miércoles, 1 de noviembre de 2017

GdP2 XIII


Me erguí, ensanché mi pecho e hice crujir los hombros. Después, lenta y ceremoniosamente, me puse mi yelmo con forma de lobo. Respiré hondo y caminé hasta colocarme al lado de Cafre. Sin perder de vista a nuestros enemigos, le pregunté en un murmullo:

-Has puesto en órbita un trozo de suelo con un gólem del caos encima. ¿No puedes volver a transformarte y mandar a estos gilis a la luna?
-Puedo volver a transformarme sin problema, Herji -respondió Cafre-. Pero mi fuerza como hombre chivo es proporcional al tiempo que ha pasado desde la última vez que me transformé. Cuando nos enfrentamos al gólem del caos, hacía muchos meses que no necesitaba invocar ese truco. Ahora, mi aumento de fuerza no será tan impresionante... prefiero conservar mi inteligencia para esta lucha.

Emití un gruñido de disgusto. El llamado Grupo Armado Mata Cabras que había aparecido de improviso y nos había desafiado a un combate en terreno abierto, parecía realmente peligroso. Y por las intensas miradas de odio que cruzaban el espacio entre ambos bandos de guerreros, había muchas cuentas pendientes.

-Herji , tengo curiosidad -habló Cafre, con la vista clavada en el llamado Mariscal de Campo-. ¿De dónde sacas tú la fuerza para seguir luchando?

Me sorprendió la pregunta de Cafre. Antes de responder, mi mente retrocedió a lo que parecía una vida anterior, a un extraño momento de paz en Nueva Ávila...

-Siempre creí que era especial para ti, que serías capaz de morir por mí -dijo ella-. Ahora veo que estaba equivocada. Eres tan buena persona que darías tu vida por cualquiera, no sólo por mí... ¿Verdad?
-Sí -respondí-. Moriría por cualquiera. Pero tú eres lo único que me hace querer vivir. Te pido que esperes mi regreso. Encontraré a quien nos ayude a vencer la tiranía que ha corrompido nuestro pueblo. Y cuando lo haya hecho, volveré a por ti.
-Te esperaré, Herji -asintió ella-. Lo prometo.

Ese es el recuerdo que me da fuerzas para combatir. Ese es el recuerdo al que me aferro cuando mi vida corre peligro, cuando mi cuerpo quiere rendirse pero debo seguir adelante. Eso es lo que mantiene en pie en este mismo momento, mirando desafiante a ese Grupo Armado Mata Cabras, en espera de que nos lancemos unos contra otros para despedazarnos...

-Alguien me espera en Nueva Ávila -respondí simplemente-. ¿Qué es lo que te hace seguir luchando a ti?
-La furia -escupió Cafre-. Mi mente viaja hasta el recuerdo más terrible que aloja mi mente. Escarbo, abriendo tajos en mi cerebro, hasta llegar a esa memoria que mantengo encerrada. Desgarro la materia gris y la libero. En ese momento, en mí sólo queda una rabia con la que soy capaz de machacar a todo lo que sea tan insensato de ponerse delante.

Sus palabras me causaron una gran incertidumbre. No esperaba que Cafre, a primera vista tan irracional y violento, tuviera un dolor tan espinoso en su interior. ¿Es posible que le hubiera pasado algo tan desgarrador que le hubiera traumado? ¿Sería esa la causa de su aparente locura?

-¿Qué te ocurrió? -pregunté-. Quiero saberlo.
-Tú lo has pedido, Herji -los ojos de Cafre se entrecerraron al responder-. Vicky me convenció para ir a una reunión de Sociópatas Anónimos, en un intento de que dejara de asesinar a las viejas que se colaban en la parada del autobús. Allí, rodeado de esa escoria, sintiendo la vergüenza más absoluta por estar allí, escuchando las miserias de cada uno de esos desgraciados... que si uno se masturbaba pensando en sacerdotes, que si otro tenía sexo anal con frutas que luego ofrecía en el mercado, otro era político ("sólo" político), asesinos en serie, pirómanos, exhibicionistas, violentos allanadores, la mierda más absoluta de la especie humana estaba allí. Llegué a pensar que ellos no me juzgarían si desnudaba mi alma, que esas inmundicias podían llegar a entenderme... así que, por primera vez, dije la terrible verdad que oculto en mi interior. Y no. ¡No! Esos hijos de puta me miraron anonadados y asqueados, juzgándome en silencio, despreciándome por lo que soy, dedicándome miradas de desaprobación... no tuve más remedio que convertirme en hombre chivo y arrancarles a mordiscos la cabeza a todos y cada uno de ellos... a ese recuerdo es al que me aferro cuando debo seguir combatiendo aunque esté destrozado. A ese mismo recuerdo me voy a aferrar para mutilar a estos imbéciles del Grupo Armado Mata Cabras y bailar sobre sus tumbas.

Me estremecí. Cafre se había ganado mi respeto como guerrero y, a pesar de sus desgraciadas acciones, también comenzaba a tenerle algo de estima. No creía posible que mi compañero de armas hubiera hecho algo tan atroz que asesinos y perturbados le juzgaran tan duramente. ¿Acaso había confesado que era el responsable de mantener al caos en nuestro mundo? Aunque él parecía bastante indiferente a ese tema...

-Cafre, eres mi aliado. No voy a juzgarte. Pase lo que pase, lucharemos juntos. ¿Qué guardas en tu interior que tanto daño te hace? Por favor, libérate.

Yo lo decía en serio. Estaba dispuesto a perdonarle cualquier cosa. No me importaría si hubiera cometido un holocausto, si hubiera torturado a inocentes, si fuera capaz de profanar los lugares más santos... este hombre era el que iba a liberar a mi pueblo. Mi compañero de armas. Sería capaz de perdonarle cualquier cosa.

Cafre suspiró. Una gota de sudor cayó por su sien.

-Herji, has de saber... que soy un otaku que incluso se descarga los animes furry y lolicon.

Mi espada cayó al suelo por la sorpresa. Miré con asombro a este ser depravado y asqueroso que se suponía era el futuro salvador de mi pueblo y sentí vergüenza de mí mismo por haber estado a punto de apreciar a tamaño cabrón.

-Cafre, juro que cuando hayamos terminado con estos gilipollas del Grupo Armado Mata Cabras y liberado a mi pueblo, yo mismo acabaré con tu indigna existencia.
-Inténtalo, capullo -respondió Cafre-. Pero como falles, te sodomizaré con tu propia espada.

No había terminado Cafre de pronunciar su amenaza, cuando el Grupo Armado Mata Cabras inició su ataque.

Próximo episodio: ¡Comando Caprino vs. Grupo Armado Mata Cabras!