viernes, 29 de marzo de 2013

Estoy de Vuelta 81


Fito, mientras tanto, se fijó detenidamente en Canael… el cual, a su vez, apartado de los demás, observaba a Sheila.

El esqueleto sonrió con maldad y se acercó al demonio.

-La miras mucho, Canael –comentó Fito con un tono banal-. Y de no ser porque tus ojos son tonalidad rojo infierno y no tienen iris ni pupilas, diría que la miras de una manera un tanto especial.

Canael no respondió de primeras. Tan sólo desvió su mirada a Fito con rostro imperturbable.

-Es mi amiga –respondió lentamente el demonio.
-Y la mía –asintió el esqueleto-. Y es preciosa, dulcísima e inteligente… no está mal, teniendo en cuenta que es un fantasma.
-¿Adónde quieres llegar, amigo Fito?
-Absolutamente a ninguna parte, amigo Canael. Pero es tu amiga, y yo soy de la opinión de que chico hetero y chica hetero sólo pueden desarrollar una amistad si existe la más mínima probabilidad de “algo más”. Sólo digo eso. Imagino que también eso puede aplicarse a demonio hetero y fantasma hetero. Porque eres hetero, ¿no?
-Fito. Escúchame bien. Soy un demonio. Un maldito por toda la eternidad demonio. ¿Crees que puedo siquiera pensar, imaginarme amando a alguien?
-¡Oh, no! ¡Por supuesto que no! –negó rápidamente Fito-. Eres un demonio malo que ha pasado siglos pagando la penitencia, precisamente por haberte enamorado anteriormente de alguien. Es lógico que quieras aumentar la tragedia sobre ti. Queda muy mono. La verdad, tienes todo el derecho del mundo a querer ser aún más desgraciado de lo que eres. Pero… bueno, tan sólo digo que si tú no te lanzas, lo hará Sebas o uno como él. Y eso sí que me jodería, ¿sabes? Yo, al menos, preferiría saber que nuestra pequeña Sheila está cuidada por un demonio que la quiere antes que con un gilipollas que sólo la desea.
-Basta, Fito. No sabes de lo que hablas. Estás imaginándolo todo.
-Sí, tienes razón, Canael –suspiró Fito, dándose media vuelta-. Y por cierto, te recuerdo que sueles andar desnudo por ahí. Quizás ayudaría a que yo dejara de imaginar cosas el que tú dejaras de empalmarte cuando miras así a Sheila. Es sólo un consejo…

Y, por primera vez en la historia, un demonio se sintió completamente azorado.

Continuará

viernes, 22 de marzo de 2013

Estoy de Vuelta 80


Fito condujo por una carretera secundaria hasta llegar a un camino de tierra. Allí, entre dos campos de cultivo en barbecho, detuvo el vehículo y lo aparcó tras unos árboles, oculto de miradas curiosas.

Los amigos salieron del coche. Nadie dijo lo más mínimo durante un rato.

-¿Y bien? –preguntó Cosme- ¿Ya está?

Rubén frunció el ceño. No terminaba de encajar…

Nadie se había percatado pero, sorprendentemente, Fito había logrado robar un tubo de pegamento instantáneo en su huida. Y Rubén parecía tener el mejor pulso de todos…

El joven observó la recompuesta calavera. Las grietas rellenas de pegamento eran ostensiblemente visibles y algunas piezas no encajaban bien con otras, dejando pequeños huecos por todas partes.

-Bueno, eh… -respondió Rubén, sin atreverse a decir que había realizado una chapuza.
-¿Puedes auparme para que me vea en el espejo retrovisor? –pidió la recompuesta calavera.

Rubén tragó saliva, cogió a Cosme y le puso enfrente del espejo.
Un premolar se cayó al suelo en ese momento.

-“¡Oh, Cosme, amigo de mi corazón,
deja que te cante una loa
para sacarte de tu depresión!
-¡Vete a tomar por culo, Poeta! –gruñó Cosme-. ¿Estás viendo como estoy?
-“Naturalmente que lo estoy viendo.
Y eres feo, he de reconocer.
Pero te recuerdo y te advierto:
¡tampoco antes eras de buen ver!
-¿Sabes dónde puedes meterte tus versos, puñetero trovador? ¿No? ¡Dónde te he mandado a tomar hace un momento!

