jueves, 13 de julio de 2017
GdP2: XI
El resto aún seguía debatiendo sobre la fallida teletransportación de Chencho y yo comenzaba a aburrirme.
Cafre se acercó con una jarra helada de cerveza rubia en la mano y me la tendió.
-Herji, ¿hace una birra?
Mis ojos se abrieron como platos, murmuré algo parecido a un "gracias" y agarré esa jarra fría, conteniendo el aliento mientras la llevaba a mis labios. Exquisita.
-Hacía años que no probaba una cerveza tan rica. En Nueva Ávila, hay un par de tabernas que hacen cervezas artesanales, pero de pésima calidad. ¿De dónde la has sacado?
-Ah, la meó Fer. Cuando se transformó en hombre-dragón, además de lanzar fuego por la boca, consiguió también la habilidad de mear cerveza. Es su súperpoder más preciado.
Se me cayó la jarra de cerveza al suelo. No sabía si sentir pena por el dorado líquido derramado o si vomitar del asco.
-Vamos a ver, Chencho... ¡piensa! -decía Celia-. Hasta el momento, ¿qué cosas sabes que pueden inteferir con tus poderes?
-Sólo hay dos cosas que yo sepa. En una ocasión, el Señor del Castillo de la Rosa (un viejo enemigo mío) consiguió con uno de sus maléficos planes interrumpir una de mis interdimensionalidades. Pero no creo que él sea el culpable esta vez.
-¿Y la otra?
-Una criatura llamada "gólem del caos". Pero no hemos escuchado su estremecedor chillido, así que no creo que haya alguna cerca...
En ese momento, se escuchó un estremecedor chillido. Un chillido tan extraño, que sonaba a una mezcla entre un grito humano, un aullido de hiena, una nota musical ralentizada cantada por una soprano y el raspado de una nota en un violín.
-Sí, exacto -dijo Chencho mientras fruncía el ceño-. Eso suena como el chillido exacto de un gólem del caos...
No había terminado de hablar Míster Transsssporterr cuando apareció frente a nosotros una "criatura" por llamarla de algún modo. Se componía de una nube de espesa niebla multicolor, vagamente humanoide. Cada pocos segundos, "algo" asomaba de la niebla. "Algo" que podía tomar cualquier forma. A veces era una garra, otras un tentáculo, un somier, la cabeza de un perro dogo verde, un diábolo, un cable, un fusil de asalto, una manguera...
-Los gólems del caos son criaturas artificiales compuestas de energías caóticas puras -comenzó a explicarnos Chencho-. La única manera de vencerlas es como diçe el proverbio, palabra es bien çierta, que no hay encobierta que a mal non rebierta, fue la su mala obra en punto descobierta, esa hora fue el monge preso et en refierta...
-¡Joder! -protestó Cafre- ¡Buen momento para que le dé uno de sus cortocircuitos!
-¿Y de quién es la culpa? -le recriminó Vicky mientras se adelantaba y sacaba de su cinturón un par de nunchakus.
Admiré la valentía de la pequeña ninja actuaria, pero no estaba dispuesto a que luchara sola contra ese monstruo. Me coloqué a su lado, me puse mi yelmo tallado y desenvainé mi espada. El Comando Caprino aún no había visto lo que yo, Herji, campeón de la tribu de Nueva Ávila, soy capaz de hacer. Cerré un segundo los ojos e invoqué a mi tótem, el lobo. Y los abrí. Frente a mí había ahora dos gigantescos lobos, uno de color negro con los ojos rojos y otro de color plata con los ojos azules. Sonreí. Uno de mis poderes es invocar a esta poderosa pareja de animales espirituales. Y entre otras técnicas, los tres somos capaces de sacrificar nuestra movilidad a cambio de adoptar una posición defensiva que es tan firme como una montaña y tan dura como el diamante. El lobo negro y el lobo blanco se colocaron mostrando sus dientes, dejándome a mí en el centro. Ni siquiera una bestia como el gólem del caos será capaz de flanquearnos y poner en peligro a mis compañeros.
-¡Gatitos! -gritó Vicky, olvidándose del gólem del caos-. ¡Gatitos caninos! ¡Gatitos peluditos! ¡Gatitos bonitos! ¡Gatitos se vienen con la mami!
Y diciendo esto, la ninja actuaria abrazó con cada uno de sus brazos las cabezas de mis atónitos lobos espirituales y se los llevó tarareando una cancioncilla, dejándome solo frente al gólem del caos.
-Pero... pero... ¡has jodido mi posición defensiva!
No pude añadir más. De la nube de niebla surgió un enorme puño de metal que hizo pleno impacto en todo mi cuerpo y me lanzó por los aires. Aterricé varios metros atrás. Podía sentir mi columna vertebral seccionada, un grave traumatismo craneoencefálico, todas mis costillas rotas, fracturas múltiples diversas y un leve sangrado de nariz. Rápidamente Rigoberta se puso a mi lado y comenzó a volcar en mí toda la energía curativa que era capaz.
