sábado, 25 de febrero de 2017

GdP2: VIII (a.k.a. N.P.I.)


-¿Dónde estamos? -pregunté.
-Ni puta idea -respondió Chencho.

Flotábamos en lo que parecía un infinito limbo gris. Nada más que aire grisáceo nos rodeaba, miráramos en la dirección que miráramos.

Aún peor, sólo nos encontrábamos Chencho, Rigoberta y yo.

-¿Dónde se encuentran los demás? -pregunté de nuevo.
-Ni puta idea -volvió a responder Chencho.
-¿Qué ha pasado?
-Ni puta idea -contestó Chencho, mascullando esta vez entre dientes.
-Pero, ¿tienes idea de algo? -exploté.
-¡No! -gritó el interdimensionador- ¡No tengo puta idea de qué ha ocurrido! ¡Ni puta idea! ¡Ni puta absoluta idea! ¿Te has quedado ya satisfecho con la respuesta?
-No hay necesidad de ser tan grosero -dije mientras miraba dolido a Chencho.

Chencho me miró a su vez con expresión inexcrutable.

-Herji, en lo que parece casi otra vida, todos decían que yo era muy bueno. Una bellísima persona. Un buenazo. Pero me cansé de eso. Da igual el mundo que sea, las buenas personas nunca conseguimos lo que queremos. Nunca destacamos. Somos invisibles. No nos toman en serio. Tampoco cuentan con nosotros a no ser que quieran pedirnos algo. Y, por supuesto, jamás nos quedamos con la chica. Eso se terminó. Chencho se terminó. Ya no soy el buenazo Chencho. ¡Ahora y por siempre soy el badass Míster Transsssporterr!

-A mí me gustan los chicos buenos -dijo Rigoberta mirando a Chencho con ojos tiernos.

Tanto la expresión como la voz de "Míster Transssporterr" dieron un giro radical de ciento ochenta grados al responder a Rigoberta:
-Pero en el fondo sigo siendo un cachorrito...

-Esto... ya, todo eso puede esperar -interrumpí-. Pero, de veras, necesitamos saber qué ha pasado y dónde estamos. ¿Qué es este limbo gris? Lo último que recuerdo es que ibas a teletransportarnos a todos a mi aldea de Nueva Ávila.

Chencho quedó un rato pensativo antes de responder:
-Creo que estamos en un vacío interdimensional, el cual atravieso durante una fracción de nanosegundo al efectuar una teletransportación. Da la impresión que "algo" interrumpió la teletransportación, dejándola incompleta. Es la primera vez que me ocurre algo parecido.
-¿Por qué ha ocurrido?
-Ni puta idea. Quizás hayan protegido tu aldea contra asaltos teletransportadores. O puede que algo haya interferido con mis poderes.
-¿Y los demás?
-Ni puta idea. Si algo ha interferido con mis poderes, podrían estar en cualquier lugar y momento del espacio-tiempo.
-Pero, ¿podríamos salir de aquí? ¿Y rastrearles?
-¡Estás hablando con el magnífico Míster Transsssporterr! ¡Nada hay imposible para mí! ¡Soy único! ¡Magnífico! ¡Maravilloso! -y añadió mirando con una sonrisa boba a Rigoberta- Y también soy muy tierno...

Rigoberta le miró también a él con ojos brillantes...

-¡Ya, coño! -grité-. ¡Busca al resto!
Chencho refunfuño algo y cerró los ojos.

-Ya los he localizado a todos. Celia y Chess han aparecido en pleno campeonato de Fútbol Total, en el encuentro entre los Aleatoriedad Suprema Club de Fútbol y los Entropía All-Stars, rodeados de miles de monstruos caóticos. ¡Corren grave peligro!
-¿Podemos ir a por ellas? -pregunté.
-¡Iba a decir "ni puta idea" pero no hay imposibles para Míster Transsssporterr!

Un zumbido y una descarga de energía estática, y aparecimos en un estadio de fútbol de dimensiones colosales, preparados para luchar hasta la muerte... y sí, mucha muerte fue lo que encontramos. Celia y Chess estaban tomándose tranquilamente unos mojitos rodeadas de montañas de cadáveres de monstruos caóticos.

