-Por cierto, Canael, ¿podría hacerte una pregunta? -continuó Fito.
-Por supuesto -contestó Canael-. Hazla sin miedo.
-¿Las gamberradas son pecado?
-¿Las gamberradas? -se extrañó el demonio.
-Sí -asintió Fito-. ¿Las gamberradas son pecado?
-¿Qué tipo de gamberradas? -le preguntó a su vez.
-Pues, del tipo... no sé... ¡ah, ya lo tengo! -exclamó
el esqueleto mientras se internaba en el polígono industrial-. ¿Ves
a ese tipo en la puerta del pub ese de mala muerte?
Los muertos vivientes y el demonio observaron con
curiosidad lo que les señalaba Fito. Delante de una cochambrosa
puerta de metal negro, bajo un chillón e intermitente rótulo de
neón rojo, un hombre fuerte y alto vestido de cuero negro fumaba un
cigarrillo apoyado en la que parecía su moto, una auténtica burra
pesada. Miraba desdeñoso unos cubos de basura a los que se había
aupado un gato, en busca de algo de comer.
Fito detuvo el coche a unos pocos metros, bajó un poco
su ventanilla y le gritó con voz cantarina:
-¡Buenas noches! ¿Cómo está mi putita?
El motero se puso todo rojo y se encaminó hacia el
coche.
-¿Qué has dicho, imbécil? -gritó amenazador.
Fito
bajó del todo el cristal y asomó su tenebrosa calavera mientras
reía histérica y demoníacamente agitando espasmódicamente sus
brazos.
El motorista pasó del rojo al blanco y cayó redondo al
suelo.
-Me refería a ese tipo de gamberradas -dijo Fito
volviéndose a Canael.
-La verdad, no sé si serán pecado -le respondió el
demonio conteniéndose-, pero a mí me están entrando ganas de
rematarte.
-Menos mal que buscábamos un sitio tranquilo -rezongó
agriamente Cosme mientras Poeta hacía vanos esfuerzos por contener
la risa.
-Tenemos a un demonio arrepentido con nosotros que
podría resolvernos muchas dudas acerca de los misterios de la otra
vida -comentó pícara Sheila-. ¿Y a ti sólo se te ocurre preguntar
si las gamberradas son pecado?
-Créeme, sé más que de sobra de los misterios de la
otra vida -rezongó Fito mientras señalaba su caja torácica.
-Es mejor así, Sheila -sonrió Canael-. Cualquier
explicación por mi parte sólo os haría preguntaros muchas más
cosas.
-No, pero Sheila tiene razón –dijo Fito-. Un demonio
tiene respuesta para muchas cosas… por ejemplo, algo que siempre he
querido entender. Los pensamientos impuros son pecado, vale. Pero…
-Fito… -le interrumpió Cosme, llamándole la
atención.
-¡No, deja que me explique! –pidió Fito-. ¡De veras
es importante! Yo tengo pensamientos impuros, y la protagonista es mi
vecina, por poner un ejemplo. Eso es pecado, de acuerdo. Pero, ¿y si
al mismo tiempo mi vecina tiene pensamientos impuros conmigo? ¿Se
considera que son dos pecados distintos o como es consentido no hay
pecado?
-Creo que definitivamente deberías haberte muerto en su
momento –resopló Cosme.
-“Disculpad un momento
mis queridos amigos…
mas una duda he de resolver:
¿Es que falla mi oído
o el colega de Rubén
ya no hace ruido?”
Continuará...
Que máquina, se adapta a cualquier momento y condición encomiablemente, ha vuelto a dormir la mona una vez pasado el momento de estupor... o no... lo veremos en próximos episódios
ResponderEliminar¿Tienes dotes adivinatorias también? xD
ResponderEliminarTambién podía haber dicho lo de que se había ahogado en su propio vómito, como nosequíén de nosequé grupo famoso de los años nomeacuerdo...
ResponderEliminarCreo que muertes de ese tipo ha habido un montón…
ResponderEliminar… y subiendo…
Entonces ya no optan por los premios Darwin... demasiado comunes.
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