en años? ¿Que pagaréis con ella productos que mi gente regala o intercambia libremente? -el anciano negaba con la cabeza.<br />
-Anciano, de este modo se facilitarán y harán más rápidas las transacciones -aseveró Económicus-. Los intercambios comerciales traerán prosperidad, puedo asegurároslo. Y será mucho más sencillo el pago de los impuestos.<br />
-¿Impuestos? ¿Impuestos?<br />
-Protección, organización administrativa, acuñación de moneda... progreso, anciano. Todo eso debe pagarse. Es algo razonable. Incluso, si alguien no puede pagar, no habrá problemas. Facilitaremos créditos a una tasa de interés razonable.<br />
-El agradecimiento y la generosidad agradan a Dios -añadió Religiosus. <br />
-Queréis que mi gente se endeude por usar las monedas que vosotros mismos acuñaréis y estén obligados a usarlas pues deben pagar impuestos...<br />
-Lo dice usted como si fuera una imposición -se extrañó Políticus.<br />
-¡Ah! ¿No lo es?<br />
-En absoluto. Es algo completamente democrático. No hay imposición alguna.<br />
-¿Democrático? ¿Democrático?<br />
-Por supuesto. En caso de que usted y sus vecinos piensen algo distinto, pueden votarlo...<br />
-¡Bien! -gritó el anciano-. ¡Reunamos a la gente y votemos ahora mismo!<br />
-Por favor, señor -negó Políticus-. Le pido un mínimo de organización. Antes de realizar la votación, debe crearse un partido político y redactar sus estatutos. Así, podrán desarrollar su programa y concurrir a las elecciones en el plazo de cuatro años.<br />
-¡Cuatro años!<br />
-Naturalmente. Hay que dar tiempo a que la democracia se asiente. <br />
-Bien, les voy a dar mi opinión -el anciano Guardián temblaba de ira mientras hablaba-. Ustedes se han presentado aquí con un ejército, y quieren aparentar que nos ayudan cuando realmente nos esclavizan. Mi gente ha vivido libre y feliz durante años, a pesar de enfrentarse diariamente a los peligros del caos... ¡pero ustedes son peores! ¡Unos tiranos corruptos que se disfrazan de bienhechores! ¡Que sólo quieren establecerse por la fuerza, pero son tan hipócritas que no quieren reconocerlo! Ustedes señores, son unos hijos de mala madre... ¡y pueden besarme mi puto culo!<br />
<br />
Los seis miembros de La Doctrina se miraron grave y tristemente. Gobernus habló:<br />
-Debemos ser justos en todo momento. Legalitus, creo que debe hacer de abogado defensor de este anciano.<br />
-Hermano Gobernus -contestó Legalitus-, me temo que hay poca defensa para el acusado. Podría tratarse de un desequilibrado, pero realmente consiste en un egoísta incapaz de mirar por el beneficio común. Un egoísta capaz de arrastrar a sus conciudadanos al grave riesgo de morir frente a las mareas caóticas. En estos duros tiempos, me atrevería a decir que su obstinación constituye una traición a la humanidad. Su culpabilidad está clara. Aún así, imploro el consejo de nuestro hermano Religiosus.<br />
<br />
Religiosus suspiró antes de pronunciar:<br />
-Hermanos, me temo que este hombre está más allá del perdón y la misericordia. Su egoísmo y su soberbia son tales que llevarán la tragedia a su pueblo. Es preferible desechar la manzana podrida antes de que contamine al resto. Que encuentres la paz allá donde vayas, anciano.<br />
<br />
Sonó un disparo. El anciano quedó muerto, con la frente atravesada por una bala.<br />
<br />
Gobernus miró apesadumbrado al anciano antes de murmurar:<br />
-Anciano egoísta y estúpido. ¿Cómo terminaste así? ¿Acaso no pudiste confiar en nosotros, quienes veníamos a salvaros la vida?<br />
<br />
Las imágenes se desvanecieron. Tolosé carraspeó. El Mariscal de Campo, Cuchuflí Montoya, Sir Rosis y yo nos miramos tristemente.<br />
-Casi me siento tentado de dejar en paz al Comando Caprino y matar primero a esos tal "La Doctrina" -musitó Cuchuflí.<br />
