miércoles, 1 de noviembre de 2017

GdP2 XIII


Me erguí, ensanché mi pecho e hice crujir los hombros. Después, lenta y ceremoniosamente, me puse mi yelmo con forma de lobo. Respiré hondo y caminé hasta colocarme al lado de Cafre. Sin perder de vista a nuestros enemigos, le pregunté en un murmullo:

-Has puesto en órbita un trozo de suelo con un gólem del caos encima. ¿No puedes volver a transformarte y mandar a estos gilis a la luna?
-Puedo volver a transformarme sin problema, Herji -respondió Cafre-. Pero mi fuerza como hombre chivo es proporcional al tiempo que ha pasado desde la última vez que me transformé. Cuando nos enfrentamos al gólem del caos, hacía muchos meses que no necesitaba invocar ese truco. Ahora, mi aumento de fuerza no será tan impresionante... prefiero conservar mi inteligencia para esta lucha.

Emití un gruñido de disgusto. El llamado Grupo Armado Mata Cabras que había aparecido de improviso y nos había desafiado a un combate en terreno abierto, parecía realmente peligroso. Y por las intensas miradas de odio que cruzaban el espacio entre ambos bandos de guerreros, había muchas cuentas pendientes.

-Herji , tengo curiosidad -habló Cafre, con la vista clavada en el llamado Mariscal de Campo-. ¿De dónde sacas tú la fuerza para seguir luchando?

Me sorprendió la pregunta de Cafre. Antes de responder, mi mente retrocedió a lo que parecía una vida anterior, a un extraño momento de paz en Nueva Ávila...

-Siempre creí que era especial para ti, que serías capaz de morir por mí -dijo ella-. Ahora veo que estaba equivocada. Eres tan buena persona que darías tu vida por cualquiera, no sólo por mí... ¿Verdad?
-Sí -respondí-. Moriría por cualquiera. Pero tú eres lo único que me hace querer vivir. Te pido que esperes mi regreso. Encontraré a quien nos ayude a vencer la tiranía que ha corrompido nuestro pueblo. Y cuando lo haya hecho, volveré a por ti.
-Te esperaré, Herji -asintió ella-. Lo prometo.

Ese es el recuerdo que me da fuerzas para combatir. Ese es el recuerdo al que me aferro cuando mi vida corre peligro, cuando mi cuerpo quiere rendirse pero debo seguir adelante. Eso es lo que mantiene en pie en este mismo momento, mirando desafiante a ese Grupo Armado Mata Cabras, en espera de que nos lancemos unos contra otros para despedazarnos...

-Alguien me espera en Nueva Ávila -respondí simplemente-. ¿Qué es lo que te hace seguir luchando a ti?
-La furia -escupió Cafre-. Mi mente viaja hasta el recuerdo más terrible que aloja mi mente. Escarbo, abriendo tajos en mi cerebro, hasta llegar a esa memoria que mantengo encerrada. Desgarro la materia gris y la libero. En ese momento, en mí sólo queda una rabia con la que soy capaz de machacar a todo lo que sea tan insensato de ponerse delante.

Sus palabras me causaron una gran incertidumbre. No esperaba que Cafre, a primera vista tan irracional y violento, tuviera un dolor tan espinoso en su interior. ¿Es posible que le hubiera pasado algo tan desgarrador que le hubiera traumado? ¿Sería esa la causa de su aparente locura?

-¿Qué te ocurrió? -pregunté-. Quiero saberlo.
-Tú lo has pedido, Herji -los ojos de Cafre se entrecerraron al responder-. Vicky me convenció para ir a una reunión de Sociópatas Anónimos, en un intento de que dejara de asesinar a las viejas que se colaban en la parada del autobús. Allí, rodeado de esa escoria, sintiendo la vergüenza más absoluta por estar allí, escuchando las miserias de cada uno de esos desgraciados... que si uno se masturbaba pensando en sacerdotes, que si otro tenía sexo anal con frutas que luego ofrecía en el mercado, otro era político ("sólo" político), asesinos en serie, pirómanos, exhibicionistas, violentos allanadores, la mierda más absoluta de la especie humana estaba allí. Llegué a pensar que ellos no me juzgarían si desnudaba mi alma, que esas inmundicias podían llegar a entenderme... así que, por primera vez, dije la terrible verdad que oculto en mi interior. Y no. ¡No! Esos hijos de puta me miraron anonadados y asqueados, juzgándome en silencio, despreciándome por lo que soy, dedicándome miradas de desaprobación... no tuve más remedio que convertirme en hombre chivo y arrancarles a mordiscos la cabeza a todos y cada uno de ellos... a ese recuerdo es al que me aferro cuando debo seguir combatiendo aunque esté destrozado. A ese mismo recuerdo me voy a aferrar para mutilar a estos imbéciles del Grupo Armado Mata Cabras y bailar sobre sus tumbas.

Me estremecí. Cafre se había ganado mi respeto como guerrero y, a pesar de sus desgraciadas acciones, también comenzaba a tenerle algo de estima. No creía posible que mi compañero de armas hubiera hecho algo tan atroz que asesinos y perturbados le juzgaran tan duramente. ¿Acaso había confesado que era el responsable de mantener al caos en nuestro mundo? Aunque él parecía bastante indiferente a ese tema...

-Cafre, eres mi aliado. No voy a juzgarte. Pase lo que pase, lucharemos juntos. ¿Qué guardas en tu interior que tanto daño te hace? Por favor, libérate.

Yo lo decía en serio. Estaba dispuesto a perdonarle cualquier cosa. No me importaría si hubiera cometido un holocausto, si hubiera torturado a inocentes, si fuera capaz de profanar los lugares más santos... este hombre era el que iba a liberar a mi pueblo. Mi compañero de armas. Sería capaz de perdonarle cualquier cosa.

Cafre suspiró. Una gota de sudor cayó por su sien.

-Herji, has de saber... que soy un otaku que incluso se descarga los animes furry y lolicon.

Mi espada cayó al suelo por la sorpresa. Miré con asombro a este ser depravado y asqueroso que se suponía era el futuro salvador de mi pueblo y sentí vergüenza de mí mismo por haber estado a punto de apreciar a tamaño cabrón.

-Cafre, juro que cuando hayamos terminado con estos gilipollas del Grupo Armado Mata Cabras y liberado a mi pueblo, yo mismo acabaré con tu indigna existencia.
-Inténtalo, capullo -respondió Cafre-. Pero como falles, te sodomizaré con tu propia espada.

No había terminado Cafre de pronunciar su amenaza, cuando el Grupo Armado Mata Cabras inició su ataque.

Próximo episodio: ¡Comando Caprino vs. Grupo Armado Mata Cabras!

lunes, 31 de julio de 2017

GdP2 XII


El Mariscal de Campo, Sir Rosis, Cuchuflí Montoya y yo, vuestro seguro servidor llamado Kayampa, entramos con temor reverencial en los lujosos aposentos de Tolosé.