Continuará

jueves, 21 de marzo de 2013

Estoy de Vuelta 79


La huida fue dolorosa para todos ellos. La mente de Canael ardía al intentar comprender qué había ocurrido realmente con el Espectro. La furia que crecía en su interior emanaba como si fuera energía del interior de su ser, causando confusión y aturdimiento en las desgraciadas personas con las que se cruzaba. Afortunadamente para muchas de ellas, al recobrar la lucidez, creerían haber sufrido un ligero mareo… y nada más.

Detrás, siguiendo su vuelo rasante, corrían Fito y Poeta. Sus disfraces ya no ocultaban sus esqueléticos rasgos. Fito apretaba contra su pecho, con cuidado casi maternal, cada uno de los pedazos que habían compuesto el cráneo de Cosme.

Rubén forzaba al máximo los músculos de sus piernas para mantenerse a su altura. Sentía pavor por la posibilidad de que el Espectro hubiera alcanzado ya a Isabel. A su lado, flotaba Sheila. En su fantasmal cabecita se repetía una y otra vez el enfrentamiento contra el Pater y Jingjing, la herida de Canael, su temeraria reacción…

Entraron a tropel en el coche. Comenzaban a oirse sirenas. Fito arrancó. Nadie dijo nada durante varios minutos.

-¿Dónde vamos? –preguntó por fin Fito.
-Eres tú el que va conduciendo –respondieron los pedazos de Cosme.
-Sí, estoy conduciendo, pero no tengo ni idea de donde tenemos que ir. ¿Canael? –el demonio no respondió-. Joder…
-“Si quereis, puedo intentar algo cantar.
De esa manera, vuestras almas alegrar y…
-Pulsa un único tendón de tu lira y tus dientes acabarán enquistados en tu occipital, ¿comprendes? –amenazó Fito.

De nuevo se hizo el silencio.

-Nos han engañado –susurró Canael.
-No me jodas –replicó Fito.
-No ha sido el Espectro. No han sido los cazadores –los ojos del demonio ardieron en una luz rojiza.
-Ya no entiendo nada –dijo Sheila quedamente.

En ese momento, una luz dorada brilló dentro del vehículo.

-He ganado algo de tiempo para vosotros –se escuchó la voz de Felisa-. Isabel está a salvo. Teneis algo más de tiempo. Aprovechad para tranquilizad vuestras mentes. Aceptad mi consejo antes de continuar: recomponeos un poco…
-¡Y sigue el cachondeo! –interrumpió la voz de Cosme mientras sus pedazos vibraban de frustración.

Rubén suspiró aliviado. Tenía ganas de echarse a llorar.

Continuará... 

lunes, 18 de marzo de 2013

Estoy de Vuelta 78


En otro lugar, a las afueras de la capital, el Espectro gritó con furia al abandonar el abrigo de las cloacas y exponer su tenebroso cuerpo al sol. Isabel estaba allí, podía notarlo. Ya nada importaba, ni el dolor ni el sufrimiento. 

En cuanto…

La confusión del Espectro casi rivalizaba con el dolor causado por la luz que golpeaba su cuerpo. Allí no había persona alguna. Tan sólo un callejón desierto en un viejo polígono industrial.

-La chica… ¿está aquí? –se preguntó el Espectro mientras se arrastraba lastimosamente hasta la sombra que proyectaba una de las naves industriales.

-Obviamente, no –respondió una voz femenina-. No está aquí.

El Espectro tuvo que asomar su cabeza y volver a sufrir los luminosos aguijonazos para descubrir quién había hablado. Se trataba de una silueta dorada que, cruelmente para el Espectro, estaba flotando justo delante del sol. Sólo mirarla le hacía sentir como si ardiera.

-Me llamo Felisa. No lamento decirte que te he engañado alterando la energía de mi propio ser. Desde hace un buen rato, en vez de a Isabel, has estado siguiéndome a mí. Tan sólo quería dejar las cosas en empate.

