martes, 26 de febrero de 2019
GdP2: XXII
Abrí los ojos. Todo mi cuerpo dolía. Podía sentir cada una de mis células ardiendo de dolor. El rostro de Chess ocupaba todo mi campo visual.
-¿Herji? ¿Estás despierto? Te desmayaste y Rigoberta gastó un montón de energía curativa en ti. Por un momento, no supe si mi nigromancia sería más apropiada que sus sanaciones...
Me incorporé despacio. La cabeza me daba vueltas y mis oídos zumbaban.
-¿La batalla? -pregunté-. ¿Hemos ganado?
Chess se encogió de hombros al responder.
-Podríamos decir que ha sido un empate. Yo vencí al Mariscal de Campo, a mí me venció Cuchuflí Montoya. Fer asesinó a Xhugra, a ti te derrotó Sir Rosis. Cafre venció a Cubbi, pero él quedó también demasiado debilitado para seguir luchando...
El zumbido de mis oídos comenzó a descender y comencé a distinguir unas voces lejanas, discutiendo a gritos.
-¿Qué está pasando ahí?
-Chencho y el Señor del Castillo de la Rosa llevan como dos horas chillándose el uno al otro. El Señor del Castillo de la Rosa acusa a Chencho de hacer trampas, dice que le cortó la cabeza y no es justo que siga vivo. Chencho se ríe de él y dice que pruebe entonces que lo ha matado...
-¿El Señor del Castillo de la Rosa? ¿Nuestros enemigos siguen aquí?
-No todos. Además del "amigo" de Chencho, también están Sir Rosis, Cuchuflí Montoya y Cubbi. El resto huyeron. Hemos pactado una tregua.
-¿Una tregua?
-Sí, digamos que todos perdimos el espíritu combativo.
-¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué pasó?
-Bueno, tú sabes que Cafre suele poner música cuando batallamos, ¿cierto?
-Sí. Es música mala de solemnidad, pero tiene un ritmo que te hace querer seguir dando leches hasta que se te caigan las manos.
-Así es. Pues su hermana Vicky decidió en mitad del combate poner música ella.
-¿Y? ¿Qué pasó?
Chess respiró hondamente antes de responder.
-Puso pop coreano.
-Me estás jodiendo. No puede ser verdad.
-Lo es, Herji.
Negué con la cabeza y recorrí con la mirada el campo de batalla, repleto de cadáveres de demonios. No me extraña que la batalla hubiera terminado abruptamente. Es imposible luchar con esa puta música.
-Por fortuna, no tenemos que lamentar bajas -musité.
-A decir verdad... -comenzó a decir Chess.
-¿Malas noticias? ¿Qué ha pasado?
-La líder, Celia. Comenzó a dar órdenes tácticas al resto, pero como nadie hacía caso... bueno, desertó.
-¿Se fue?
-Sí.
-¿En mitad de la batalla?
-Sí.
-Así que nos ha abandonado la única persona que, según Cafre, podía poner orden en un grupo tan caótico y tenemos que tratar ahora, además, con cuatro enemigos...
-No todo es malo. Resulta que el Grupo Armado Mata Cabras también tiene cuentas pendientes con La Doctrina.
-¿Cómo? Estás diciendo que...
-Estoy diciendo que estamos pactando una alianza.
Continuará
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