Tolosé es algo así como el oráculo de los ejércitos caóticos. A pesar de que su cuerpo es un mazacote semisólido de algo parecido al barro o al chocolate derretido (con un tamaño aproximado de un metro cúbico), no hay pregunta que no pueda responder.

-Mi muy estimado Tolosé, necesitamos de vuestra ayuda -saludó cortésmente Sir Rosis-. Se nos ha encomendado la misión de erradicar la nueva encarnación del Comando Caprino, y queremos luchar con el conocimiento de nuestro lado. Necesitamos saber las motivaciones de nuestros enemigos.

El mazacote de barro comenzó a temblar. Dos largos apéndices surgieron de él, al final de los cuales se encontraban dos extraños ojos rojizos que nos miraban fijamente. Un agujero oscuro y goteante se abrió también en el mazacote cuando habló con voz profunda el gran Tolosé.

-Sed bienvenidos a mi hogar. He seguido con detenimiento la creación y andanzas de este nuevo Comando Caprino, por lo que intentaré responder vuestras preguntas lo mejor que pueda.
-¿Ya sabía usted de la creación del Comando Caprino? -Cuchuflí se maravilló-. ¿Cómo es posible? ¿Precognición? ¿Telepatía? ¿Inspiración divina?
-No, con un perfil en las redes sociales -respondió Tolosé-. La tal Chess está narrando sus peripecias con todo lujo de detalles.
-¿Qué... es... lo que... quieren? -preguntó con su esquelética voz el Mariscal de Campo.
-En esta ocasión, el Comando Caprino no tiene como principal enemigo al caos -respondió Tolosé-. Su propósito es liberar la aldea de Nueva Ávila, patria de Herji, Chess y Rigoberta. Ese territorio se ve abocado a un espinoso problema que no somos nosotros, precisamente. Pero podéis verlo vosotros mismos, mejor que si os lo cuento...

Los ojos rojizos de Tolosé comenzaron a brillar y, sobre ellos, comenzó a formarse una bruma cada vez más espesa. Al cabo de unos segundos, era posible distinguir figuras y formas en la niebla y, poco después, en una especie de televisión mágica veíamos el pasado reciente de Nueva Ávila...

Es una habitación sencilla con paredes de madera. Sólo una larga mesa rectangular y siete sillas.

A un lado, se encuentra Guardián, quien ha sido elegido portavoz de la aldea de Nueva Ávila. Al otro, los miembros del grupo autodenominado La Doctrina, cuyos nombres son Militarus, Económicus, Políticus, Religiosus, Legalitus y Gobernus.

El anciano Guardián es un amable viejo calvo y de perilla blanca, vestido con un sencillo keikogi amarillento; tiene la reputación de ser el más sabio de los alrededores. Los de la Doctrina son todos parecidos. Hombres canosos, adustos y torvos, de gestos serios, ademanes que reflejan orgullo y seguridad y rostros inexpresivos. Ni una sola sonrisa en sus labios. Vestidos con trajes y corbatas de colores grisáceos; a excepción de Religiosus y Militarus, quienes portan respectivamente una sotana negra y un impecable uniforme militar de feo color verde y repleto de medallas. Todos llevan gafas de sol.

Gobernus fue el primero que habló:
-El territorio de Nueva Ávila ha tenido mucha suerte hasta ahora, anciano. Pero, sin nuestra ayuda, no tiene la más mínima posibilidad de sobrevivir a las fuerzas del caos.
-El territorio de Nueva Ávila lleva años resistiendo a las fuerzas del caos sin ustedes -replicó Guardián.
-Las casualidades no duran por siempre, anciano -contestó Militarus-. Es algo que los soldados sabemos perfectamente. Sólo mire a su alrededor. No hay prácticamente defensas. Fortificaremos este pueblo, levantaremos murallas, atalayas y baluartes. Protegeremos a las buenas gentes que viven aquí.
-¿Eso lo harán ustedes? -se extrañó el anciano-. ¿Así sin más? ¿De buena fe?
-Los habitantes de aquí deberán ayudarnos, por supuesto -contestó Gobernus-. Todos aquellos mayores de dieciséis años deberán trabajar en turnos de doce horas. Se requieren al menos ocho torres de guardia, murallas, un cuartel general y un edificio gubernamental desde donde podamos dirigir el bienestar de estas buenas gentes.
-El trabajo duro agrada a Dios -añadió Religiosus.
-Todos sabemos que los muros sirven de poco ante un ataque caótico -negó con la cabeza el anciano-. Temo que esas medidas sirvan más para controlar a nuestro pueblo y mantenerlo ocupado que para defendernos de los enemigos.
-Es usted demasiado desconfiado, anciano -se quejó Gobernus-. Debería agradecer que estemos aquí.
-Nadie les pidió venir. Nadie ha necesitado su ayuda.
-Hasta que sea necesaria, anciano. La plebe puede ser orgullosa, pero siempre es estúpida. Cuando las besitas del caos estén pisoteando sus cabezas, ahí clamarán por nuestra ayuda. Pero será demasiado tarde. No vamos a dejarles morir sólo porque sean orgullosos.
-El orgullo desagrada a Dios -añadió Religiosus.
-Y en esta ayuda, imagino que habrá una contraprestación, ¿verdad? -preguntó el anciano.
-Somos completamente sinceros, habrá un pago por nuestros servicios.
-¿Un pago? -el anciano Guardián rió entre dientes-. ¿Por algo que no hemos pedido?
-Vuestra insensatez a la hora de jugar con el futuro de vuestros vecinos no nos impedirán salvaros. Hemos traido todo un ejército profesional para protegeros. Es obvio que nuestros servicios han de ser gratificados -informó Económicus-. ¿Qué moneda se usa aquí?
-¡No usamos moneda alguna! -explotó el anciano Guardián-. ¡Vivimos en un mundo caótico, por amor de Dios! ¡No existe administración que avale divisa alguna! Si alguien necesita algo, lo coge. Si alguien produce algo y necesita otra cosa, se intercambia de la manera más libre y sencilla. Si un guerrero custodia nuestro territorio, nuestra gente lo alimenta...
-Anciano, ¿se da cuenta de que viven en la barbarie? -preguntó Económicus-. Comenzaremos a acuñar monedas inmediatamente. Compraremos algunos productos a vuestra gente y los pagaremos generosamente. De ese modo, comenzará a haber dinero en circulación.
-¿Me estáis diciendo que vosotros mismos acuñaréis una moneda que no hemos necesitado en años? ¿Que pagaréis con ella productos que mi gente regala o intercambia libremente? -el anciano negaba con la cabeza.
-Anciano, de este modo se facilitarán y harán más rápidas las transacciones -aseveró Económicus-. Los intercambios comerciales traerán prosperidad, puedo asegurároslo. Y será mucho más sencillo el pago de los impuestos.
-¿Impuestos? ¿Impuestos?
-Protección, organización administrativa, acuñación de moneda... progreso, anciano. Todo eso debe pagarse. Es algo razonable. Incluso, si alguien no puede pagar, no habrá problemas. Facilitaremos créditos a una tasa de interés razonable.
-El agradecimiento y la generosidad agradan a Dios -añadió Religiosus.
-Queréis que mi gente se endeude por usar las monedas que vosotros mismos acuñaréis y estén obligados a usarlas pues deben pagar impuestos...
-Lo dice usted como si fuera una imposición -se extrañó Políticus.
-¡Ah! ¿No lo es?
-En absoluto. Es algo completamente democrático. No hay imposición alguna.
-¿Democrático? ¿Democrático?
-Por supuesto. En caso de que usted y sus vecinos piensen algo distinto, pueden votarlo...
-¡Bien! -gritó el anciano-. ¡Reunamos a la gente y votemos ahora mismo!
-Por favor, señor -negó Políticus-. Le pido un mínimo de organización. Antes de realizar la votación, debe crearse un partido político y redactar sus estatutos. Así, podrán desarrollar su programa y concurrir a las elecciones en el plazo de cuatro años.
-¡Cuatro años!
-Naturalmente. Hay que dar tiempo a que la democracia se asiente.
-Bien, les voy a dar mi opinión -el anciano Guardián temblaba de ira mientras hablaba-. Ustedes se han presentado aquí con un ejército, y quieren aparentar que nos ayudan cuando realmente nos esclavizan. Mi gente ha vivido libre y feliz durante años, a pesar de enfrentarse diariamente a los peligros del caos... ¡pero ustedes son peores! ¡Unos tiranos corruptos que se disfrazan de bienhechores! ¡Que sólo quieren establecerse por la fuerza, pero son tan hipócritas que no quieren reconocerlo! Ustedes señores, son unos hijos de mala madre... ¡y pueden besarme mi puto culo!