-Nada... nos... impide hacerlo -contestó el Mariscal de Campo-. Ellos son... también... enemigos... del caos. Pero... el Grupo... Armado... Mata Cabras... se creó... para exterminar... al... Comando Caprino. Hagamos... ambas... cosas...<br />
-Es justo -asintió Sir Rosis-. Nosotros, el glorioso Grupo Armado Mata Cabras, declaramos la guerra tanto al infame Comando Caprino como a los crueles La Doctrina. ¡Que nuestras armas hablen en el campo de batalla! ¡Será una guerra a tres bandas! ¡Y que los cielos hablen de nuestra gloriosa batalla! ¡He dicho!<br />
<br />
<i>Continuará</i>Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-66839771574773494332017-07-13T21:24:00.000-07:002017-07-13T21:24:47.174-07:00GdP2: XI<br />
El resto aún seguía debatiendo sobre la fallida teletransportación de Chencho y yo comenzaba a aburrirme.<br />
<br />
Cafre se acercó con una jarra helada de cerveza rubia en la mano y me la tendió.<br />
-Herji, ¿hace una birra?<br />
<br />
Mis ojos se abrieron como platos, murmuré algo parecido a un "gracias" y agarré esa jarra fría, conteniendo el aliento mientras la llevaba a mis labios. Exquisita.<br />
<br />
-Hacía años que no probaba una cerveza tan rica. En Nueva Ávila, hay un par de tabernas que hacen cervezas artesanales, pero de pésima calidad. ¿De dónde la has sacado?<br />
-Ah, la meó Fer. Cuando se transformó en hombre-dragón, además de lanzar fuego por la boca, consiguió también la habilidad de mear cerveza. Es su súperpoder más preciado.<br />
<br />
Se me cayó la jarra de cerveza al suelo. No sabía si sentir pena por el dorado líquido derramado o si vomitar del asco.<br />
<br />
-Vamos a ver, Chencho... ¡piensa! -decía Celia-. Hasta el momento, ¿qué cosas sabes que pueden inteferir con tus poderes?<br />
-Sólo hay dos cosas que yo sepa. En una ocasión, el Señor del Castillo de la Rosa (un viejo enemigo mío) consiguió con uno de sus maléficos planes interrumpir una de mis interdimensionalidades. Pero no creo que él sea el culpable esta vez.<br />
-¿Y la otra?<br />
-Una criatura llamada "gólem del caos". Pero no hemos escuchado su estremecedor chillido, así que no creo que haya alguna cerca...<br />
<br />
En ese momento, se escuchó un estremecedor chillido. Un chillido tan extraño, que sonaba a una mezcla entre un grito humano, un aullido de hiena, una nota musical ralentizada cantada por una soprano y el raspado de una nota en un violín.<br />
<br />
-Sí, exacto -dijo Chencho mientras fruncía el ceño-. Eso suena como el chillido exacto de un gólem del caos...<br />
<br />
No había terminado de hablar Míster Transsssporterr cuando apareció frente a nosotros una "criatura" por llamarla de algún modo. Se componía de una nube de espesa niebla multicolor, vagamente humanoide. Cada pocos segundos, "algo" asomaba de la niebla. "Algo" que podía tomar cualquier forma. A veces era una garra, otras un tentáculo, un somier, la cabeza de un perro dogo verde, un diábolo, un cable, un fusil de asalto, una manguera...<br />
<br />
-Los gólems del caos son criaturas artificiales compuestas de energías caóticas puras -comenzó a explicarnos Chencho-. La única manera de vencerlas es <i>como diçe el proverbio, palabra es bien çierta, que no hay encobierta que a mal non rebierta, fue la su mala obra en punto descobierta, esa hora fue el monge preso et en refierta</i>...<br />
-¡Joder! -protestó Cafre- ¡Buen momento para que le dé uno de sus cortocircuitos!<br />
-¿Y de quién es la culpa? -le recriminó Vicky mientras se adelantaba y sacaba de su cinturón un par de nunchakus.<br />
<br />