Y Felisa desapareció, dejando al Espectro con la única compañía de su propio grito de frustración.

Continuará

martes, 12 de marzo de 2013

Estoy de Vuelta 77


Harry no vio el primer golpe. Un puño de hueso impactó con fuerza en la mandíbula del inglés. El segundo puñetazo se estrelló contra su estómago, dejándole sin aliento. Harry comenzó a caer, pero no llegó al suelo. 
Una esquelética patada le lanzó hacia atrás.

-¡Has matado a mi mejor amigo, cabrón! –gritó Fito mientras seguía pateando a Harry, que intentaba resguardarse de los golpes a duras penas.

Poeta sujetó a Fito, quien estaba loco de dolor y pena. Harry quedó tendido en el suelo escupiendo sangre.

-Has matado a mi mejor amigo. Él quería morir, pero no así. Así no… -y Fito cayó llorando de rodillas.
-Fito, tío, cálmate –se escuchó la voz quejumbrosa de Cosme.
-¿Cómo quieres que me calme? –gritó Fito al aire- ¡Te han matado, joder!

En ese momento, Fito se quedó paralizado.

-¿Cosme?
-Sí, sigo vivo… bueno, muerto… ¡bueno, como cojones estuviera hace unos minutos, tú me entiendes!

Fito miró los trozos de hueso que habían formado el cráneo de su amigo.

-Fito, por favor, recógeme, espabila y trae algo de pegamento… -pidió Cosme con voz cansada.

El Pater empezó a rezar en latín mientras Sheila se acercaba llorando a él. Sin embargo, Canael se puso delante de su compañera.

-¡No está! –gritó el demonio.
-¿Qué? –Sheila no comprendía.
-¡La esencia del Espectro! ¡Ha desaparecido! ¡No está aquí!
-Pero entonces…
-¡Olvídate del cura! ¡Nos han tendido una trampa! ¡Tenemos que reunirnos con los demás!

Y demonio y fantasma se hicieron invisibles, dejando allí a un aterrorizado sacerdote y a una líder aterida por el frío.

Continuará

miércoles, 6 de marzo de 2013

Estoy de Vuelta 76


Sin embargo, una imperiosa orden les hizo dar un respingo:

-¡Alto, monstruos! –gritó el Pater.
-¡Son los plastas de anoche! –avisó Cosme-. ¡Corred!

Al momento obedecieron Rubén, Fito y Poeta, que comenzaron a huir en dirección contraria. Sheila y Canael se hicieron visibles y no se movieron.

-¡Harry! –gritó Jingjing- ¡Esos tres huyen! ¿Crees que podrás con ellos?
-¡Sin problemas, jefa! –exclamó el inglés mientras desenfundaba su pistola. Acto seguido, disparó al aire.

En este punto, toda la Estación Sur era el maremagnum de gente huyendo y chillando predicho por Cosme.

Jingjing, mientras tanto, avanzó con sus dos katanas desenvainadas hacia Canael y Sheila. El demonio, en un acto reflejo, se puso delante de su amiga fantasma.

-Estas katanas fueron consagradas hace siglos para acabar con cualquier demonio al que se enfrentasen –dijo la joven oriental sin dejar de avanzar.
-Y yo soy vulnerable a ellas –protestó en voz baja Canael, quien intentó hacerse invisible… y no pudo.
-¡Te estoy exorcizando, demonio! –chilló el Pater-. ¡No escaparás!
-Y el clero usando sus poderes sin antes discernir el contexto, como siempre –se desesperó el demonio mientras retrocedía.

Jingjing saltó hacia delante y sus katanas silbaron. Canael gruñó de dolor cuando su pecho fue alcanzado por las hojas. Dos tajos se abrieron en su piel y sangró un líquido ardiente y anaranjado.

-¡Canael! –gritó Sheila, que sintió petrificarse al ver a Canael herido.

Sheila no supo como lo hizo, sólo corrió asustada y furiosa hacia Jingjing… y entró dentro de ella.

Jingjing gritó y sus dos katanas cayeron al suelo.
-¡El frío! –gritó la joven- ¡El frío!

