jueves, 29 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 35


Mientras tanto, en la casa de Isabel, los ánimos estaban un poco encendidos.

-Son ya más de las diez. ¿Y tu hija? -preguntó el padre de Isabel a su mujer.
-En casa de mi hermana -respondió ésta en voz baja, mientras preparaba la cena.
-¿No va a cenar con nosotros?
-Dijo que se quedaba a dormir con la tía.
-Llama a casa de tu hermana y dile a tu hija que venga a cenar inmediatamente.
-Sabes que vive en la capital...
-Pues que tu hermana la traiga en coche.
-Por favor -suplicó la madre-, dale un respiro...
-¿Respiro? -se indignó el padre-. ¡Disciplina es lo que necesita esa muchacha!

Y el padre comenzó a dar un discurso sobre la irresponsabilidad, la indecencia y la tontería de su hija mientras su mujer se mordía el labio y callaba.

Felisa ya había tenido más que suficiente. Estaba segura que a la mujer no le hacía falta más que un pequeñito empujón. Así que, invisible, susurró unas palabras de energía al oído de la madre de Isabel, al mismo tiempo que minaba con sus manos invisibles la voluntad de su marido.

-Además de esas compañías con las que se junta... -seguía diciendo el padre.
-¡Escúchame, gilipollas! -gritó la madre mientras lanzaba un plato al fregadero, rompiéndose en mil pedazos-. ¡Su novio ha muerto! ¡Muerto! ¡Y tú actúas como si no hubiera pasado nada, maldito cerdo! Quizás queramos a nuestra hija, pero jamás se lo hemos demostrado. Tú por tu estúpida educación militar y yo... ¡yo porque soy una idiota cobarde que jamás se ha atrevido a plantarte cara! Y eso por no hablar del imbécil de su hermano. Ese novio suyo es el único que realmente ha demostrado quererla, y ahora está muerto. No sé si a la edad de tu hija habrías perdido ya la capacidad de sentir, pero si aún eras capaz de amar imagínate que pierdes para siempre a la única persona que te ha querido...
-Yo quiero a Isabel -afirmó el padre en voz baja, tragando saliva, totalmente amilanado por su mujer.
-Entonces -siseó la madre, la cual acababa de comprender que se había casado con un calzonazos-, ¿por qué no se lo demuestras de una puta vez?

El padre miró anonadado a su mujer. Luego se retiró sin decir palabra. La madre, por su parte, comenzó a recoger los trozos del plato roto.

En ese momento, llegó Nando corriendo a la cocina.

-He estado pensando -dijo Nando-, que voy a decirle al vecino de arriba, a ése que nos cae tan mal, que porqué no sale con Isabel... ¡a lo mejor también se muere!
-Nando, hijo -le pidió su madre-, ven un momento, por favor, hay algo que tenía que haberte dicho hace ya tiempo...

Y Nando se marchó llorando de la cocina después de que su madre le cruzara la cara.

Felisa estaba realmente satisfecha. Ojalá esa sensación hubiera durado algo más, en vez de convertirse en una desesperanza completa cuando el querubín le explicó que sus protegidos habrían de enfrentarse al Espectro, y que debía ser ella la que les enviara a por él.

Al mismo tiempo, en casa de Rubén, sus padres dormían abrazados con los ojos llenos de lágrimas.

Continuará...

lunes, 26 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 34


-“¡Oh! ¡Tu historia me ha inspirado!
Y debo decirlo: ¡estoy emocionado!
Creo que es justo que tu relato romántico
quede plasmado en un bello cántico
que he compuesto en estos momentos
sólo para acallar tus lamentos
-Canael, tienes mi permiso para atizarle en cuanto recite el primer verso -dijo Cosme.
-No -respondió el demonio -. Tengo curiosidad por saber qué es lo que ha compuesto.

Y Poeta rasgó su lira y comenzó a cantar.

Me arrancaste mi gloria.
Y desde ese momento
las llamas del infierno
escribieron mi historia
y marchitaron mi corazón.

Navegando entre Caribdis y Scilla
se hizo jirones mi alma
y cubriendo mi cuerpo
con las espinas del averno
me rebelé.

Asesiné al mismo diablo,
conquisté este mundo
a la maldad encadenado
y, sonriente,
la misma muerte
me dio de beber de sus labios
el amargo vivir de los condenados...
el amargo vivir sin ti.