-¿Estáis bien? -pregunté atónito.
-Pues sí -respondió Celia-. No sé que ocurrió, pero aparecimos aquí. Los hinchas de ambos equipos ya estaban matándose y les ayudamos un poquito.

Chencho y yo nos miramos y tragamos saliva.
-Dan miedo.
-Mucho.

No tardamos en informar a Celia y a Chess de lo que había ocurrido.
-¿Y los demás? -preguntó Celia-. ¿Están bien? ¿Dónde han aparecido?
-Propongo que vayamos a por Vicky y Fer, y que Cafre sea el último que recuperemos -dijo Chencho.
-¿Es el que menos peligro corre?
-No, para nada. Es para disfrutar de la tranquilidad que provoca su ausencia durante un rato más.
-Entiendo... ¿dónde están Vicky y Fer?
-Han llegado a una dimensión alternativa, muy similar al año 1950 de nuestro antiguo mundo. Para ellos han pasado ya dos meses desde que aparecieron en esa dimensión.
Todos nos horrorizamos.
-¡No! ¡Pobres! Deben sentirse terriblemente desorientados...
-Para nada -suspiró Chencho-. Prácticamente están terminando de conquistar y convertir ese mundo en la enfermiza idea que tienen ellos de una utopía... Toda Norteamérica está dirigida por una coalición de tribus amerindias con máximo respeto al medio ambiente, salvo el sur de lo que se conocía anteriormente como Estados Unidos. Es un protectorado con la capital en Nueva Orleans donde es legal cazar miembros del Ku Klux Klan. Por otro lado, Europa es una nación unificada llamada "Céltica", con capital en Dublín y la cerveza es la bebida oficial en todo el territorio. Recién han aprobado una ley donde se establece que los cazadores furtivos pillados in fraganti serán despellejados vivos. Mientras tanto, Fer está organizando China y Rusia como un "auténtico comunismo" pues, según él, los antiguos dirigentes no eran dignos de tal nombre. También están construyendo infraestructuras en África y tienen grandes planes para Oriente Medio, Indonesia y Oceanía... hicieron un primer intento de conquistar Sudamérica, pero comenzaron por Chile y parece ser que decidieron abordar esa misión con un poco más de tiempo hasta que pudieran entender el extraño idioma que hablan... ¿cachai?
-Joder. Esos dos están disfrutando, ¿verdad?
-Mucho.

Chencho desapareció y reapareció unos segundos más tarde acompañado de Vicky y Fer.
-Sabéis que habéis alterado todo el continuum de esa dimensión, ¿verdad? -les regañaba Chencho.
-Algo teníamos que hacer para matar el tiempo, ¿no? -replicaba Fer, el hombre dragón.
-En fin, sólo quedan Cafre y su pavo. Ellos sólo viajaron en el tiempo. Cafre ha aparecido unos días atrás y se ha encontrado consigo mismo, sólo que unos días más joven.
-Oh, no -dijo Vicky-. Mi hermano es capaz de matarse a sí mismo y crear una paradoja temporal.
-Sí -asintió Chencho-. Voy a por él. Un Cafre es sumamente inestable, no quiero pensar qué pasará con dos Cafres existiendo a la vez en el mismo espacio-tiempo...

Chencho, nuevamente desapareció y reapareció a los pocos segundos, acompañado tanto de Cafre como de su pavo gigante. Eso sí, esta vez Chencho volvió con la cara completamente roja. Cafre, a su lado, se subía los pantalones.
-No -gruñó el interdimensionador-. Un Cafre no estaba matando al otro Cafre.
-Pero, ¿qué...?
-Sesenta y nueve -murmuró Chencho con un hilo de voz.
-¡Es que siempre quise saber qué se sentía si  uno mismo pudiera...! ¡Bueno, ya sabéis! -gritó Cafre-. ¡Pero tengo la mala suerte de tener todas mis costillas! ¡Nunca pude conseguirlo! Y al ver a mi otro yo... pensé... pensamos...
-Oh, Dios mío, no quiero saber más -pidió Celia-. Y lávate ahora mismo esa boca.
-Propongo que nos centremos en averiguar qué salió mal en la teletransportación. ¿A alguien se le ocurre algo?
-Ni puta idea...