Admiré la valentía de la pequeña ninja actuaria, pero no estaba dispuesto a que luchara sola contra ese monstruo. Me coloqué a su lado, me puse mi yelmo tallado y desenvainé mi espada. El Comando Caprino aún no había visto lo que yo, Herji, campeón de la tribu de Nueva Ávila, soy capaz de hacer. Cerré un segundo los ojos e invoqué a mi tótem, el lobo. Y los abrí. Frente a mí había ahora dos gigantescos lobos, uno de color negro con los ojos rojos y otro de color plata con los ojos azules. Sonreí. Uno de mis poderes es invocar a esta poderosa pareja de animales espirituales. Y entre otras técnicas, los tres somos capaces de sacrificar nuestra movilidad a cambio de adoptar una posición defensiva que es tan firme como una montaña y tan dura como el diamante. El lobo negro y el lobo blanco se colocaron mostrando sus dientes, dejándome a mí en el centro. Ni siquiera una bestia como el gólem del caos será capaz de flanquearnos y poner en peligro a mis compañeros. <br />
<br />
-¡Gatitos! -gritó Vicky, olvidándose del gólem del caos-. ¡Gatitos caninos! ¡Gatitos peluditos! ¡Gatitos bonitos! ¡Gatitos se vienen con la mami!<br />
<br />
Y diciendo esto, la ninja actuaria abrazó con cada uno de sus brazos las cabezas de mis atónitos lobos espirituales y se los llevó tarareando una cancioncilla, dejándome solo frente al gólem del caos.<br />
-Pero... pero... ¡has jodido mi posición defensiva!<br />
<br />
No pude añadir más. De la nube de niebla surgió un enorme puño de metal que hizo pleno impacto en todo mi cuerpo y me lanzó por los aires. Aterricé varios metros atrás. Podía sentir mi columna vertebral seccionada, un grave traumatismo craneoencefálico, todas mis costillas rotas, fracturas múltiples diversas y un leve sangrado de nariz. Rápidamente Rigoberta se puso a mi lado y comenzó a volcar en mí toda la energía curativa que era capaz.<br />
-¡No te mueras, Herji! ¡No te mueras!<br />
-¿Lo ves? -escuché la voz de Cafre- ¡Ya te lo dije cuando nos conocimos! Teniendo una sanadora en el grupo, al guionista le va a dar igual meter escenas gore porque sabe que no es tan fácil palmarla...<br />
-Vete... a... tomar... por... culo... -logré mascullar escupiendo un par de dientes.<br />
<br />
El gólem del caos era un enemigo impresionante. Celia disparaba sobre él sus cañones proyectores de partículas al tiempo que Fer exhalaba su flamígero aliento, Cafre disparaba sus escopetas montado en su pavo y Vicky lanzaba shurikens, pero todos sus ataques no parecían tener efecto; eran absorbidos simplemente por la niebla. Si no mantenían las distancias, se arriesgaban a que "algo" surgiera de la nube y les golpeara.<br />
<br />
-¡Mis poderes no sirven de nada con esa criatura! -se quejó Chess-. ¡Me siento completamente impotente!<br />
-A nosotros no nos va mejor -gruñó Celia-. ¡Los ataques directos no funcionan! Usemos algo distinto... ¡escuchadme todos! ¡Vamos a realizar la maniobra evasiva número 433 código A!<br />
<br />
Se hizo una extraña pausa en el combate. Vicky, Cafre y Fer miraron interrogantes a Celia. Ésta se puso roja.<br />
<br />
-¡Lo que hacemos cuando nos queremos ir de un restaurante sin pagar! -gritó la jefa.<br />
-¡Ah! -exclamaron todos.<br />
<br />
Cafre se retiró de la primera línea, bajó de su pavo gigante y vino donde Rigoberta estaba terminando de curarme. Afortunadamente mis huesos estaban casi regenerados del todo y yo ya me sentía mejor.<br />
<br />
-Sólo podemos hacer una cosa -gruñó Cafre.<br />
Y rápidamente se quitó la ropa, quedando desnudo frente a nosotros.<br />
<br />
-¡Espera un maldito momento! -le gritó furiosa Rigoberta-. ¡Sé lo que estás pensando! Piensas que como éste parece nuestro final, vamos a aprovecharlo teniendo sexo. Y como yo soy bisexual, te crees que soy la elección ideal. ¡Pues te equivocas! ¡Estoy harta de que la gente se piense que los bisexuales tenemos sexo con todo lo que se mueva! ¡No es así! ¡Tenemos sentimientos! ¡Y nunca tendría sexo contigo! ¡A mí me gusta Chencho!<br />