Pues yo ya no te tenía.

Por buscarte ascendí al cielo.
Los paladines del bien
ignorantes de que yo no era ya ángel ni hombre,
por protegerte, salieron a mi encuentro.

Yo sólo pensaba en tu nombre
cuando desgarré mi vientre y mi pecho
y dejé nacer a los canes del tormento
que desgarraron la razón.

Combatí primero al sol.
Tras torturarle le estrangulé.
Luego desnudé a la luna de su fulgor.
Y una vez ultrajada la violé.
Asesiné a las estrellas que no huyeron
y luego miré a mi alrededor.

Tú no estabas allí.

Entonces comprendí el alcance de mi castigo
y Dios fue el único testigo
de las lágrimas que derramé por ti.

Ahora he vuelto al infierno,
sabiendo que la gracia no me alcanzará.
Sólo me queda la esperanza
de que también tú sucumbas a la tentación
y, aunque sea en este mundo de llamas
y con mi pecho cubierto de oscuridad
pueda tener aún una última oportunidad
para poder volverte a amar.

-Que alguien lo mate del todo -pidió Fito.
-Al contrario -sonrió Canael mientras hablaba con voz suave-. Te estoy muy agradecido, Poeta. Gracias.
-¿Has visto? -le susurró Fito a Cosme-. A los demonios les afecta el llevar más de unas horas en el mundo de los vivos... ¡Ha alabado las rimas de Poeta!
-Cállate y conduce, idiota -respondió en voz baja la calavera.

Continuará...

domingo, 25 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 33


-Canael, ¿puedo hacerte yo otra pregunta? -pidió Sheila mientras Fito conducía dando vueltas y más vueltas por el polígono industrial, intentando encontrar la salida apropiada o... mejor dicho, una salida.
-La que quieras -respondió el demonio mientras esbozaba una sonrisa irónica-. Pero después de las de Fito, no puedo garantizarte que la responda.
-Verás, es que jamás pensé que un demonio pudiera arrepentirse. ¿Cómo...? -Sheila calló al ver el pesar en los ojos de Canael.
-Lo que quieres saber es mi historia, entonces.
-Bueno, sólo si tú quieres contarla.

Canael negó con la cabeza mientras los recuerdos que había mantenido lejos durante siglos volvían a su mente..

-Es algo de lo que me avergüenzo. Verás, Sheila, los ángeles no son perfectos. Ni mucho menos. Como criaturas de Dios, son libres de tomar sus propias decisiones. Como vosotros. Mucho antes de que existieran los hombres, casi una tercera parte de los ángeles que servían a Dios se rebelaron, buscando ascender en poder a costa del resto de ángeles. Ellos creían que amaban a Dios más que el resto de ángeles y que, a su vez, Dios les amaba más a ellos. Comenzó una serie de guerras civiles entre ángeles. Y los rebeldes degeneraron en demonios. ¿Te das cuenta de la ironía? ¿De la... locura? Muchas personas, sacerdotes incluidos, fomentan el error de creer que “el demonio” es tan poderoso como Dios. No es así, ni mucho menos... los ángeles somos... o éramos... criaturas suyas y como tales podemos tomar nuestro propio camino. Pero eso no nos hace más o menos poderosos.
-¿Por qué te rebelaste tú? -preguntó Cosme.
-Te equivocas. Yo seguí fiel en mi adoración a Dios. Luché contra esos recién creados demonios que, poco tiempo antes, habían sido mis hermanos.
-¿Entonces?
-Cuando aparecieron los primeros humanos, otra hornada de ángeles degeneraron hasta convertirse en demonios, celosos por haber perdido, en cierta manera, su singularidad entre las creaciones de Dios.
-Así que te lanzaste a cazar australopitecos, ¿no? -preguntó Fito.
Canael negó con la cabeza.
-Te equivocas. Yo comencé a caer en una espiral de degeneración, sí... pero fue por todo lo contrario. No supe mantener la cabeza fría.
-¿De qué estás hablando?
-Me enamoré. Me enamoré de una de las primeras Evas. Por ella hice... demasiadas cosas malas... los recuerdos son borrosos después de tantos años. Ni siquiera sé porqué se me dió la oportunidad de redimirme en ese cementerio...

