lunes, 31 de julio de 2017
GdP2 XII
El Mariscal de Campo, Sir Rosis, Cuchuflí Montoya y yo, vuestro seguro servidor llamado Kayampa, entramos con temor reverencial en los lujosos aposentos de Tolosé.
Tolosé es algo así como el oráculo de los ejércitos caóticos. A pesar de que su cuerpo es un mazacote semisólido de algo parecido al barro o al chocolate derretido (con un tamaño aproximado de un metro cúbico), no hay pregunta que no pueda responder.
-Mi muy estimado Tolosé, necesitamos de vuestra ayuda -saludó cortésmente Sir Rosis-. Se nos ha encomendado la misión de erradicar la nueva encarnación del Comando Caprino, y queremos luchar con el conocimiento de nuestro lado. Necesitamos saber las motivaciones de nuestros enemigos.
El mazacote de barro comenzó a temblar. Dos largos apéndices surgieron de él, al final de los cuales se encontraban dos extraños ojos rojizos que nos miraban fijamente. Un agujero oscuro y goteante se abrió también en el mazacote cuando habló con voz profunda el gran Tolosé.
-Sed bienvenidos a mi hogar. He seguido con detenimiento la creación y andanzas de este nuevo Comando Caprino, por lo que intentaré responder vuestras preguntas lo mejor que pueda.
-¿Ya sabía usted de la creación del Comando Caprino? -Cuchuflí se maravilló-. ¿Cómo es posible? ¿Precognición? ¿Telepatía? ¿Inspiración divina?
-No, con un perfil en las redes sociales -respondió Tolosé-. La tal Chess está narrando sus peripecias con todo lujo de detalles.
-¿Qué... es... lo que... quieren? -preguntó con su esquelética voz el Mariscal de Campo.
-En esta ocasión, el Comando Caprino no tiene como principal enemigo al caos -respondió Tolosé-. Su propósito es liberar la aldea de Nueva Ávila, patria de Herji, Chess y Rigoberta. Ese territorio se ve abocado a un espinoso problema que no somos nosotros, precisamente. Pero podéis verlo vosotros mismos, mejor que si os lo cuento...
Los ojos rojizos de Tolosé comenzaron a brillar y, sobre ellos, comenzó a formarse una bruma cada vez más espesa. Al cabo de unos segundos, era posible distinguir figuras y formas en la niebla y, poco después, en una especie de televisión mágica veíamos el pasado reciente de Nueva Ávila...
Es una habitación sencilla con paredes de madera. Sólo una larga mesa rectangular y siete sillas.
A un lado, se encuentra Guardián, quien ha sido elegido portavoz de la aldea de Nueva Ávila. Al otro, los miembros del grupo autodenominado La Doctrina, cuyos nombres son Militarus, Económicus, Políticus, Religiosus, Legalitus y Gobernus.
El anciano Guardián es un amable viejo calvo y de perilla blanca, vestido con un sencillo keikogi amarillento; tiene la reputación de ser el más sabio de los alrededores. Los de la Doctrina son todos parecidos. Hombres canosos, adustos y torvos, de gestos serios, ademanes que reflejan orgullo y seguridad y rostros inexpresivos. Ni una sola sonrisa en sus labios. Vestidos con trajes y corbatas de colores grisáceos; a excepción de Religiosus y Militarus, quienes portan respectivamente una sotana negra y un impecable uniforme militar de feo color verde y repleto de medallas. Todos llevan gafas de sol.
Gobernus fue el primero que habló:
-El territorio de Nueva Ávila ha tenido mucha suerte hasta ahora, anciano. Pero, sin nuestra ayuda, no tiene la más mínima posibilidad de sobrevivir a las fuerzas del caos.
-El territorio de Nueva Ávila lleva años resistiendo a las fuerzas del caos sin ustedes -replicó Guardián.