<br />
Cafre la miró como si estuviera loca.<br />
-Sólo me desnudo porque la transformación me revienta la ropa, y es una jodienda que eso pase.<br />
-¿Cómo?<br />
-No sois los únicos que tenéis poderes.<br />
<br />
Y diciendo esto, el cuerpo de Cafre comenzó a cambiar, a crecer, a hincharse... toda su piel se cubrió de un espeso vello rojizo, su boca y nariz se alargaron formando una especie de hocico, dos curvados cuernos crecieron en su cabeza, sus pies de transformaron en pezuñas y una larga perilla hizo su aparición. Cafre ya no era humano, ahora era una criatura mitad hombre y mitad chivo de rojizo pelaje.<br />
<br />
-¡Beeeeee! -gritó mientras de nuevo se lanzaba a la batalla.<br />
<br />
-¡Ahora! -gritó Celia.<br />
<br />
Celia y Fer volvieron a disparar y a exhalar fuego, respectivamente. Pero esta vez, no apuntaban al gólem del caos. Disparaban al suelo, dibujando una circunferencia de varios metros de radio alrededor de la nebulosa criatura. Y seguían disparando al suelo, sus rayos se internaban más y más profundo en el terreno. Mientras Celia y Fer trabajaban, el gólem del Caos estaba distraido gracias a los shurikens, dagas y kunais que le lanzaba Vicky.<br />
<br />
-¡Cafre! ¡Haz lo tuyo! -ordenó Celia.<br />
<br />
En ese momento, el hombre chivo avanzó hasta la circunferencia grabada por sus dos amigos, alzó sus puños por encima de su cabeza y golpeó con fuerza el suelo, enterrando sus brazos en el terreno. Después bramó un balido ensordecedor y levantó sobre sus brazos un inmenso trozo de suelo... un círculo de tierra con el gólem del caos encima. Y al momento siguiente, el hombre chivo había lanzado por los aires el trozo de suelo (gólem incluido), no dejando nada más que un gran agujero en el suelo como recuerdo de la batalla.<br />
<br />
Todos se derrumbaron agotados en el suelo.<br />
<br />
-...cerveza -se escuchó la voz de Chencho, que parecía que por fin había superado su cortocircuito y no se había enterado de lo más mínimo-. La única manera de vencer a los gólems del caos es con cerveza. Extrañamente tienen una alergia pavorosa a esta bebida, así que sólo necesitamos que Fer mee un poco y... ¿eh? ¿qué ha pasado aquí?<br />
-¡Chencho! -gritó Rigoberta mientras le abrazaba- ¡Estás bien!<br />
<br />
Muy a mi pesar, empiezo a considerar muy seriamente la idea de matarlos a todos.<br />
<br />
<i>Continuará</i><br />
<br />Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4041815576968505222.post-38272258877214063262017-07-08T16:35:00.002-07:002017-07-08T17:21:42.311-07:00GdP2: X<br />
Posiblemente, el Gran Simposio del Caos es el único evento en todo el espacio-tiempo en el que los seres caóticos mantienen algún tipo de orden. Por lo general, todos respetan y mantienen el silencio cuando alguien está hablando, se agrupan según sus escasas coincidencias y comparten educadamente información unos con otros.<br />
<br />
Eso no quita que se produzcan millones de muertes (es difícil que no las haya cuando se encuentran seres explosivos, corrosivos, electrificadores, pandémicos, congeladores o, literalmente, mortalmente aburridos). Aunque también hay millones de generaciones expontáneas de nuevas criaturas (algunas de las cuales mueren pocos milisegundos después en apocalípticas circunstancias). Mas, teniendo todo en cuenta, el párrafo que antecede a éste puede considerarse cierto al cien por cien.<br />
<br />
El Gran Simposio se produce en un momento y lugar aleatorios (no podía ser otra forma) del multiverso... y muchas veces ni siquiera se puede hablar de momento o lugar. En fin, lo importante es que existe. Para los seres caóticos, es algo realmente importante. Tan importante como para olvidar sus naturalezas caóticas. Más o menos. Aunque sea un poquito.<br />