Y cayó desmayada al suelo mientras Sheila volvía a materializarse.
-¡Es un ánima del purgatorio! –se alarmó el Pater.
-No sé lo que soy –dijo Sheila con heladas lágrimas cayendo de sus ojos-. ¡Pero le habeis hecho daño a mi amigo!

En ese momento, en otra sección del centro comercial, Harry apuntaba con su pistola a Fito, Rubén y Poeta. El caos había favorecido al inglés, con la aterrorizada marea humana desorientando a los tres amigos.

-Las balas de esta pistola están hechas de plata y son de punta hueca, bendecidas por el Pater –amenazó-. Si algo puede deteneros, es esto…

Si Harry estaba dispuesto o no a disparar contra ellos, no llegaron a saberlo, puesto que lo siguiente que hizo el inglés fue chillar de dolor. Harry miró hacia abajo y contuvo una náusea provocada por el horror. Cosme había atacado y su mandíbula superior (su única mandíbula, de hecho) estaba enterrada profundamente en su pantorrilla.

Harry gritó y comenzó a patalear histérico, pero por mucho que bailaba no lograba desembarazarse de la calavera cada vez más bañada en sangre.

-¡Muere, maldito! –gritó Harry.

Y le descerrajó a quemarropa un tiro a Cosme, que estalló en una decena de pedazos y astillas de hueso.

-¡Cosme! –chilló Rubén.
-¡Ramón! –gritó a su vez Fito.

Continuará

domingo, 3 de marzo de 2013

Estoy de Vuelta 75



La furgoneta de los Cazadores Independientes de lo Paranormal y lo Oculto Taumatúrgicamente Eficientes se detuvo en una de las puertas de acceso a la Estación Sur.

-Iremos el Pater, Harry y yo –ordenó Jingjing antes de mirar a Manolo y a Sebas-. Vosotros dos quedaos aquí y vigilaros mutuamente.

-Es impresionante –murmuraba Sheila, invisible, al oído de sus compañeros-. Cuanta gente, y tiendas y luces… casi… casi me agobia un poco…

Fito y Poeta lo observaban todo desde el interior de sus disfraces, con los sombreros calados hasta casi la oquedad nasal y las gabardinas abrochadas y subidas hasta prácticamente el mismo punto.

-Por el amor de Dios –rezongaba Fito-. Llamamos así más la atención que si fuéramos en huesos.
-Al menos así llamamos la atención –se escuchó tenuemente la voz de Cosme desde el bolsillo inferior derecho de la gabardina de Poeta-. De la otra manera esto sería un maremagnum de gente huyendo y chillando.
-¡Oh, mirad! –exclamó Fito.

Todos se giraron. Fito señalaba una tienda de electrodomésticos en cuyo escaparate estaban expuestos numerosos televisores. En las pantallas aparecía el resumen del partido entre el Real y el Atlético.

-Oh, para combatir el tedio, en el cementerio, organizábamos de vez en cuando una competición futbolera –le explicó Fito a Rubén-. “Balónhueso”, lo llamábamos. Poeta y yo jugábamos como delanteros en el equipo “Tibias Peligrosas”. Me encantaba el momento de salir a las fosas con nuestros harapos grises haciendo de uniformes y el resto de los muertos aplaudiéndonos… ¡incluso ganamos el campeonato un par de veces! Era un evento emocionante. Imagino que sería la competición deportiva de muertos vivientes más importante del mundo, ¿verdad? Yo, al menos, no he escuchado hablar de otra. Ah, ese sonido hueco al chutar el balón…
-¿Teníais balón? –preguntó Rubén, a pesar de casi no escuchaba a su amigo y giraba la cabeza hacia todas las direcciones intentando ver al Espectro o a Isabel.
-¡Claro, era Cosme! –respondió Fito, completamente en la inopia-. Es que las calaveras con mandíbula inferior no rodaban bien, así que…
-¿Has terminado ya? –gruñó la voz del invisible Canael.
-¿Pasa algo, Canael? –preguntó con miedo Rubén.
-Siento la presencia del Espectro aquí –respondió el demonio.

Continuará