Canael, al llegar a ese punto, calló. Y, para pesar de Sheila, se sumió en un manto de silencio que duró varios minutos... hasta que lo rompió Poeta…

Continuará...

jueves, 22 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 32


-¡Arcángel Doradiel! ¡Arcángel Doradiel! -gritó el querubín.
-Espera, pequeño, no digas nada -le interrumpió el arcángel con una sonrisa de desesperación-. Déja que antes me haga a la idea de la importancia de la mala noticia. ¿Qué es esta vez? ¿Un nuevo diluvio universal? ¿La llegada del fin del mundo? ¿Nuestro Señor Jesucristo se ha convertido a los testigos de Jehová?
-No, arcángel Doradiel, nada de eso... -negó el querubín.
-¡Ah, bueno! -suspiró aliviado el arcángel-. Entonces no debe ser tan grave, dime...
-El Espectro escapado del cementerio maldito número trescientos quince ha asesinado a cuatro personas y ha absorbido la energía de sus víctimas, convirtiéndose en un enemigo formidable para cualquier ángel custodio y sigue suelto por la ciudad... y ahora, tras haber tomado las vidas de esos jóvenes inocentes, incluso a nosotros nos es difícil el poder detectarle...
-Querubín, ¿me harías un favor?
-Lo que usted mande, arcángel Doradiel.
-¿Te podrías informar acerca de si está permitido que un arcángel se emborrache?
-Sinceramente, creo que está usted exagerando...
-Da igual. La próxima vez que vengas a avisarme de algo tráete una botella de ginebra o algo así, ¿vale? Casi hubiera preferido lo del diluvio...
-Eh... ¿arcángel Doradiel?
-¿Sí, pequeño?
-¿Y qué se supone que hacemos con el Espectro?

Doradiel meditó unos segundos.

-¿Quién debería haber impedido su marcha del cementerio maldito número trescientos quince?
-El demonio arrepentido Canael.
-Sí, eso es... vamos a hacer que sus caminos se entrecrucen.
-Pero, arcángel Doradiel, el demonio arrepentido Canael ahora no es rival para el Espectro...
-¿Crees que no lo sé?
-No, claro que no...
-¿Acaso hay algún ángel disponible capaz de hacerle frente?
-No...
-¿Se te ocurre alguna otra cosa, pequeño?
-No.
-Pues haz lo que te he dicho.
-¿Sobre lo de que sus caminos se entrecrucen o sobre lo de la botella de ginebra?
-¡Ve rápido! Y reza por esas pobres cuatro almas...
-Sí, arcángel Doradiel.

Y el querubín voló de allí raudo.

Continuará

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 31


En el otro lugar de antes…

Si alguna vez había sido un hombre, ya no lo parecía. Ahora era sólo un demacrado amasijo de huesos recubiertos de piel, de cuencas vacías y órganos desecados tirado encima de su cama.

El Espectro se irguió sobre él con una sonrisa húmeda y rojiza.

-Ah, Richi... jamás pensé que llegarías a gustarme -dijo el Espectro-. Pero estaba equivocado. Eres delicioso.

El Espectro se sentía mucho más fuerte, casi sólido tras haber devorado las energías de sus antiguos amigos. Sólo quedaba Juana que, aterrada, lloraba y gritaba en un rincón.

-Mira que no medir la cuerda -comentó con aire ausente el Espectro-. Justo es que pagueis ahora por lo que me ha ocurrido. Recuerdo que antes de lanzarme, Damián comentó socarrón “y si te mueres, ¿qué más da? ¿Quién querría vivir para siempre?” Mira por donde, resulta que me he muerto y sí puedo vivir para siempre… y he descubierto que puedo sentir. Sentir de una manera que no creía posible. Mi querida Juana, sigues viva por una sencilla razón: ahora puedo hacer lo que quiera. Y voy a hacerte algo que siempre he deseado antes de matarte...

El Espectro se abalanzó sobre la muchacha que, sin fuerzas, poco podía hacer para defenderse de la negrura que la rodeaba lascivamente, desgarrando su ropa. El Espectro la abrazó con fuerza... y el cuerpo desnudo de Juana cayó inerte al suelo.

-¿Qué...? -preguntó en voz alta el Espectro, confuso y nervioso.

Una voz burlona respondió desde lo más profundo de su oscuridad.