-¡No te mueras, Herji! ¡No te mueras!
-¿Lo ves? -escuché la voz de Cafre- ¡Ya te lo dije cuando nos conocimos! Teniendo una sanadora en el grupo, al guionista le va a dar igual meter escenas gore porque sabe que no es tan fácil palmarla...
-Vete... a... tomar... por... culo... -logré mascullar escupiendo un par de dientes.
El gólem del caos era un enemigo impresionante. Celia disparaba sobre él sus cañones proyectores de partículas al tiempo que Fer exhalaba su flamígero aliento, Cafre disparaba sus escopetas montado en su pavo y Vicky lanzaba shurikens, pero todos sus ataques no parecían tener efecto; eran absorbidos simplemente por la niebla. Si no mantenían las distancias, se arriesgaban a que "algo" surgiera de la nube y les golpeara.
-¡Mis poderes no sirven de nada con esa criatura! -se quejó Chess-. ¡Me siento completamente impotente!
-A nosotros no nos va mejor -gruñó Celia-. ¡Los ataques directos no funcionan! Usemos algo distinto... ¡escuchadme todos! ¡Vamos a realizar la maniobra evasiva número 433 código A!
Se hizo una extraña pausa en el combate. Vicky, Cafre y Fer miraron interrogantes a Celia. Ésta se puso roja.
-¡Lo que hacemos cuando nos queremos ir de un restaurante sin pagar! -gritó la jefa.
-¡Ah! -exclamaron todos.
Cafre se retiró de la primera línea, bajó de su pavo gigante y vino donde Rigoberta estaba terminando de curarme. Afortunadamente mis huesos estaban casi regenerados del todo y yo ya me sentía mejor.
-Sólo podemos hacer una cosa -gruñó Cafre.
Y rápidamente se quitó la ropa, quedando desnudo frente a nosotros.
-¡Espera un maldito momento! -le gritó furiosa Rigoberta-. ¡Sé lo que estás pensando! Piensas que como éste parece nuestro final, vamos a aprovecharlo teniendo sexo. Y como yo soy bisexual, te crees que soy la elección ideal. ¡Pues te equivocas! ¡Estoy harta de que la gente se piense que los bisexuales tenemos sexo con todo lo que se mueva! ¡No es así! ¡Tenemos sentimientos! ¡Y nunca tendría sexo contigo! ¡A mí me gusta Chencho!
Cafre la miró como si estuviera loca.
-Sólo me desnudo porque la transformación me revienta la ropa, y es una jodienda que eso pase.
-¿Cómo?
-No sois los únicos que tenéis poderes.
Y diciendo esto, el cuerpo de Cafre comenzó a cambiar, a crecer, a hincharse... toda su piel se cubrió de un espeso vello rojizo, su boca y nariz se alargaron formando una especie de hocico, dos curvados cuernos crecieron en su cabeza, sus pies de transformaron en pezuñas y una larga perilla hizo su aparición. Cafre ya no era humano, ahora era una criatura mitad hombre y mitad chivo de rojizo pelaje.
-¡Beeeeee! -gritó mientras de nuevo se lanzaba a la batalla.
-¡Ahora! -gritó Celia.
Celia y Fer volvieron a disparar y a exhalar fuego, respectivamente. Pero esta vez, no apuntaban al gólem del caos. Disparaban al suelo, dibujando una circunferencia de varios metros de radio alrededor de la nebulosa criatura. Y seguían disparando al suelo, sus rayos se internaban más y más profundo en el terreno. Mientras Celia y Fer trabajaban, el gólem del Caos estaba distraido gracias a los shurikens, dagas y kunais que le lanzaba Vicky.
-¡Cafre! ¡Haz lo tuyo! -ordenó Celia.
En ese momento, el hombre chivo avanzó hasta la circunferencia grabada por sus dos amigos, alzó sus puños por encima de su cabeza y golpeó con fuerza el suelo, enterrando sus brazos en el terreno. Después bramó un balido ensordecedor y levantó sobre sus brazos un inmenso trozo de suelo... un círculo de tierra con el gólem del caos encima. Y al momento siguiente, el hombre chivo había lanzado por los aires el trozo de suelo (gólem incluido), no dejando nada más que un gran agujero en el suelo como recuerdo de la batalla.
Todos se derrumbaron agotados en el suelo.
-...cerveza -se escuchó la voz de Chencho, que parecía que por fin había superado su cortocircuito y no se había enterado de lo más mínimo-. La única manera de vencer a los gólems del caos es con cerveza. Extrañamente tienen una alergia pavorosa a esta bebida, así que sólo necesitamos que Fer mee un poco y... ¿eh? ¿qué ha pasado aquí?
-¡Chencho! -gritó Rigoberta mientras le abrazaba- ¡Estás bien!
Muy a mi pesar, empiezo a considerar muy seriamente la idea de matarlos a todos.
Continuará
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