Los seis miembros de La Doctrina se miraron grave y tristemente. Gobernus habló:
-Debemos ser justos en todo momento. Legalitus, creo que debe hacer de abogado defensor de este anciano.
-Hermano Gobernus -contestó Legalitus-, me temo que hay poca defensa para el acusado. Podría tratarse de un desequilibrado, pero realmente consiste en un egoísta incapaz de mirar por el beneficio común. Un egoísta capaz de arrastrar a sus conciudadanos al grave riesgo de morir frente a las mareas caóticas. En estos duros tiempos, me atrevería a decir que su obstinación constituye una traición a la humanidad. Su culpabilidad está clara. Aún así, imploro el consejo de nuestro hermano Religiosus.

Religiosus suspiró antes de pronunciar:
-Hermanos, me temo que este hombre está más allá del perdón y la misericordia. Su egoísmo y su soberbia son tales que llevarán la tragedia a su pueblo. Es preferible desechar la manzana podrida antes de que contamine al resto. Que encuentres la paz allá donde vayas, anciano.

Sonó un disparo. El anciano quedó muerto, con la frente atravesada por una bala.

Gobernus miró apesadumbrado al anciano antes de murmurar:
-Anciano egoísta y estúpido. ¿Cómo terminaste así? ¿Acaso no pudiste confiar en nosotros, quienes veníamos a salvaros la vida?

Las imágenes se desvanecieron. Tolosé carraspeó. El Mariscal de Campo, Cuchuflí Montoya, Sir Rosis y yo nos miramos tristemente.
-Casi me siento tentado de dejar en paz al Comando Caprino y matar primero a esos tal "La Doctrina" -musitó Cuchuflí.
-Nada... nos... impide hacerlo -contestó el Mariscal de Campo-. Ellos son... también... enemigos... del caos. Pero... el Grupo... Armado... Mata Cabras... se creó... para exterminar... al... Comando Caprino. Hagamos... ambas... cosas...
-Es justo -asintió Sir Rosis-. Nosotros, el glorioso Grupo Armado Mata Cabras, declaramos la guerra tanto al infame Comando Caprino como a los crueles La Doctrina. ¡Que nuestras armas hablen en el campo de batalla! ¡Será una guerra a tres bandas! ¡Y que los cielos hablen de nuestra gloriosa batalla! ¡He dicho!

Continuará

jueves, 13 de julio de 2017

GdP2: XI


El resto aún seguía debatiendo sobre la fallida teletransportación de Chencho y yo comenzaba a aburrirme.

Cafre se acercó con una jarra helada de cerveza rubia en la mano y me la tendió.
-Herji, ¿hace una birra?

Mis ojos se abrieron como platos, murmuré algo parecido a un "gracias" y agarré esa jarra fría, conteniendo el aliento mientras la llevaba a mis labios. Exquisita.

-Hacía años que no probaba una cerveza tan rica. En Nueva Ávila, hay un par de tabernas que hacen cervezas artesanales, pero de pésima calidad. ¿De dónde la has sacado?
-Ah, la meó Fer. Cuando se transformó en hombre-dragón, además de lanzar fuego por la boca, consiguió también la habilidad de mear cerveza. Es su súperpoder más preciado.

Se me cayó la jarra de cerveza al suelo. No sabía si sentir pena por el dorado líquido derramado o si vomitar del asco.

-Vamos a ver, Chencho... ¡piensa! -decía Celia-. Hasta el momento, ¿qué cosas sabes que pueden inteferir con tus poderes?
-Sólo hay dos cosas que yo sepa. En una ocasión, el Señor del Castillo de la Rosa (un viejo enemigo mío) consiguió con uno de sus maléficos planes interrumpir una de mis interdimensionalidades. Pero no creo que él sea el culpable esta vez.
-¿Y la otra?
-Una criatura llamada "gólem del caos". Pero no hemos escuchado su estremecedor chillido, así que no creo que haya alguna cerca...

En ese momento, se escuchó un estremecedor chillido. Un chillido tan extraño, que sonaba a una mezcla entre un grito humano, un aullido de hiena, una nota musical ralentizada cantada por una soprano y el raspado de una nota en un violín.

-Sí, exacto -dijo Chencho mientras fruncía el ceño-. Eso suena como el chillido exacto de un gólem del caos...

No había terminado de hablar Míster Transsssporterr cuando apareció frente a nosotros una "criatura" por llamarla de algún modo. Se componía de una nube de espesa niebla multicolor, vagamente humanoide. Cada pocos segundos, "algo" asomaba de la niebla. "Algo" que podía tomar cualquier forma. A veces era una garra, otras un tentáculo, un somier, la cabeza de un perro dogo verde, un diábolo, un cable, un fusil de asalto, una manguera...

-Los gólems del caos son criaturas artificiales compuestas de energías caóticas puras -comenzó a explicarnos Chencho-. La única manera de vencerlas es como diçe el proverbio, palabra es bien çierta, que no hay encobierta que a mal non rebierta, fue la su mala obra en punto descobierta, esa hora fue el monge preso et en refierta...
-¡Joder! -protestó Cafre- ¡Buen momento para que le dé uno de sus cortocircuitos!
-¿Y de quién es la culpa? -le recriminó Vicky mientras se adelantaba y sacaba de su cinturón un par de nunchakus.