<br />
Los Grandes Poderes del Caos presiden estas inmensas asambleas. Al menos, un número indeterminado de ellos. Allí está el Gran Señor Caótico que rige sobre la vida, la muerte, la antimateria, la energía y los zombis. Allá, el Gran Señor Caótico que domina el tiempo, el espacio, el multiverso, el infinito y los trasteros. Acullá, el Gran Señor Caótico que controla el azar, la divergencia, la alteración de probabilidades y la raíz cuadrada de menos uno. Aquí, el Gran Señor Caótico que deforma la magia y la ciencia, creando auténticos engendros como los políticos que sufren de masturbación compulsiva. Acá, el Gran Señor Caótico que distorsiona la mente y los pensamientos, convirtiéndolos en pura entropía, procrastinación y dialecto flaite. Acucá, el Gran Señor Caótico que tiene como dominio los armadillos, el chocolate con picante, los fluxómetros y las tazas de porcelana (el resto de los Grandes Poderes dicen que es un poco excéntrico, pero su abuelita los regaña si lo dejan de lado).<br />
<br />
Además, en base a su naturaleza caótica, los Grandes Poderes del Caos a veces se conglomeran en una sola criatura y, en otras ocasiones, se dividen en infinitos seres independientes... pero lo importante es que están y se les espera.<br />
<br />
¿Yo? Yo sólo soy el escriba de una de estas reuniones. Mi nombre es Kayampa y se puede decir que no soy de los más caóticos de los presentes. Total, sólo soy un gibón asexual de pelaje plateado, con la cabeza decorada con dos cuernos tamaño Ankole-Watusi, con dos grandes alas en la espalda similares a las de un colibrí rutilante y con unos preciosos ojos de manul; y al que le gusta vestirse con tutú rosado. Tampoco sé porqué la obsesión de los Grandes Poderes Caóticos con el tema de que haya un escriba que recoja lo acontecido en estas reuniones, si ninguno de ellos sabe leer. Pero es lo que me han encomendado, y debo hacerlo.<br />
<br />
En esta ocasión, en el Gran Simposio del Caos se trata un tema de especial relevancia: hay una nueva encarnación del Comando Caprino, el que fuera uno de los mejores grupos de rebeldes anti-caóticos. Bueno, es cierto que en ocasiones luchó junto y a favor de criaturas caóticas. Son un poco caóticos ellos también, en realidad. Pero son enemigos. De los mejores enemigos que jamás ha tenido el Caos. Y ayudan a evitar nuestro aburrimiento. Realmente les tenemos aprecio. Por ello, este Gran Simposio del Caos está dedicado al Comando Caprino y todos debatimos cómo destruirles.<br />
<br />
Hasta el momento, la idea favorita tiene como fundamento la tercera ley de Newton. ¿Por qué coño se basan en leyes si somos caóticos? Yo siempre supuse que los Grandes Poderes Caóticos mezclaban la mescalina con la absenta, así que esa es una posible explicación. A lo que íbamos... en base a la tercera ley de Newton, hablan de crear un comando caótico capaz de enfrentarse en igualdad de condiciones al Comando Caprino.<br />
<br />
Claro, el debate ahora es elegir quiénes compondrán dicho comando caótico.<br />
<br />
Uno de los primeros nombres que sonó fue el de Némesis, habitual enemigo del original Comando Caprino y protagonista de algunas épicas victorias contra grupos rebeldes. Sin embargo, el fatídico duelo en la Fortaleza del Pequinés Sonriente contra Cafre del Comando Caprino (donde Némesis no sólo sufrió una humillante derrota, también debió afrontar la muerte de su legendaria montura Chupacabras) le han convertido en una sombra de lo que era. Su confianza, su fuerza de voluntad y su liderazgo se diluyeron desde ese momento, siendo responsable de numerosas derrotas de las fuerzas caóticas. Nunca ha podido volver a equipararse a su archienemigo Cafre. Si antes era motivo de orgullo y maravilla entre las hordas del Caos, ahora se ha transformado en un elemento desmoralizador (gafe incluso). Por lo cual, quedó descartado.<br />
