lunes, 17 de abril de 2017

GdP2: IX


Mientras el resto del grupo hablaban sobre qué había podido interferir con la teletransportación de Chencho, yo me senté en unas rocas al lado de Vicky. Parecía la más cuerda del grupo (salvando su obsesión con los "gatitos") aunque en un grupo compuesto de lunáticos y sociópatas, eso no es algo especialmente destacable.

La miré fijamente. Parecía absorta en sus pensamientos y tenía en sus manos un shuriken con el que jugueteaba inconscientemente. Yo no sabía muy bien qué decir, la verdad. Hablé por hablar, para romper el (para mí) incómodo silencio:
-Es impresionante la fuerza de los poderes del Caos. No sé cómo habéis luchado tantas veces contra una fuerza que es omnipotente.

Vicky pareció despertar de su ensueño y me miró fijamente.

-Realmente, no son omnipotentes -respondió-. Tan sólo son capaces de alterar drásticamente las probabilidades.
-¿Perdón? -yo no entendía qué quería decir.
-Aunque digan que la probabilidad del suceso imposible es igual a cero, no hay un suceso "imposible" per se. Tan sólo hay probabilidades tan ínfimas que parecen cero... pero existen.
-Sigo sin entender.
-Ya. Imagina una piscina llena de pelotas de tenis, todas de color amarillo. Son cientos de pelotas amarillas... pero hay una roja. La probabilidad de sacar al azar la pelota roja, es muy pequeña, ¿verdad?
-Ummm... sí...
-Ahora imagina que la piscina tiene el tamaño del universo. Y que está llena de pelotas amarillas, cientos de trillones de pelotas amarillas. Y una sola pelota roja. La probabilidad de que alguien por azar saque la pelota roja, es...
-Imposible -terminé yo.
-Casi -me corrigió Vicky-. Puede que la probabilidad sea un "cero-coma-cientos y cientos de ceros... uno". Pero la probabilidad existe.
-Su... supongo...
-Imagina un evento casi imposible. Algo como una vaca nazi que caiga del cielo en el año 1980 y mate a un embajador inglés en China.
-Eso es imposible -asentí.
-Casi -respondió Vicky-. Casi. Imagina que en la segunda guerra mundial, un científico loco nazi hizo un experimento con vacas y trasplantó partes de cerebro humano a los animales, de modo que uno de ellos adquirió ideología nazi. Ese animal fue enviado por transporte aéreo a Berlín, pero por una anomalía cósmica, el espacio-tiempo se plegó y el multiverso se vio afectado. Quizás pasó de un universo a otro, como el hombre de Taured. Y la vaca apareció en el cielo de China en 1980, pero sin avión. Y cayó, con la mala fortuna de que aplastó a un diplomático inglés que pasaba por allí. ¿Cuál es la probabilidad de que ocurra algo así?
-¿Ce... cero?
-¡No! Recuerda la piscina del tamaño del universo llena de pelotas amarillas salvo una roja. Es algo parecido. Una probabilidad ridícula, inapreciable... pero que, tras multitud de ceros, existe.

Yo me estaba asustando. Yo creía que ésta era la cuerda del grupo. Vicky siguió hablando.

-Así que imagina sucesos aleatorios que tú llamarías "imposibles", carentes de toda lógica. Cuya probabilidad es un "cero-coma-trillones de ceros-uno". Las fuerzas del Caos no son omnipotentes. Tan sólo alteran las probabilidades. Son capaces de colorear de color rojo más y más pelotas amarillas en esa piscina del tamaño del universo. Hasta que un suceso aleatorio se vuelve más y más y más probable...

Mi cabeza estaba a punto de estallar. Afortunadamente para mí, Vicky se levantó y se acercó a ver qué estaba deliberando el grupo. Por su parte, Fer se acercó a mí.

-Haces bien en escuchar a Vicky -me dijo el hombre dragón-. De los presentes, es la que más comprende la naturaleza caótica de este mundo.
-¿Cómo... cómo es posible que lo entienda?
-Oh, bueno... es que Vicky no es sólo una ninja. También es actuaria.
-Joder...

Continuará


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