-Te prometí poder. Pero no obtendrás ningún placer en esta “vida” hasta que no acabes con Canael. Considéralo un incentivo... amigo mío.

El Espectro permaneció casi inmóvil, temblando de furia, durante unos segundos. Luego se tragó sus palabras de ira junto con su pasión insatisfecha, y salió de la casa de Richi hacia la noche... la cual ahora parecía más oscura.

Continuará...

lunes, 19 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 30


En otro lugar…

Eran cuatro los amigos reunidos en casa de Richi. Además del anfitrión, Gabri, Juana y Damián estaban repantingados en dos viejos sofás, con las luces apagadas, comiendo pizza de ternera, cebolla y champiñones mientras veían una vieja película de fantasmas.

En ese momento, llamaron a la puerta.

-¿Esperabas a alguien, Richi? -preguntó Gabri.
-¿A estas horas? Qué va -respondió el anfitrión mientras volvían a llamar-. Voy a ver quién es...

Richi se levantó y fue hacia la puerta. Miró por la mirilla, pero estaba demasiado oscuro. Volvieron a llamar.
Richi abrió la puerta.

-¿Y bien, Richi? -preguntó Juana-. ¿Quién es?
-Yo -respondió el Espectro. Y dejó caer al suelo el cuerpo inerte de Richi para abalanzarse sobre el resto.

Fito aparcó en un sucio callejón que desembocaba en la avenida principal del polígono industrial, entre dos sucias naves industriales que parecían abandonadas.

-Lo primero, vamos a solucionar el problema del maletero -comentó Cosme mientras todos bajaban del coche.

Fito y Rubén abrieron el maletero, sólo para ver a Sebas profundamente dormido, roncando sonoramente.

-¿Dormido? -se extrañó Fito-. ¿Pero cómo ha podido dormirse?
-Mira otra vez -dijo Sheila mientras intentaba contener la risa, al tiempo que Canael señalaba dos botellas de whisky vacías que descansaban al lado de Sebas.
-¡La madre que lo parió! -exclamó Fito-. ¡Se ha ventilado él solo dos botellas de litro de whisky peleón!
-Tu amigo va de cogorza en cogorza -le dijo Cosme a Rubén-. Y lo cierto es que me alegro por él, porque no me gustaría estar lúcido y encontrarme rodeado de zombis.
-Pues nada... -resopló Fito tras atar y amordazar al inconsciente Sebas, mientras volvía a cerrar el maletero y sus amigos se subían de nuevo al coche.

Continuará

sábado, 17 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 29


-Por cierto, Canael, ¿podría hacerte una pregunta? -continuó Fito.
-Por supuesto -contestó Canael-. Hazla sin miedo.
-¿Las gamberradas son pecado?
-¿Las gamberradas? -se extrañó el demonio.
-Sí -asintió Fito-. ¿Las gamberradas son pecado?
-¿Qué tipo de gamberradas? -le preguntó a su vez.
-Pues, del tipo... no sé... ¡ah, ya lo tengo! -exclamó el esqueleto mientras se internaba en el polígono industrial-. ¿Ves a ese tipo en la puerta del pub ese de mala muerte?

Los muertos vivientes y el demonio observaron con curiosidad lo que les señalaba Fito. Delante de una cochambrosa puerta de metal negro, bajo un chillón e intermitente rótulo de neón rojo, un hombre fuerte y alto vestido de cuero negro fumaba un cigarrillo apoyado en la que parecía su moto, una auténtica burra pesada. Miraba desdeñoso unos cubos de basura a los que se había aupado un gato, en busca de algo de comer.

Fito detuvo el coche a unos pocos metros, bajó un poco su ventanilla y le gritó con voz cantarina:
-¡Buenas noches! ¿Cómo está mi putita?

El motero se puso todo rojo y se encaminó hacia el coche.

-¿Qué has dicho, imbécil? -gritó amenazador.

Fito bajó del todo el cristal y asomó su tenebrosa calavera mientras reía histérica y demoníacamente agitando espasmódicamente sus brazos.
El motorista pasó del rojo al blanco y cayó redondo al suelo.