<br />
El Sargento Capullo fue otro de los candidatos. Un ser reptante amorfo, viscoso y bulboso, enemigo personal de Vicky y Celia. Sin embargo, dos cosas jugaron en contra de su elección. La primera, que lo único destacable en su historial de enfrentamiento con los rebeldes era su pesadez. No contaba prácticamente con una victoria, mientras que su listado de derrotas (algunas realmente humillantes) era extenso. ¿El segundo punto en contra? Estaba muerto. Tras tantos sinsabores, tramó durante meses el que iba a ser el plan perfecto para vengarse de Vicky y Celia. Y de veras era el plan perfecto. O lo hubiera sido, de no ser porque no tuvo en cuenta una variable... Vicky había comenzado a salir con un tal Fer. Antes de poner siquiera en marcha la primera fase de su infalible plan, el Sargento Capullo había muerto abrasado por el incandescente aliento del poco hospitalario hombre-dragón. Nunca supimos en qué consistía exactamente ese plan infalible que, a pesar de todo, falló. <br />
<br />
Tras descartar a los primeros candidatos, se decidió que el Mariscal de Campo sería uno de los integrantes del comando caótico. El Mariscal de Campo es otro viejo enemigo del Comando Caprino. Un muerto viviente prácticamente inmortal, capaz de regenerar casi cualquier daño. Su aspecto es el de un andante y atemorizador esqueleto ataviado con un viejo uniforme nazi, con unas demoníacas ascuas rojizas brillando permanentemente en sus cuencas vacías. Aún así, también se produjo un desagradable debate acerca de si el Mariscal de Campo debía ser seleccionado. Muchos guerreros caóticos afirmaban que el Mariscal de Campo era un ser indigno de confianza. Debo reconocer que yo también mantengo dudas acerca de la ideoneidad de esta elección. Hace poco descubrimos que el Mariscal de Campo y el rebelde Cafre pactaban periódicamente treguas para irse juntos de vacaciones, lo cual fue toda una conmoción. Aunque también es cierto que salvo en esos períodos de asueto, ambos hacían todo lo posible para destruir al otro de la manera más imaginativa posible. Y pocos se han enfrentado tantas veces al Comando Caprino... la experiencia del Mariscal de Campo nadie la cuestiona.<br />
<br />
Con el segundo miembro no hubo debate. Xhugra se adelantó y proclamó que ella estaría dentro del grupo. Nadie quiso contradecirla.<br />
<br />
Xhugra es uno de los seres más atemorizantes del ejército caótico... y eso es decir mucho. Su aspecto es el de una decrépita mujer, con el famélico cuerpo envuelto parcialmente en podridos vendajes; es tan delgada que tanto sus huesos como sus oscuras venas se marcan desagradablemente en la seca y amarillenta piel que queda a la vista. Su negro cabello parece estar compuesto de largas espinas de pescado, su único ojo anaranjado destila odio y maldad. Cuando habla, asoman unos bestiales colmillos cariados y una pestilente lengua viperina. Pero lo más temible de ella son sus manos... sus dedos terminan en unas curvadas garras de las que permanentemente gotea un veneno extremadamente tóxico, capaz de corroer el metal. De hecho, se rumorea que ese es el motivo por el que perdió el ojo derecho. Un día le picaba y se rascó sin acordarse de sus terribles poderes. Por ahí corre otro rumor acerca de que es estéril, que en cierta ocasión fue otra cosa lo que le picaba...<br />
Pero me voy por las ramas. Xhugra es una adición extraordinaria y terrible al nuevo grupo. Todos en el ejército caótico saben que hay una fortísima enemistad personal entre Xhugra y Celia, aunque sólo ellas conocen los motivos.<br />
<br />
