Isabel estaba tumbada en la cama. No sabía aún si
comería en casa de su tía o volvería a la suya. No sabía nada, ni
le importaba. Tan sólo emborronaba papel y más papel. De vez en
cuando, una lágrima surcaba su mejilla, hasta caer y fundirse con la
tinta…
Él era mi vida. Ahora
que no está, quiero creer que él sigue vivo en otro lugar, en otro
país, en otro universo fuera de mi alcance. Me siento como si él
siguiera vivo en algún sitio y fuera yo quien realmente ha muerto.
No quiero entender que nunca volveré a ver sus
ojos. Que jamás volverá a acariciarme con sus manos. Que nunca me
desnudaré frente a él para entregarme a alguien por primera vez.
Que nuestra historia ha quedado inacabada.
Amigas. Exámenes. Familia. Futuro. Rubén. Rubén…
todo estaba vinculado a él. Todo estaba enlazado y era él el
centro, mi piedra angular. Ahora Rubén no está, y todo se derrumba.
Yo me derrumbo. Todo se convierte en una mentira, en la peor mentira
cuando él no está.
Muerdo mis nudillos hasta que sangran. No puedo
entender que tras tantos días llorando aún me queden lágrimas,
pero incluso cuando consigo dormir unos minutos, mis ojos se
desbordan.
Las noches son sólo una masa de oscuridad. El
pensamiento se vuelve cruel.
Sueño con él, está a mi lado. Está atado a mí.
No es cierto. Sí lo es. Quiero que sea cierto, pero lo sé en el
fondo. Rubén ya no está.
Estoy vacía. Nunca había entendido antes el
sentido de esa frase. De tener las manos vacías a tenerlo todo en un
instante… y luego te lo arrebatan todo y estoy más vacía que al
principio y...
Vacía. Agotada. Rubén…
Continuará
Un abrazo fuerte... ¿Isabel?
ResponderEliminarAmigo mío, no sé si quiero saber lo que implica ese comentario tuyo... xD
ResponderEliminar