-Me refería a ese tipo de gamberradas -dijo Fito volviéndose a Canael.
-La verdad, no sé si serán pecado -le respondió el demonio conteniéndose-, pero a mí me están entrando ganas de rematarte.
-Menos mal que buscábamos un sitio tranquilo -rezongó agriamente Cosme mientras Poeta hacía vanos esfuerzos por contener la risa.
-Tenemos a un demonio arrepentido con nosotros que podría resolvernos muchas dudas acerca de los misterios de la otra vida -comentó pícara Sheila-. ¿Y a ti sólo se te ocurre preguntar si las gamberradas son pecado?
-Créeme, sé más que de sobra de los misterios de la otra vida -rezongó Fito mientras señalaba su caja torácica.
-Es mejor así, Sheila -sonrió Canael-. Cualquier explicación por mi parte sólo os haría preguntaros muchas más cosas.
-No, pero Sheila tiene razón –dijo Fito-. Un demonio tiene respuesta para muchas cosas… por ejemplo, algo que siempre he querido entender. Los pensamientos impuros son pecado, vale. Pero…
-Fito… -le interrumpió Cosme, llamándole la atención.
-¡No, deja que me explique! –pidió Fito-. ¡De veras es importante! Yo tengo pensamientos impuros, y la protagonista es mi vecina, por poner un ejemplo. Eso es pecado, de acuerdo. Pero, ¿y si al mismo tiempo mi vecina tiene pensamientos impuros conmigo? ¿Se considera que son dos pecados distintos o como es consentido no hay pecado?
-Creo que definitivamente deberías haberte muerto en su momento –resopló Cosme.
-“Disculpad un momento
mis queridos amigos…
mas una duda he de resolver:
¿Es que falla mi oído
o el colega de Rubén
ya no hace ruido?

Continuará...

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 28


-¡Desgraciados! -gritó Cosme a los dos esqueletos-. ¿Por qué habéis hecho eso?
-¿Qué querías que hiciéramos? -le replicó Fito-. ¿Acompañarle a la comisaría?
-¡Ahora nos perseguirán todas las fuerzas del orden! -se indignó la calavera.
-Oh, sí, claro... -se burló Fito- Estoy imaginándome al policía llamando a la central y diciéndoles que manden refuerzos para reducir a dos zombis en un coche robado con un idiota de rehén en el maletero...
-¿Hacia dónde vamos? -preguntó Sheila.
-¡No lo sé! -reconoció Fito-. ¡Simplemente estoy huyendo!
-Hay un polígono industrial cerca de aquí -dijo Rubén-. Gira hacia la izquierda.
-Espero que el sitio sea tranquilo -comentó Cosme-. Aunque no tenemos mucha más opción.
-Me parece escuchar protestar al amigo de Rubén -dijo Canael mientras echaba una mirada hacia atrás.
-“¡Qué tipo más pesado!
Si por haber sido encerrado
en un cómodo maletero
lo está pasando tan mal,
quizás debería probar
a ser metido en un nicho
durante unos cuantos años
y comiéndosele vivo los bichos
mientras se cae la carne a pedazos...
¿qué creéis es más coñazo?
-Casi me estoy arrepintiendo de no haber acompañado al policía a la comisaría -comentó Fito tras unos segundos de silencio.
-Te entiendo -asintió Cosme-. Las rimas de Poeta son cada vez más penosas.
-¡Oh, no! -negó Fito-. ¡Yo lo decía porque todos los huesos se me iban a caer de la risa cuando intentaran hacerme la autopsia!
-Lo que sí me cabrea muchísimo -dijo la calavera- es la mala suerte que tenemos. Seguro que Sebas no ha tenido ningún problema desde que conduce este trasto y para una vez que lo cogemos nosotros...
-Permíteme corregirte -contestó Fito-, pero si miras en la guantera encontrarás unas veinte multas sin pagar, reclamaciones varias y una notificación de que le han retirado a perpetuidad el carnet de conducir...
-¡Ah! -exclamó Cosme- ¿Es que tenía carnet de conducir?
-Lo que me pregunto es qué idiota se lo habrá expedido... -pensó Fito en voz alta.
-Su padre es examinador en tráfico, supongo que algo influirá -les informó Rubén.
-Hay que joderse…

Continuará

martes, 13 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 27


El viejo vehículo de Sebas se detuvo ante un semáforo en rojo.