Admiré la valentía de la pequeña ninja actuaria, pero no estaba dispuesto a que luchara sola contra ese monstruo. Me coloqué a su lado, me puse mi yelmo tallado y desenvainé mi espada. El Comando Caprino aún no había visto lo que yo, Herji, campeón de la tribu de Nueva Ávila, soy capaz de hacer. Cerré un segundo los ojos e invoqué a mi tótem, el lobo. Y los abrí. Frente a mí había ahora dos gigantescos lobos, uno de color negro con los ojos rojos y otro de color plata con los ojos azules. Sonreí. Uno de mis poderes es invocar a esta poderosa pareja de animales espirituales. Y entre otras técnicas, los tres somos capaces de sacrificar nuestra movilidad a cambio de adoptar una posición defensiva que es tan firme como una montaña y tan dura como el diamante. El lobo negro y el lobo blanco se colocaron mostrando sus dientes, dejándome a mí en el centro. Ni siquiera una bestia como el gólem del caos será capaz de flanquearnos y poner en peligro a mis compañeros.

-¡Gatitos! -gritó Vicky, olvidándose del gólem del caos-. ¡Gatitos caninos! ¡Gatitos peluditos! ¡Gatitos bonitos! ¡Gatitos se vienen con la mami!

Y diciendo esto, la ninja actuaria abrazó con cada uno de sus brazos las cabezas de mis atónitos lobos espirituales y se los llevó tarareando una cancioncilla, dejándome solo frente al gólem del caos.
-Pero... pero... ¡has jodido mi posición defensiva!

No pude añadir más. De la nube de niebla surgió un enorme puño de metal que hizo pleno impacto en todo mi cuerpo y me lanzó por los aires. Aterricé varios metros atrás. Podía sentir mi columna vertebral seccionada, un grave traumatismo craneoencefálico, todas mis costillas rotas, fracturas múltiples diversas y un leve sangrado de nariz. Rápidamente Rigoberta se puso a mi lado y comenzó a volcar en mí toda la energía curativa que era capaz.
-¡No te mueras, Herji! ¡No te mueras!
-¿Lo ves? -escuché la voz de Cafre- ¡Ya te lo dije cuando nos conocimos! Teniendo una sanadora en el grupo, al guionista le va a dar igual meter escenas gore porque sabe que no es tan fácil palmarla...
-Vete... a... tomar... por... culo... -logré mascullar escupiendo un par de dientes.

El gólem del caos era un enemigo impresionante. Celia disparaba sobre él sus cañones proyectores de partículas al tiempo que Fer exhalaba su flamígero aliento, Cafre disparaba sus escopetas montado en su pavo y Vicky lanzaba shurikens, pero todos sus ataques no parecían tener efecto; eran absorbidos simplemente por la niebla. Si no mantenían las distancias, se arriesgaban a que "algo" surgiera de la nube y les golpeara.

-¡Mis poderes no sirven de nada con esa criatura! -se quejó Chess-. ¡Me siento completamente impotente!
-A nosotros no nos va mejor -gruñó Celia-. ¡Los ataques directos no funcionan! Usemos algo distinto... ¡escuchadme todos! ¡Vamos a realizar la maniobra evasiva número 433 código A!

Se hizo una extraña pausa en el combate. Vicky, Cafre y Fer miraron interrogantes a Celia. Ésta se puso roja.

-¡Lo que hacemos cuando nos queremos ir de un restaurante sin pagar! -gritó la jefa.
-¡Ah! -exclamaron todos.

Cafre se retiró de la primera línea, bajó de su pavo gigante y vino donde Rigoberta estaba terminando de curarme. Afortunadamente mis huesos estaban casi regenerados del todo y yo ya me sentía mejor.

-Sólo podemos hacer una cosa -gruñó Cafre.
Y rápidamente se quitó la ropa, quedando desnudo frente a nosotros.

-¡Espera un maldito momento! -le gritó furiosa Rigoberta-. ¡Sé lo que estás pensando! Piensas que como éste parece nuestro final, vamos a aprovecharlo teniendo sexo. Y como yo soy bisexual, te crees que soy la elección ideal. ¡Pues te equivocas! ¡Estoy harta de que la gente se piense que los bisexuales tenemos sexo con todo lo que se mueva! ¡No es así! ¡Tenemos sentimientos! ¡Y nunca tendría sexo contigo! ¡A mí me gusta Chencho!

Cafre la miró como si estuviera loca.
-Sólo me desnudo porque la transformación me revienta la ropa, y es una jodienda que eso pase.
-¿Cómo?
-No sois los únicos que tenéis poderes.

Y diciendo esto, el cuerpo de Cafre comenzó a cambiar, a crecer, a hincharse... toda su piel se cubrió de un espeso vello rojizo, su boca y nariz se alargaron formando una especie de hocico, dos curvados cuernos crecieron en su cabeza, sus pies de transformaron en pezuñas y una larga perilla hizo su aparición. Cafre ya no era humano, ahora era una criatura mitad hombre y mitad chivo de rojizo pelaje.

-¡Beeeeee! -gritó mientras de nuevo se lanzaba a la batalla.

-¡Ahora! -gritó Celia.

Celia y Fer volvieron a disparar y a exhalar fuego, respectivamente. Pero esta vez, no apuntaban al gólem del caos. Disparaban al suelo, dibujando una circunferencia de varios metros de radio alrededor de la nebulosa criatura. Y seguían disparando al suelo, sus rayos se internaban más y más profundo en el terreno. Mientras Celia y Fer trabajaban, el gólem del Caos estaba distraido gracias a los shurikens, dagas y kunais que le lanzaba Vicky.

-¡Cafre! ¡Haz lo tuyo! -ordenó Celia.

En ese momento, el hombre chivo avanzó hasta la circunferencia grabada por sus dos amigos, alzó sus puños por encima de su cabeza y golpeó con fuerza el suelo, enterrando sus brazos en el terreno. Después bramó un balido ensordecedor y levantó sobre sus brazos un inmenso trozo de suelo... un círculo de tierra con el gólem del caos encima. Y al momento siguiente, el hombre chivo había lanzado por los aires el trozo de suelo (gólem incluido), no dejando nada más que un gran agujero en el suelo como recuerdo de la batalla.

Todos se derrumbaron agotados en el suelo.

-...cerveza -se escuchó la voz de Chencho, que parecía que por fin había superado su cortocircuito y no se había enterado de lo más mínimo-. La única manera de vencer a los gólems del caos es con cerveza. Extrañamente tienen una alergia pavorosa a esta bebida, así que sólo necesitamos que Fer mee un poco y... ¿eh? ¿qué ha pasado aquí?
-¡Chencho! -gritó Rigoberta mientras le abrazaba- ¡Estás bien!

Muy a mi pesar, empiezo a considerar muy seriamente la idea de matarlos a todos.

Continuará

sábado, 8 de julio de 2017

GdP2: X


Posiblemente, el Gran Simposio del Caos es el único evento en todo el espacio-tiempo en el que los seres caóticos mantienen algún tipo de orden. Por lo general, todos respetan y mantienen el silencio cuando alguien está hablando, se agrupan según sus escasas coincidencias y comparten educadamente información unos con otros.