El Mariscal de Campo es resistente y Xhugra poderosa, pero siempre hace falta algo de músculo. El joven Cuchuflí Montoya fue el elegido para aportarlo. Méritos no le faltan, pues fue reciente medalla de oro en halterofilia, levantando quince toneladas y seiscientos gramos en la modalidad de arrancada. Es un gorila albino inteligente que alcanza casi los tres metros de altura (y eso, caminando encorvado), siempre vestido impecablemente con su chaqué, su sombrero de copa y su monóculo. Aunque puede resultar algo pedante en ocasiones, todos los que le conocen alaban su conversación, su saber estar y sus conocimientos de micología y primatología. Además, pertenece a una distinguida familia que ha aportado grandes luchadores a la causa caótica como Cochuzo Montoya o Chochenegue Montoya. Cuchuflí Montoya se siente agradecido por esta oportunidad de seguir aumentando la reputación de su clan.<br />
<br />
La nueva adición al grupo fue Durk. Pocos saben sus orígenes y hay historias contradictorias acerca de él. La versión más extendida es que viene de un mundo similar a la antigua mitología nórdica, en el cual ya sentía una gran predisposición hacia el caos. Tras una experiencia demoníaca se volvió más loco de lo que estaba, convirtiéndose en el equivalente del "hombre del saco" para todo un imperio subterráneo. Ahora, este psicópata se encuentra en nuestro universo por motivos y medios desconocidos. Durk es un feo enano de metro y medio de altura, calvo, barbudo, cubierto de cicatrices y completamente desquiciado. Este plano de existencia es perfecto para él, y adora la cibertecnología caótica. De hecho, amputó su brazo izquierdo para instalar en su lugar una ametralladora gatling biónica. Con la mano diestra maneja una pesada hacha de batalla. En mi humilde opinión, considero que Durk fue incluido para poder perderlo de vista.<br />
<br />
Una seductora voz pidió su inclusión en el comando. Cubbi ha hablado. Los monstruos caóticos nos miramos unos a otros, nadie quiere oponerse. Cubbi se adelanta, y permite que todos contemplemos su magnificiencia. Cubbi es un ser de una extrema perfección. Su cabello anaranjado es largo y sedoso, su piel dorada es brillante y aterciopelada. En su bellísimo rostro andrógino destaca la heterocromía de sus hermosos ojos, el derecho de color verde y el izquierdo de color ámbar. Y su cuerpo, su sensual cuerpo... únicamente viste la parte superior de un bikini rosado, que cubre mínimamente sus grandes pechos. Cubbi siente orgullo por su cuerpo y siempre lo muestra, así que todos podemos contemplar detenidamente su gran pene. Debajo, en vez de testículos, tiene una sonrosada vulva. Cubbi es hermafrodita. Y además de pura belleza, es también pura peligrosidad. Su mirada y su voz son hipnóticas, y todo su cuerpo emite una nube de potentes feromonas. Su técnica es tan simple como acercarse a un grupo de rebeldes y dejar que sus feromonas actúen. No importa si son hombres o mujeres, todo el mundo pierde la cabeza y no se resisten a tener sexo con Cubbi... y ese es su final pues, en pleno acto, Cubbi absorberá sus energías vitales hasta dejarlos literalmente secos. Además, es un ser inmune al frío y al calor por extremos que sean... y también a las enfermedades venéreas.<br />
<br />
No hemos dejado de mirar a Cubbi, y una voz robótica resuena:<br />
<br />
-Yo también me uno. Tengo cuentas pendientes con el Comando Caprino que exigen venganza. Podéis llamarme Kuroko.<br />
<br />
Al momento se escucharon un montón de cuchicheos. Ninguno de los seres caóticos presentes conocía al que había hablado. Era un humanoide de metro setenta de estatura, pero su cuerpo estaba cubierto completamente por una extraña tela negra. Ni siquiera podía vislumbrarse una mínima apertura para los ojos. Realmente parecía más una sombra que un ser vivo.<br />