-¿Por qué paras? -preguntó Cosme-. Es de noche, no hay nadie en la calle. Puedes saltártelo.
-¡Por favor, Cosme! -se indignó Fito-. ¡No sabía que eras un temerario al volante! ¿Es que quieres que nos pare la policía?
-¿La policía? -Cosme fingió sorprenderse-. La policía debe estar durmiendo a estas horas...
-¿Por dónde vamos a la casa de tu chavala, Rubén? -preguntó Fito-. El saber que vive en el otro extremo de la ciudad no ayuda mucho.
-La verdad es que estoy un poco desorientado -reconoció el joven-. La ciudad siempre me ha parecido igual de noche...
-No te preocupes -le sonrió Sheila-. Si es necesario daremos un par de vueltas.

El semáforo se puso en verde y Fito pisó el acelerador.
Nada más hacerlo, se escuchó una sirena tras ellos.

-¡La policía! -exclamó Fito.
-Pero si no nos hemos saltado el semáforo -comentó Cosme-. ¿Qué les pasa a éstos?
-A ver si podemos desembarazarnos de ellos sin que se percaten de qué somos... -suspiró Fito mientras frenaba.

El vehículo de la policía se detuvo a su lado. Fito bajó un poquito la ventanilla, sólo lo suficiente para que el policía que se acercaba le oyera preguntar:
-¿Qué sucede, agente?
-Llevas puestas las luces largas -respondió el agente en tono cordial-. Pero el problema es que este es un vehículo viejo... y no veo las pegatinas de la revisión técnica obligatoria por ninguna parte...
-Verá, agente -empezó Fito-, el problema es...
-¡Eh! ¿Whola? ¡Eh! ¡Socorro! -gritó en ese momento una voz desde el maletero-. ¿En qué tripa estoy?

El policía miró atónito el maletero mientras los seis extraños amigos quedaban paralizados.

-¿Llevas a alguien en el maletero? -preguntó el policía sin terminárselo de creer.
-¡Oh, no! -respondió Fito rápidamente-. ¡Es nuestro perro! Es que es muy inteligente... Una larga historia, ¿sabe?
-Baje ahora mismo del vehículo -ordenó el agente con un tono frío.

En ese mismo momento, una furgoneta se detuvo a unos metros. El conductor, un tipo gordinflón y sonriente se asomó por la ventanilla.
-¡Disculpen! -les dijo- ¿Saben por dónde queda la calle del Cristo de la Buena Muerte?

Ante el asombro de todos los presentes, Poeta abrió su puerta y, asomándose, respondió al repentinamente horrorizado gordito:
-“¿Cachondeo encima?
Obvio es, que si nos mira,
sin esfuerzo usted deduzca
que no conocemos lo que usted busca.
Mas si lo encuentra por un casual,
se lo pido yo: haga el favor de avisar.
-¿Qué demonios eres? -preguntó aterrorizado el policía.
-¡Oh, no! -respondió Fito bajando la ventanilla-. Al demonio lo llevamos atrás, ¿sabe? ¡Los demás sólo somos anoréxicos buscando una clínica especializada en trastornos alimenticios!
-¡Dios mío! -gritó el agente mientras el gordito se desmayaba dentro de su vehículo, cayendo su cabeza sobre el claxon.

Fito pisó a fondo el acelerador, acompañado de un sonoro “¡PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII…!”

Continuará

sábado, 10 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 26


-¡Arcángel Doradiel! -gritó el querubín, batiendo sus alas tan rápido que incluso un colibrí le envidiaría- ¡Arcángel Doradiel!

-¿Qué ocurre ahora, pequeño? -preguntó el arcángel.
-¡Se ha materializado un espectro en el cementerio maldito número trescientos quince!
-No tienes porqué preocuparte, pequeño -rió Doradiel-. Los espectros son peligrosos, pero en todos los cementerios malditos tenemos guardianes. ¿Quién se ocupa del cementerio maldito número trescientos quince?
-El demonio arrepentido Canael -respondió el querubín con un hilo de voz.
-Bien, pues entonces, el demonio arrepentido Canael se ocupará de... -Doradiel paró en seco, como si se hubiera percatado de un pequeño detalle. Tras tragar saliva, añadió-: Querubín, ¿podrías informarte acerca de si un ángel o un arcángel puede decir palabrotas?
-Creo... creo que no se especifica nada, arcángel Doradiel -respondió el querubín algo confundido.
-Entonces, querido amigo, discúlpame un momento…

Con paso seguro y tranquilo, Doradiel se dio media vuelta y exclamó con angelical voz en grito:

-¡MIERDACOÑOJODERMECAGOENELHIJODELCURA! -Doradiel hizo una pausa, respiró hondo, cerró los ojos y volvió a dar media vuelta.
-Algo... ¿algo más que desee, arcángel Doradiel? -preguntó el querubín con el ceño fruncido.
-Sí, pequeño. Reza mucho. Lo vamos a necesitar. E infórmame de lo que haga el espectro... quizás también él tenga buenas intenciones, como los otros seis…

Continuará

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 25


Un cadáver que no llevaba ni dos días enterrado se revolvía en su tumba. Un cadáver que no había sido llorado y que en vida nunca había llorado por nadie. Un cadáver cuya muerte había sido provocada por una cuerda no medida. Un gemido de angustia se alzó desde la tumba.
-¿Dónde estoy? -preguntó con miedo.
-Muerto -respondió una voz cavernosa.

Fue en ese momento cuando comprendió que no estaba solo en la oscuridad. Había alguien a su lado. No. No alguien. Algo. Una presencia inmensa y oscura que parecía fundirse en las tinieblas. La misma presencia que sienten los hombres cuando, sintiéndose seguros en sus casas, se asoman por la ventana en la noche. En el silencio, pueden sentir las sombras que se mueven justo en el límite de su visión. Pueden sentir el tintineo metálico, canción macabra que acompaña a la muerte en la oscuridad. Pueden sentir como la brisa nocturna trae el olor de algo que no es de este mundo. Pero al segundo siguiente lo olvidan, y vuelven a la tranquila seguridad de sus hogares. Pero en ese segundo han sentido, han notado, han conectado con “algo”. Esa misma maldad es la que está ahora al lado del joven cadáver. Una maldad que no se disipa por mucho que pasen los segundos.

-¿Cómo?
-No importa.
-¿No importa? -gritó el cadáver con desesperación-. ¡No midieron la cuerda!
-Puedo hacer que regreses.
-¿Regresar?
-Al mundo de los vivos. Con poder.
-¿Con poder?
-Es un trato. Yo te devuelvo al mundo de los vivos. Tú, a cambio, haces algo por mí.
-¿Quién eres?
-No importa.
-¿Qué tengo que hacer a cambio?
-Destruir a un viejo enemigo mío.
-¿Quién?
-Se llama Canael. Yo haré que le conozcas.
-¿Seré poderoso?
-Es un trato.

El suelo tembló mientras la lápida se agrietaba. La losa se partió en dos y una oscura silueta translúcida con malvados ojos de fuego surgió de ella.

-¡Sí! -gritó al oscuro y cada vez más nublado cielo con voz de ultratumba.

El ser se miró perplejo y, sonriendo con maldad, se encaminó hacia la verja de salida.

Continuará

lunes, 5 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 24


-¿Sebas? -preguntó Rubén mientras se arrodillaba al lado de su amigo.
-Tiene una merluza de campeonato -comentó Fito.

Sheila, Canael y Poeta se acercaron hasta los otros tres.

-“Amigos míos, mucho me apena su condición,
mas creo que el llamado Sebas nos ha hecho un gran favor.
-¿Qué quieres decir, Poeta? -preguntó Cosme.
Poeta, con una sonrisa, señaló el viejo coche de Sebas.
-¿Estás diciendo que vayamos a la ciudad en coche? -preguntó extrañado Fito.
-No es mala idea -opinó Canael-. Llamaríamos menos la atención que a pie.
-¿Y qué hacemos con él? -preguntó Rubén señalando a Sebas.

Tras meter al dormido Sebas en el maletero (dentro había tantas cosas que, para que Sebas cupiera, hubieron de meter la caja de herramientas dentro del coche y deshacerse de dos sacos de dormir, tres balones de fútbol y una muñeca hinchable a medio hinflar) Cosme planteó la pregunta obligada:
-¿Quién conduce? Espero que no sea el único aquí que sabe conducir un vehículo, porque entonces sí que estaríamos en problemas...
-Yo lo haré, si queréis -se ofreció Fito.