Eso no quita que se produzcan millones de muertes (es difícil que no las haya cuando se encuentran seres explosivos, corrosivos, electrificadores, pandémicos, congeladores o, literalmente, mortalmente aburridos). Aunque también hay millones de generaciones expontáneas de nuevas criaturas (algunas de las cuales mueren pocos milisegundos después en apocalípticas circunstancias). Mas, teniendo todo en cuenta, el párrafo que antecede a éste puede considerarse cierto al cien por cien.

El Gran Simposio se produce en un momento y lugar aleatorios (no podía ser otra forma) del multiverso... y muchas veces ni siquiera se puede hablar de momento o lugar. En fin, lo importante es que existe. Para los seres caóticos, es algo realmente importante. Tan importante como para olvidar sus naturalezas caóticas. Más o menos. Aunque sea un poquito.

Los Grandes Poderes del Caos presiden estas inmensas asambleas. Al menos, un número indeterminado de ellos. Allí está el Gran Señor Caótico que rige sobre la vida, la muerte, la antimateria, la energía y los zombis. Allá, el Gran Señor Caótico que domina el tiempo, el espacio, el multiverso, el infinito y los trasteros. Acullá, el Gran Señor Caótico que controla el azar, la divergencia, la alteración de probabilidades y la raíz cuadrada de menos uno. Aquí, el Gran Señor Caótico que deforma la magia y la ciencia, creando auténticos engendros como los políticos que sufren de masturbación compulsiva. Acá, el Gran Señor Caótico que distorsiona la mente y los pensamientos, convirtiéndolos en pura entropía, procrastinación y dialecto flaite. Acucá, el Gran Señor Caótico que tiene como dominio los armadillos, el chocolate con picante, los fluxómetros y las tazas de porcelana (el resto de los Grandes Poderes dicen que es un poco excéntrico, pero su abuelita los regaña si lo dejan de lado).

Además, en base a su naturaleza caótica, los Grandes Poderes del Caos a veces se conglomeran en una sola criatura y, en otras ocasiones, se dividen en infinitos seres independientes... pero lo importante es que están y se les espera.

¿Yo? Yo sólo soy el escriba de una de estas reuniones. Mi nombre es Kayampa y se puede decir que no soy de los más caóticos de los presentes. Total, sólo soy un gibón asexual de pelaje plateado, con la cabeza decorada con dos cuernos tamaño Ankole-Watusi, con dos grandes alas en la espalda similares a las de un colibrí rutilante y con unos preciosos ojos de manul; y al que le gusta vestirse con tutú rosado. Tampoco sé porqué la obsesión de los Grandes Poderes Caóticos con el tema de que haya un escriba que recoja lo acontecido en estas reuniones, si ninguno de ellos sabe leer. Pero es lo que me han encomendado, y debo hacerlo.

En esta ocasión, en el Gran Simposio del Caos se trata un tema de especial relevancia: hay una nueva encarnación del Comando Caprino, el que fuera uno de los mejores grupos de rebeldes anti-caóticos. Bueno, es cierto que en ocasiones luchó junto y a favor de criaturas caóticas. Son un poco caóticos ellos también, en realidad. Pero son enemigos. De los mejores enemigos que jamás ha tenido el Caos. Y ayudan a evitar nuestro aburrimiento. Realmente les tenemos aprecio. Por ello, este Gran Simposio del Caos está dedicado al Comando Caprino y todos debatimos cómo destruirles.

Hasta el momento, la idea favorita tiene como fundamento la tercera ley de Newton. ¿Por qué coño se basan en leyes si somos caóticos? Yo siempre supuse que los Grandes Poderes Caóticos mezclaban la mescalina con la absenta, así que esa es una posible explicación. A lo que íbamos... en base a la tercera ley de Newton, hablan de crear un comando caótico capaz de enfrentarse en igualdad de condiciones al Comando Caprino.

Claro, el debate ahora es elegir quiénes compondrán dicho comando caótico.

Uno de los primeros nombres que sonó fue el de Némesis, habitual enemigo del original Comando Caprino y protagonista de algunas épicas victorias contra grupos rebeldes. Sin embargo, el fatídico duelo en la Fortaleza del Pequinés Sonriente contra Cafre del Comando Caprino (donde Némesis no sólo sufrió una humillante derrota, también debió afrontar la muerte de su legendaria montura Chupacabras) le han convertido en una sombra de lo que era. Su confianza, su fuerza de voluntad y su liderazgo se diluyeron desde ese momento, siendo responsable de numerosas derrotas de las fuerzas caóticas. Nunca ha podido volver a equipararse a su archienemigo Cafre. Si antes era motivo de orgullo y maravilla entre las hordas del Caos, ahora se ha transformado en un elemento desmoralizador (gafe incluso). Por lo cual, quedó descartado.

El Sargento Capullo fue otro de los candidatos. Un ser reptante amorfo, viscoso y bulboso, enemigo personal de Vicky y Celia. Sin embargo, dos cosas jugaron en contra de su elección. La primera, que lo único destacable en su historial de enfrentamiento con los rebeldes era su pesadez. No contaba prácticamente con una victoria, mientras que su listado de derrotas (algunas realmente humillantes) era extenso. ¿El segundo punto en contra? Estaba muerto. Tras tantos sinsabores, tramó durante meses el que iba a ser el plan perfecto para vengarse de Vicky y Celia. Y de veras era el plan perfecto. O lo hubiera sido, de no ser porque no tuvo en cuenta una variable... Vicky había comenzado a salir con un tal Fer. Antes de poner siquiera en marcha la primera fase de su infalible plan, el Sargento Capullo había muerto abrasado por el incandescente aliento del poco hospitalario hombre-dragón. Nunca supimos en qué consistía exactamente ese plan infalible que, a pesar de todo, falló.

Tras descartar a los primeros candidatos, se decidió que el Mariscal de Campo sería uno de los integrantes del comando caótico. El Mariscal de Campo es otro viejo enemigo del Comando Caprino. Un muerto viviente prácticamente inmortal, capaz de regenerar casi cualquier daño. Su aspecto es el de un andante y atemorizador esqueleto ataviado con un viejo uniforme nazi, con unas demoníacas ascuas rojizas brillando permanentemente en sus cuencas vacías. Aún así, también se produjo un desagradable debate acerca de si el Mariscal de Campo debía ser seleccionado. Muchos guerreros caóticos afirmaban que el Mariscal de Campo era un ser indigno de confianza. Debo reconocer que yo también mantengo dudas acerca de la ideoneidad de esta elección. Hace poco descubrimos que el Mariscal de Campo y el rebelde Cafre pactaban periódicamente treguas para irse juntos de vacaciones, lo cual fue toda una conmoción. Aunque también es cierto que salvo en esos períodos de asueto, ambos hacían todo lo posible para destruir al otro de la manera más imaginativa posible. Y pocos se han enfrentado tantas veces al Comando Caprino... la experiencia del Mariscal de Campo nadie la cuestiona.

Con el segundo miembro no hubo debate. Xhugra se adelantó y proclamó que ella estaría dentro del grupo. Nadie quiso contradecirla.