<br />
¿Quién es Kuroko? ¿Cuáles son sus poderes? ¿Por qué quiere venganza? ¿De qué conoce al Comando Caprino? ¿Cómo consiguió entrar en un evento caótico que está fuera del espacio y el tiempo?<br />
<br />
Muchas preguntas, pero no le hicimos ni una. Quiso unirse y aceptamos.<br />
<br />
El tal Kuroko no fue el único que habló. También se escuchó una orgullosa y potente voz que, ahora sí, todos conocíamos:<br />
<br />
-Podéis contar con mi espada y con mi lanza, caóticos señores.<br />
<br />
Quien había hablado era el famoso Sir Rosis, paladín del caos y caballero de la entropía. Siempre vestido con una pesada armadura renacentista e iridiscente de color verde pasto y cabalgando su fiel montura llamada Fresón. Con sus ademanes caballerescos, su rígido código de honor y su leal manera de entender la vida y la guerra, quizás no parezca muy caótico en comparación con el resto... pero mirar lo que hay bajo su yelmo causa locura o muerte inmediata (algo que a Sir Rosis le da mucha vergüenza que suceda) y Fresón no es un corcel, es un tábano inmenso de casi diez metros de longitud e intenso color rojo.<br />
<br />
Se produjo un ensordecedor estruendo debido a nuestros vítores, al saber que Sir Rosis se unía a la expedición. Es uno de nuestros ídolos y alguien tan amable y valeroso que se gana el corazón de todos.<br />
<br />
El Mariscal de Campo, Xhugra, Cuchuflí Montoya, Durk, Cubbi, Kuroko, Sir Rosis y Fresón... posiblemente un grupo imbatible, capaz de vencer al nuevo Comando Caprino en once de doce batallas.<br />
<br />
-Yo iré también.<br />
<br />
Un silencio absoluto sucedió a estas palabras. Hacia nosotros caminaba una figura encapuchada, envuelta en una pesada capa de color oscuro. Todos permanecimos mudos de asombro. Se trataba del Señor del Castillo de la Rosa, uno de los seres más poderosos de este sector del multiverso. Podría ser el típico jefe final, pero un jefe final tan despiadado que cuando tiene al protagonista indefenso, ni ríe megalomaníacamente ni suelta egocéntricos discursos; directamente, lo mata. Un jefe final que termina con los héroes potencialmente peligrosos cuando están al inicio de sus carreras, antes de que ganen niveles y se conviertan en una amenaza. Un jefe final que no explica sus planes al enemigo, aunque sepa que va a ganar la batalla.<br />
<br />
Los Grandes Poderes del Caos se acercaron al recién llegado.<br />
<br />
-Señor del Castillo de la Rosa. ¿También tienes cuentas pendientes con el Comando Caprino?<br />
-El Comando Caprino me es indiferente -respondió con voz grave-. ¡Pero sí tengo una cuenta pendiente con Míster Transsssporterr!<br />
<br />
Para dar más énfasis a sus palabras, lanzó su capa al suelo con un violento ademán. Todos lanzamos una exclamación de asombro. Ahí estaba el Señor del Castillo de la Rosa en toda su plenitud, un joven delgado, de despeinado cabello castaño y mirada azul-grisáceo-verdosa; vestido con camisa hawaiana, bermudas y chanclas con calcetines... un auténtico genio del mal.<br />
<br />
-Llamadme Daniel. Haced lo que queráis con el resto... pero Míster Transssporterr es mío.<br />
<br />
-Está decidido entonces -proclamaron los Grandes Poderes del Caos-. Mariscal de Campo, Xhugra, Cuchuflí Montoya, Durk, Cubbi, Kuroko, Sir Rosis y Fresón, junto a Daniel, el Señor del Castillo de la Rosa, serán los componentes del Grupo Armado Mata Cabras, el que está destinado a convertirse en el legendario comando que derrote al Comando Caprino. Y Kayampa, tú les acompañarás y narrarás sus peripecias.<br />
<br />
Miré anonadado a los Grandes Poderes del Caos. Me jodieron.<br />
<br />
<i>Continuará</i>...Diego Alcaraz Hernándezhttp://www.blogger.com/profile/01909359762177666781noreply@blogger.com0