jueves, 29 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 35


Mientras tanto, en la casa de Isabel, los ánimos estaban un poco encendidos.

-Son ya más de las diez. ¿Y tu hija? -preguntó el padre de Isabel a su mujer.
-En casa de mi hermana -respondió ésta en voz baja, mientras preparaba la cena.
-¿No va a cenar con nosotros?
-Dijo que se quedaba a dormir con la tía.
-Llama a casa de tu hermana y dile a tu hija que venga a cenar inmediatamente.
-Sabes que vive en la capital...
-Pues que tu hermana la traiga en coche.
-Por favor -suplicó la madre-, dale un respiro...
-¿Respiro? -se indignó el padre-. ¡Disciplina es lo que necesita esa muchacha!

Y el padre comenzó a dar un discurso sobre la irresponsabilidad, la indecencia y la tontería de su hija mientras su mujer se mordía el labio y callaba.

Felisa ya había tenido más que suficiente. Estaba segura que a la mujer no le hacía falta más que un pequeñito empujón. Así que, invisible, susurró unas palabras de energía al oído de la madre de Isabel, al mismo tiempo que minaba con sus manos invisibles la voluntad de su marido.

-Además de esas compañías con las que se junta... -seguía diciendo el padre.
-¡Escúchame, gilipollas! -gritó la madre mientras lanzaba un plato al fregadero, rompiéndose en mil pedazos-. ¡Su novio ha muerto! ¡Muerto! ¡Y tú actúas como si no hubiera pasado nada, maldito cerdo! Quizás queramos a nuestra hija, pero jamás se lo hemos demostrado. Tú por tu estúpida educación militar y yo... ¡yo porque soy una idiota cobarde que jamás se ha atrevido a plantarte cara! Y eso por no hablar del imbécil de su hermano. Ese novio suyo es el único que realmente ha demostrado quererla, y ahora está muerto. No sé si a la edad de tu hija habrías perdido ya la capacidad de sentir, pero si aún eras capaz de amar imagínate que pierdes para siempre a la única persona que te ha querido...
-Yo quiero a Isabel -afirmó el padre en voz baja, tragando saliva, totalmente amilanado por su mujer.
-Entonces -siseó la madre, la cual acababa de comprender que se había casado con un calzonazos-, ¿por qué no se lo demuestras de una puta vez?

El padre miró anonadado a su mujer. Luego se retiró sin decir palabra. La madre, por su parte, comenzó a recoger los trozos del plato roto.

En ese momento, llegó Nando corriendo a la cocina.

-He estado pensando -dijo Nando-, que voy a decirle al vecino de arriba, a ése que nos cae tan mal, que porqué no sale con Isabel... ¡a lo mejor también se muere!
-Nando, hijo -le pidió su madre-, ven un momento, por favor, hay algo que tenía que haberte dicho hace ya tiempo...

Y Nando se marchó llorando de la cocina después de que su madre le cruzara la cara.

Felisa estaba realmente satisfecha. Ojalá esa sensación hubiera durado algo más, en vez de convertirse en una desesperanza completa cuando el querubín le explicó que sus protegidos habrían de enfrentarse al Espectro, y que debía ser ella la que les enviara a por él.

Al mismo tiempo, en casa de Rubén, sus padres dormían abrazados con los ojos llenos de lágrimas.

Continuará...

2 comentarios:

  1. Si es que no hay nada mejor que poner en su sitio (metafóricamente) a la gente a tiempo. Si no se te sube a las barbas (en este caso, también metafóricas).

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