Xhugra es uno de los seres más atemorizantes del ejército caótico... y eso es decir mucho. Su aspecto es el de una decrépita mujer, con el famélico cuerpo envuelto parcialmente en podridos vendajes; es tan delgada que tanto sus huesos como sus oscuras venas se marcan desagradablemente en la seca y amarillenta piel que queda a la vista. Su negro cabello parece estar compuesto de largas espinas de pescado, su único ojo anaranjado destila odio y maldad. Cuando habla, asoman unos bestiales colmillos cariados y una pestilente lengua viperina. Pero lo más temible de ella son sus manos... sus dedos terminan en unas curvadas garras de las que permanentemente gotea un veneno extremadamente tóxico, capaz de corroer el metal. De hecho, se rumorea que ese es el motivo por el que perdió el ojo derecho. Un día le picaba y se rascó sin acordarse de sus terribles poderes. Por ahí corre otro rumor acerca de que es estéril, que en cierta ocasión fue otra cosa lo que le picaba...
Pero me voy por las ramas. Xhugra es una adición extraordinaria y terrible al nuevo grupo. Todos en el ejército caótico saben que hay una fortísima enemistad personal entre Xhugra y Celia, aunque sólo ellas conocen los motivos.

El Mariscal de Campo es resistente y Xhugra poderosa, pero siempre hace falta algo de músculo. El joven Cuchuflí Montoya fue el elegido para aportarlo. Méritos no le faltan, pues fue reciente medalla de oro en halterofilia, levantando quince toneladas y seiscientos gramos en la modalidad de arrancada. Es un gorila albino inteligente que alcanza casi los tres metros de altura (y eso, caminando encorvado), siempre vestido impecablemente con su chaqué, su sombrero de copa y su monóculo. Aunque puede resultar algo pedante en ocasiones, todos los que le conocen alaban su conversación, su saber estar y sus conocimientos de micología y primatología. Además, pertenece a una distinguida familia que ha aportado grandes luchadores a la causa caótica como Cochuzo Montoya o Chochenegue Montoya. Cuchuflí Montoya se siente agradecido por esta oportunidad de seguir aumentando la reputación de su clan.

La nueva adición al grupo fue Durk. Pocos saben sus orígenes y hay historias contradictorias acerca de él. La versión más extendida es que viene de un mundo similar a la antigua mitología nórdica, en el cual ya sentía una gran predisposición hacia el caos. Tras una experiencia demoníaca se volvió más loco de lo que estaba, convirtiéndose en el equivalente del "hombre del saco" para todo un imperio subterráneo. Ahora, este psicópata se encuentra en nuestro universo por motivos y medios desconocidos. Durk es un feo enano de metro y medio de altura, calvo, barbudo, cubierto de cicatrices y completamente desquiciado. Este plano de existencia es perfecto para él, y adora la cibertecnología caótica. De hecho, amputó su brazo izquierdo para instalar en su lugar una ametralladora gatling biónica. Con la mano diestra maneja una pesada hacha de batalla. En mi humilde opinión, considero que Durk fue incluido para poder perderlo de vista.

Una seductora voz pidió su inclusión en el comando. Cubbi ha hablado. Los monstruos caóticos nos miramos unos a otros, nadie quiere oponerse. Cubbi se adelanta, y permite que todos contemplemos su magnificiencia. Cubbi es un ser de una extrema perfección. Su cabello anaranjado es largo y sedoso, su piel dorada es brillante y aterciopelada. En su bellísimo rostro andrógino destaca la heterocromía de sus hermosos ojos, el derecho de color verde y el izquierdo de color ámbar. Y su cuerpo, su sensual cuerpo... únicamente viste la parte superior de un bikini rosado, que cubre mínimamente sus grandes pechos. Cubbi siente orgullo por su cuerpo y siempre lo muestra, así que todos podemos contemplar detenidamente su gran pene. Debajo, en vez de testículos, tiene una sonrosada vulva. Cubbi es hermafrodita. Y además de pura belleza, es también pura peligrosidad. Su mirada y su voz son hipnóticas, y todo su cuerpo emite una nube de potentes feromonas. Su técnica es tan simple como acercarse a un grupo de rebeldes y dejar que sus feromonas actúen. No importa si son hombres o mujeres, todo el mundo pierde la cabeza y no se resisten a tener sexo con Cubbi... y ese es su final pues, en pleno acto, Cubbi absorberá sus energías vitales hasta dejarlos literalmente secos. Además, es un ser inmune al frío y al calor por extremos que sean... y también a las enfermedades venéreas.

No hemos dejado de mirar a Cubbi, y una voz robótica resuena:

-Yo también me uno. Tengo cuentas pendientes con el Comando Caprino que exigen venganza. Podéis llamarme Kuroko.

Al momento se escucharon un montón de cuchicheos. Ninguno de los seres caóticos presentes conocía al que había hablado. Era un humanoide de metro setenta de estatura, pero su cuerpo estaba cubierto completamente por una extraña tela negra. Ni siquiera podía vislumbrarse una mínima apertura para los ojos. Realmente parecía más una sombra que un ser vivo.

¿Quién es Kuroko? ¿Cuáles son sus poderes? ¿Por qué quiere venganza? ¿De qué conoce al Comando Caprino? ¿Cómo consiguió entrar en un evento caótico que está fuera del espacio y el tiempo?

Muchas preguntas, pero no le hicimos ni una. Quiso unirse y aceptamos.

El tal Kuroko no fue el único que habló. También se escuchó una orgullosa y potente voz que, ahora sí, todos conocíamos:

-Podéis contar con mi espada y con mi lanza, caóticos señores.

Quien había hablado era el famoso Sir Rosis, paladín del caos y caballero de la entropía. Siempre vestido con una pesada armadura renacentista e iridiscente de color verde pasto y cabalgando su fiel montura llamada Fresón. Con sus ademanes caballerescos, su rígido código de honor y su leal manera de entender la vida y la guerra, quizás no parezca muy caótico en comparación con el resto... pero mirar lo que hay bajo su yelmo causa locura o muerte inmediata (algo que a Sir Rosis le da mucha vergüenza que suceda) y Fresón no es un corcel, es un tábano inmenso de casi diez metros de longitud e intenso color rojo.

Se produjo un ensordecedor estruendo debido a nuestros vítores, al saber que Sir Rosis se unía a la expedición. Es uno de nuestros ídolos y alguien tan amable y valeroso que se gana el corazón de todos.

El Mariscal de Campo, Xhugra, Cuchuflí Montoya, Durk, Cubbi, Kuroko, Sir Rosis y Fresón... posiblemente un grupo imbatible, capaz de vencer al nuevo Comando Caprino en once de doce batallas.

-Yo iré también.

Un silencio absoluto sucedió a estas palabras. Hacia nosotros caminaba una figura encapuchada, envuelta en una pesada capa de color oscuro. Todos permanecimos mudos de asombro. Se trataba del Señor del Castillo de la Rosa, uno de los seres más poderosos de este sector del multiverso. Podría ser el típico jefe final, pero un jefe final tan despiadado que cuando tiene al protagonista indefenso, ni ríe megalomaníacamente ni suelta egocéntricos discursos; directamente, lo mata. Un jefe final que termina con los héroes potencialmente peligrosos cuando están al inicio de sus carreras, antes de que ganen niveles y se conviertan en una amenaza. Un jefe final que no explica sus planes al enemigo, aunque sepa que va a ganar la batalla.

