-¡Arcángel Doradiel! -gritó el querubín, batiendo
sus alas tan rápido que incluso un colibrí le envidiaría-
¡Arcángel Doradiel!
-¿Qué ocurre ahora, pequeño? -preguntó el arcángel.
-¡Se ha materializado un espectro en el cementerio
maldito número trescientos quince!
-No tienes porqué preocuparte, pequeño -rió
Doradiel-. Los espectros son peligrosos, pero en todos los
cementerios malditos tenemos guardianes. ¿Quién se ocupa del
cementerio maldito número trescientos quince?
-El demonio arrepentido Canael -respondió el querubín
con un hilo de voz.
-Bien, pues entonces, el demonio arrepentido Canael se
ocupará de... -Doradiel paró en seco, como si se hubiera percatado
de un pequeño detalle. Tras tragar saliva, añadió-: Querubín,
¿podrías informarte acerca de si un ángel o un arcángel puede
decir palabrotas?
-Creo... creo que no se especifica nada, arcángel
Doradiel -respondió el querubín algo confundido.
-Entonces, querido amigo, discúlpame un momento…
Con paso seguro y tranquilo, Doradiel se dio media
vuelta y exclamó con angelical voz en grito:
-¡MIERDACOÑOJODERMECAGOENELHIJODELCURA! -Doradiel hizo
una pausa, respiró hondo, cerró los ojos y volvió a dar media
vuelta.
-Algo... ¿algo más que desee, arcángel Doradiel?
-preguntó el querubín con el ceño fruncido.
-Sí, pequeño. Reza mucho. Lo vamos a necesitar. E
infórmame de lo que haga el espectro... quizás también él tenga
buenas intenciones, como los otros seis…
Continuará
No sé no sé, miles de años ahí reteniendo palabrotas... uno esperaría algo más gorodo, no sé, como cagarse en el propio cura directamente...
ResponderEliminarEso es pecado… O_o
ResponderEliminarpero hablar con el señor roca no lo es, por muy fuerte que sea la conversación...
ResponderEliminarEso significa que el señor roca es más útil que el señor cura…
ResponderEliminarAl menos no se queja ni intenta cambiarte. El señor roca acepta cualquier persona de cualquier sexo, raza, cultura y religión. Incluso algún perro/gato que otro.
ResponderEliminar