Doce cervezas negras después, completamente borracho,
Sebas -casi como... como... ¡como por inspiración divina!- se
acordó de su amigo Rubén. Y le pareció una buena idea ir a
llevarle flores al cementerio. Así que salió de su habitación,
agarró las flores de plástico que adornaban un jarrón del salón y
se montó en su viejo coche de segunda mano. Puso la música a tope y
pisó el acelerador a fondo. Estuvo a punto de empotrarse un par de
veces, pero Sebas tenía una gran experiencia como conductor ebrio.
Y ahora Rubén veía como el viejo coche de su viejo
amigo, con las luces apagadas, se les echaba literalmente encima
acompañado de una atronadora música que decía algo así como
“mueve la cintura mulaaaata-ata-ata-ata... ¡eoooo, eo, eoooo!”
Rubén, Poeta y Fito saltaron a un lado al mismo tiempo
que, en un rápido movimiento, Canael desplegaba sus alas y alzaba el
vuelo esquivando por el canto de una pluma el coche de Sebas. Sheila
no se inmutó mientras atravesaba intangible el vehículo. Cosme
estaba ileso, aunque el que un coche le pasara por encima no le había
hecho demasiada gracia.
El coche de Sebas derrapó en medio de un horrible
chirriar de los frenos y, fuera de control, terminó chocando de
refilón contra un árbol, dejando el frontal ligeramente abollado.
Al momento, Sebas bajó del coche con una botella de
cerveza negra en una mano, un ramo de flores de plástico en la otra,
y trotó en zig zag, tambaleante, hasta Rubén.
-¡Ruuuubén! -balbuceaba entre lágrimas de emoción-.
¡Miiiii amiiiiiigooooo! ¡Hip! ¡Miiiiiiii hermaaaaaaaanooooooo!
¡Hip! ¡Te he traiddo flooooooreeeees! ¡Hip! ¡Te
quieeeeeerooooooo! ¡Hip!
-Y yo que pensaba que éramos nosotros los amigos raros
de Rubén... -rezongó Fito.
-¡Sebas! -exclamó Rubén, quien aún no se había
repuesto del susto-. ¡Estás bien!
-Bueno, si a eso se le puede llamar bien... -protestó
Cosme mientras rodaba sobre sí mismo hasta llegar al lado de Rubén.
Sebas llegó por fin hasta su amigo, abrió los brazos
para abrazarle... y cayó hacia atrás. No se levantó, sólo comenzó
a roncar sonoramente.
Continuará
Sisi, de Rubén si se acuerda, pero de su amigo trompi nada de nada...
ResponderEliminarPor una vez y sin que sirva de precedente…
ResponderEliminarNo te entendí…
Sniff...
http://www.dalealplay.com/informaciondecontenido.php?con=190464
ResponderEliminar¡Gracias por iluminarme con tu sabiduría, oh, maestro!
ResponderEliminarEs de cuando aún los veía. Luego ya era siempre más de lo mismo e incluso cada día se parecían más a padre de familia (serie que nunca ha acabado de gustarme). Además, Homer ya no era Homer...
ResponderEliminarEs que, ¿cuántas temporadas llevan? Es como si a nosotros nos hicieran vivir veinte veces lo que ya hemos vivido… al final algún chiste repetiríamos.
ResponderEliminar¿Te sabes el del escritor que se muere y va al infierno?
pues no... de todos modos... ¿qué escritor no va al infierno? ¿no se supone que los libros eran un invento del maligno?
ResponderEliminarSí… igualito que la masturbación…
ResponderEliminar¡Sebas condenado!
a sebas le abren un pasillo y le ponen una alfombra roja cuando llegue XD
ResponderEliminar