Los Grandes Poderes del Caos se acercaron al recién llegado.

-Señor del Castillo de la Rosa. ¿También tienes cuentas pendientes con el Comando Caprino?
-El Comando Caprino me es indiferente -respondió con voz grave-. ¡Pero sí tengo una cuenta pendiente con Míster Transsssporterr!

Para dar más énfasis a sus palabras, lanzó su capa al suelo con un violento ademán. Todos lanzamos una exclamación de asombro. Ahí estaba el Señor del Castillo de la Rosa en toda su plenitud, un joven delgado, de despeinado cabello castaño y mirada azul-grisáceo-verdosa; vestido con camisa hawaiana, bermudas y chanclas con calcetines... un auténtico genio del mal.

-Llamadme Daniel. Haced lo que queráis con el resto... pero Míster Transssporterr es mío.

-Está decidido entonces -proclamaron los Grandes Poderes del Caos-. Mariscal de Campo, Xhugra, Cuchuflí Montoya, Durk, Cubbi, Kuroko, Sir Rosis y Fresón, junto a Daniel, el Señor del Castillo de la Rosa, serán los componentes del Grupo Armado Mata Cabras, el que está destinado a convertirse en el legendario comando que derrote al Comando Caprino. Y Kayampa, tú les acompañarás y narrarás sus peripecias.

Miré anonadado a los Grandes Poderes del Caos. Me jodieron.

Continuará...

lunes, 17 de abril de 2017

GdP2: IX


Mientras el resto del grupo hablaban sobre qué había podido interferir con la teletransportación de Chencho, yo me senté en unas rocas al lado de Vicky. Parecía la más cuerda del grupo (salvando su obsesión con los "gatitos") aunque en un grupo compuesto de lunáticos y sociópatas, eso no es algo especialmente destacable.

La miré fijamente. Parecía absorta en sus pensamientos y tenía en sus manos un shuriken con el que jugueteaba inconscientemente. Yo no sabía muy bien qué decir, la verdad. Hablé por hablar, para romper el (para mí) incómodo silencio:
-Es impresionante la fuerza de los poderes del Caos. No sé cómo habéis luchado tantas veces contra una fuerza que es omnipotente.

Vicky pareció despertar de su ensueño y me miró fijamente.

-Realmente, no son omnipotentes -respondió-. Tan sólo son capaces de alterar drásticamente las probabilidades.
-¿Perdón? -yo no entendía qué quería decir.
-Aunque digan que la probabilidad del suceso imposible es igual a cero, no hay un suceso "imposible" per se. Tan sólo hay probabilidades tan ínfimas que parecen cero... pero existen.
-Sigo sin entender.
-Ya. Imagina una piscina llena de pelotas de tenis, todas de color amarillo. Son cientos de pelotas amarillas... pero hay una roja. La probabilidad de sacar al azar la pelota roja, es muy pequeña, ¿verdad?
-Ummm... sí...
-Ahora imagina que la piscina tiene el tamaño del universo. Y que está llena de pelotas amarillas, cientos de trillones de pelotas amarillas. Y una sola pelota roja. La probabilidad de que alguien por azar saque la pelota roja, es...
-Imposible -terminé yo.
-Casi -me corrigió Vicky-. Puede que la probabilidad sea un "cero-coma-cientos y cientos de ceros... uno". Pero la probabilidad existe.
-Su... supongo...
-Imagina un evento casi imposible. Algo como una vaca nazi que caiga del cielo en el año 1980 y mate a un embajador inglés en China.
-Eso es imposible -asentí.
-Casi -respondió Vicky-. Casi. Imagina que en la segunda guerra mundial, un científico loco nazi hizo un experimento con vacas y trasplantó partes de cerebro humano a los animales, de modo que uno de ellos adquirió ideología nazi. Ese animal fue enviado por transporte aéreo a Berlín, pero por una anomalía cósmica, el espacio-tiempo se plegó y el multiverso se vio afectado. Quizás pasó de un universo a otro, como el hombre de Taured. Y la vaca apareció en el cielo de China en 1980, pero sin avión. Y cayó, con la mala fortuna de que aplastó a un diplomático inglés que pasaba por allí. ¿Cuál es la probabilidad de que ocurra algo así?
-¿Ce... cero?
-¡No! Recuerda la piscina del tamaño del universo llena de pelotas amarillas salvo una roja. Es algo parecido. Una probabilidad ridícula, inapreciable... pero que, tras multitud de ceros, existe.

Yo me estaba asustando. Yo creía que ésta era la cuerda del grupo. Vicky siguió hablando.

-Así que imagina sucesos aleatorios que tú llamarías "imposibles", carentes de toda lógica. Cuya probabilidad es un "cero-coma-trillones de ceros-uno". Las fuerzas del Caos no son omnipotentes. Tan sólo alteran las probabilidades. Son capaces de colorear de color rojo más y más pelotas amarillas en esa piscina del tamaño del universo. Hasta que un suceso aleatorio se vuelve más y más y más probable...

Mi cabeza estaba a punto de estallar. Afortunadamente para mí, Vicky se levantó y se acercó a ver qué estaba deliberando el grupo. Por su parte, Fer se acercó a mí.

-Haces bien en escuchar a Vicky -me dijo el hombre dragón-. De los presentes, es la que más comprende la naturaleza caótica de este mundo.
-¿Cómo... cómo es posible que lo entienda?
-Oh, bueno... es que Vicky no es sólo una ninja. También es actuaria.
-Joder...

Continuará


sábado, 25 de febrero de 2017

GdP2: VIII (a.k.a. N.P.I.)


-¿Dónde estamos? -pregunté.
-Ni puta idea -respondió Chencho.

Flotábamos en lo que parecía un infinito limbo gris. Nada más que aire grisáceo nos rodeaba, miráramos en la dirección que miráramos.

Aún peor, sólo nos encontrábamos Chencho, Rigoberta y yo.

-¿Dónde se encuentran los demás? -pregunté de nuevo.
-Ni puta idea -volvió a responder Chencho.
-¿Qué ha pasado?
-Ni puta idea -contestó Chencho, mascullando esta vez entre dientes.
-Pero, ¿tienes idea de algo? -exploté.
-¡No! -gritó el interdimensionador- ¡No tengo puta idea de qué ha ocurrido! ¡Ni puta idea! ¡Ni puta absoluta idea! ¿Te has quedado ya satisfecho con la respuesta?
-No hay necesidad de ser tan grosero -dije mientras miraba dolido a Chencho.

Chencho me miró a su vez con expresión inexcrutable.