Así, Fito se sentó al volante, con Poeta de copiloto. Atrás se acomodaron Sheila, Rubén con Cosme en brazos y Canael, quien tuvo que plegar cuidadosamente sus alas para poder caber.
-Lo siento -dijo el demonio mientras intentaba no golpear con sus alas a sus compañeros.
-No te preocupes -le sonrió Sheila.
-¿No eres intangible? -le preguntó Rubén a su amiga fantasma- ¿Cómo te mantendrás dentro del vehículo?
-Normalmente sí -respondió Sheila-, pero si me concentro puedo hacerme parcialmente sólida... supongo que así consiguen realizar los fantasmas sus “fenómenos paranormales”...
-Oh.
-¡Agarraos los huesos, muchachos! -gritó Fito- ¡Despegamos!

La verdad es que, pese a la falta de práctica, Fito conducía bastante bien. Además, Sebas había hecho un buen trabajo al no lavar el coche durante meses. Los cristales de las ventanillas estaban tan sucios que, desde fuera, nadie podría percibir que los viajeros eran seis aterradores seres.

Acababan de dejar atrás la solitaria carretera y entraban en el primer barrio residencial de la ciudad. Las calles estaban desiertas y Poeta, Fito, Cosme y Sheila observaban todo detalle, especialmente ésta última, asombrada por cuánto habían cambiado las cosas desde que ella murió.

-¿Dónde vive tu chica, Rubén? -preguntó Fito.
-En el otro extremo de la ciudad -respondió Rubén.
-Vamos para allá.

Felisa sonrió encantada. ¡Había logrado motorizar a sus amigos! Estaba deseando que Rubén pudiera encontrarse con su novia, creía que no era justo para los dos jóvenes el haberse separado de esa manera tan trágica. Merecían al menos despedirse. Al menos, ella lo habría preferido. Por un momento, Felisa se sintió melancólica. Aunque la alegría volvió de repente a su corazón. Ya puestos... ¿por qué no conocer a la tal Isabel? ¡Quizás también pudiera hacer algo por ella!

Y, entusiasmada, comenzó a volar sobre el cielo nocturno.

Continuará

domingo, 4 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 23


Doce cervezas negras después, completamente borracho, Sebas -casi como... como... ¡como por inspiración divina!- se acordó de su amigo Rubén. Y le pareció una buena idea ir a llevarle flores al cementerio. Así que salió de su habitación, agarró las flores de plástico que adornaban un jarrón del salón y se montó en su viejo coche de segunda mano. Puso la música a tope y pisó el acelerador a fondo. Estuvo a punto de empotrarse un par de veces, pero Sebas tenía una gran experiencia como conductor ebrio.

Y ahora Rubén veía como el viejo coche de su viejo amigo, con las luces apagadas, se les echaba literalmente encima acompañado de una atronadora música que decía algo así como “mueve la cintura mulaaaata-ata-ata-ata... ¡eoooo, eo, eoooo!

Rubén, Poeta y Fito saltaron a un lado al mismo tiempo que, en un rápido movimiento, Canael desplegaba sus alas y alzaba el vuelo esquivando por el canto de una pluma el coche de Sebas. Sheila no se inmutó mientras atravesaba intangible el vehículo. Cosme estaba ileso, aunque el que un coche le pasara por encima no le había hecho demasiada gracia.

El coche de Sebas derrapó en medio de un horrible chirriar de los frenos y, fuera de control, terminó chocando de refilón contra un árbol, dejando el frontal ligeramente abollado.

Al momento, Sebas bajó del coche con una botella de cerveza negra en una mano, un ramo de flores de plástico en la otra, y trotó en zig zag, tambaleante, hasta Rubén.

-¡Ruuuubén! -balbuceaba entre lágrimas de emoción-. ¡Miiiii amiiiiiigooooo! ¡Hip! ¡Miiiiiiii hermaaaaaaaanooooooo! ¡Hip! ¡Te he traiddo flooooooreeeees! ¡Hip! ¡Te quieeeeeerooooooo! ¡Hip!
-Y yo que pensaba que éramos nosotros los amigos raros de Rubén... -rezongó Fito.
-¡Sebas! -exclamó Rubén, quien aún no se había repuesto del susto-. ¡Estás bien!
-Bueno, si a eso se le puede llamar bien... -protestó Cosme mientras rodaba sobre sí mismo hasta llegar al lado de Rubén.

Sebas llegó por fin hasta su amigo, abrió los brazos para abrazarle... y cayó hacia atrás. No se levantó, sólo comenzó a roncar sonoramente.

Continuará