-Herji, en lo que parece casi otra vida, todos decían que yo era muy bueno. Una bellísima persona. Un buenazo. Pero me cansé de eso. Da igual el mundo que sea, las buenas personas nunca conseguimos lo que queremos. Nunca destacamos. Somos invisibles. No nos toman en serio. Tampoco cuentan con nosotros a no ser que quieran pedirnos algo. Y, por supuesto, jamás nos quedamos con la chica. Eso se terminó. Chencho se terminó. Ya no soy el buenazo Chencho. ¡Ahora y por siempre soy el badass Míster Transsssporterr!

-A mí me gustan los chicos buenos -dijo Rigoberta mirando a Chencho con ojos tiernos.

Tanto la expresión como la voz de "Míster Transssporterr" dieron un giro radical de ciento ochenta grados al responder a Rigoberta:
-Pero en el fondo sigo siendo un cachorrito...

-Esto... ya, todo eso puede esperar -interrumpí-. Pero, de veras, necesitamos saber qué ha pasado y dónde estamos. ¿Qué es este limbo gris? Lo último que recuerdo es que ibas a teletransportarnos a todos a mi aldea de Nueva Ávila.

Chencho quedó un rato pensativo antes de responder:
-Creo que estamos en un vacío interdimensional, el cual atravieso durante una fracción de nanosegundo al efectuar una teletransportación. Da la impresión que "algo" interrumpió la teletransportación, dejándola incompleta. Es la primera vez que me ocurre algo parecido.
-¿Por qué ha ocurrido?
-Ni puta idea. Quizás hayan protegido tu aldea contra asaltos teletransportadores. O puede que algo haya interferido con mis poderes.
-¿Y los demás?
-Ni puta idea. Si algo ha interferido con mis poderes, podrían estar en cualquier lugar y momento del espacio-tiempo.
-Pero, ¿podríamos salir de aquí? ¿Y rastrearles?
-¡Estás hablando con el magnífico Míster Transsssporterr! ¡Nada hay imposible para mí! ¡Soy único! ¡Magnífico! ¡Maravilloso! -y añadió mirando con una sonrisa boba a Rigoberta- Y también soy muy tierno...

Rigoberta le miró también a él con ojos brillantes...

-¡Ya, coño! -grité-. ¡Busca al resto!
Chencho refunfuño algo y cerró los ojos.

-Ya los he localizado a todos. Celia y Chess han aparecido en pleno campeonato de Fútbol Total, en el encuentro entre los Aleatoriedad Suprema Club de Fútbol y los Entropía All-Stars, rodeados de miles de monstruos caóticos. ¡Corren grave peligro!
-¿Podemos ir a por ellas? -pregunté.
-¡Iba a decir "ni puta idea" pero no hay imposibles para Míster Transsssporterr!

Un zumbido y una descarga de energía estática, y aparecimos en un estadio de fútbol de dimensiones colosales, preparados para luchar hasta la muerte... y sí, mucha muerte fue lo que encontramos. Celia y Chess estaban tomándose tranquilamente unos mojitos rodeadas de montañas de cadáveres de monstruos caóticos.

-¿Estáis bien? -pregunté atónito.
-Pues sí -respondió Celia-. No sé que ocurrió, pero aparecimos aquí. Los hinchas de ambos equipos ya estaban matándose y les ayudamos un poquito.

Chencho y yo nos miramos y tragamos saliva.
-Dan miedo.
-Mucho.

No tardamos en informar a Celia y a Chess de lo que había ocurrido.
-¿Y los demás? -preguntó Celia-. ¿Están bien? ¿Dónde han aparecido?
-Propongo que vayamos a por Vicky y Fer, y que Cafre sea el último que recuperemos -dijo Chencho.
-¿Es el que menos peligro corre?
-No, para nada. Es para disfrutar de la tranquilidad que provoca su ausencia durante un rato más.
-Entiendo... ¿dónde están Vicky y Fer?
-Han llegado a una dimensión alternativa, muy similar al año 1950 de nuestro antiguo mundo. Para ellos han pasado ya dos meses desde que aparecieron en esa dimensión.
Todos nos horrorizamos.
-¡No! ¡Pobres! Deben sentirse terriblemente desorientados...
-Para nada -suspiró Chencho-. Prácticamente están terminando de conquistar y convertir ese mundo en la enfermiza idea que tienen ellos de una utopía... Toda Norteamérica está dirigida por una coalición de tribus amerindias con máximo respeto al medio ambiente, salvo el sur de lo que se conocía anteriormente como Estados Unidos. Es un protectorado con la capital en Nueva Orleans donde es legal cazar miembros del Ku Klux Klan. Por otro lado, Europa es una nación unificada llamada "Céltica", con capital en Dublín y la cerveza es la bebida oficial en todo el territorio. Recién han aprobado una ley donde se establece que los cazadores furtivos pillados in fraganti serán despellejados vivos. Mientras tanto, Fer está organizando China y Rusia como un "auténtico comunismo" pues, según él, los antiguos dirigentes no eran dignos de tal nombre. También están construyendo infraestructuras en África y tienen grandes planes para Oriente Medio, Indonesia y Oceanía... hicieron un primer intento de conquistar Sudamérica, pero comenzaron por Chile y parece ser que decidieron abordar esa misión con un poco más de tiempo hasta que pudieran entender el extraño idioma que hablan... ¿cachai?
-Joder. Esos dos están disfrutando, ¿verdad?
-Mucho.

Chencho desapareció y reapareció unos segundos más tarde acompañado de Vicky y Fer.
-Sabéis que habéis alterado todo el continuum de esa dimensión, ¿verdad? -les regañaba Chencho.
-Algo teníamos que hacer para matar el tiempo, ¿no? -replicaba Fer, el hombre dragón.
-En fin, sólo quedan Cafre y su pavo. Ellos sólo viajaron en el tiempo. Cafre ha aparecido unos días atrás y se ha encontrado consigo mismo, sólo que unos días más joven.
-Oh, no -dijo Vicky-. Mi hermano es capaz de matarse a sí mismo y crear una paradoja temporal.
-Sí -asintió Chencho-. Voy a por él. Un Cafre es sumamente inestable, no quiero pensar qué pasará con dos Cafres existiendo a la vez en el mismo espacio-tiempo...

Chencho, nuevamente desapareció y reapareció a los pocos segundos, acompañado tanto de Cafre como de su pavo gigante. Eso sí, esta vez Chencho volvió con la cara completamente roja. Cafre, a su lado, se subía los pantalones.
-No -gruñó el interdimensionador-. Un Cafre no estaba matando al otro Cafre.
-Pero, ¿qué...?
-Sesenta y nueve -murmuró Chencho con un hilo de voz.
-¡Es que siempre quise saber qué se sentía si  uno mismo pudiera...! ¡Bueno, ya sabéis! -gritó Cafre-. ¡Pero tengo la mala suerte de tener todas mis costillas! ¡Nunca pude conseguirlo! Y al ver a mi otro yo... pensé... pensamos...
-Oh, Dios mío, no quiero saber más -pidió Celia-. Y lávate ahora mismo esa boca.
-Propongo que nos centremos en averiguar qué salió mal en la teletransportación. ¿A alguien se le ocurre algo?
-Ni puta idea...