-Las casualidades no duran por siempre, anciano -contestó Militarus-. Es algo que los soldados sabemos perfectamente. Sólo mire a su alrededor. No hay prácticamente defensas. Fortificaremos este pueblo, levantaremos murallas, atalayas y baluartes. Protegeremos a las buenas gentes que viven aquí.
-¿Eso lo harán ustedes? -se extrañó el anciano-. ¿Así sin más? ¿De buena fe?
-Los habitantes de aquí deberán ayudarnos, por supuesto -contestó Gobernus-. Todos aquellos mayores de dieciséis años deberán trabajar en turnos de doce horas. Se requieren al menos ocho torres de guardia, murallas, un cuartel general y un edificio gubernamental desde donde podamos dirigir el bienestar de estas buenas gentes.
-El trabajo duro agrada a Dios -añadió Religiosus.
-Todos sabemos que los muros sirven de poco ante un ataque caótico -negó con la cabeza el anciano-. Temo que esas medidas sirvan más para controlar a nuestro pueblo y mantenerlo ocupado que para defendernos de los enemigos.
-Es usted demasiado desconfiado, anciano -se quejó Gobernus-. Debería agradecer que estemos aquí.
-Nadie les pidió venir. Nadie ha necesitado su ayuda.
-Hasta que sea necesaria, anciano. La plebe puede ser orgullosa, pero siempre es estúpida. Cuando las besitas del caos estén pisoteando sus cabezas, ahí clamarán por nuestra ayuda. Pero será demasiado tarde. No vamos a dejarles morir sólo porque sean orgullosos.
-El orgullo desagrada a Dios -añadió Religiosus.
-Y en esta ayuda, imagino que habrá una contraprestación, ¿verdad? -preguntó el anciano.
-Somos completamente sinceros, habrá un pago por nuestros servicios.
-¿Un pago? -el anciano Guardián rió entre dientes-. ¿Por algo que no hemos pedido?
-Vuestra insensatez a la hora de jugar con el futuro de vuestros vecinos no nos impedirán salvaros. Hemos traido todo un ejército profesional para protegeros. Es obvio que nuestros servicios han de ser gratificados -informó Económicus-. ¿Qué moneda se usa aquí?
-¡No usamos moneda alguna! -explotó el anciano Guardián-. ¡Vivimos en un mundo caótico, por amor de Dios! ¡No existe administración que avale divisa alguna! Si alguien necesita algo, lo coge. Si alguien produce algo y necesita otra cosa, se intercambia de la manera más libre y sencilla. Si un guerrero custodia nuestro territorio, nuestra gente lo alimenta...
-Anciano, ¿se da cuenta de que viven en la barbarie? -preguntó Económicus-. Comenzaremos a acuñar monedas inmediatamente. Compraremos algunos productos a vuestra gente y los pagaremos generosamente. De ese modo, comenzará a haber dinero en circulación.
-¿Me estáis diciendo que vosotros mismos acuñaréis una moneda que no hemos necesitado en años? ¿Que pagaréis con ella productos que mi gente regala o intercambia libremente? -el anciano negaba con la cabeza.
-Anciano, de este modo se facilitarán y harán más rápidas las transacciones -aseveró Económicus-. Los intercambios comerciales traerán prosperidad, puedo asegurároslo. Y será mucho más sencillo el pago de los impuestos.
-¿Impuestos? ¿Impuestos?
-Protección, organización administrativa, acuñación de moneda... progreso, anciano. Todo eso debe pagarse. Es algo razonable. Incluso, si alguien no puede pagar, no habrá problemas. Facilitaremos créditos a una tasa de interés razonable.
-El agradecimiento y la generosidad agradan a Dios -añadió Religiosus.
-Queréis que mi gente se endeude por usar las monedas que vosotros mismos acuñaréis y estén obligados a usarlas pues deben pagar impuestos...
-Lo dice usted como si fuera una imposición -se extrañó Políticus.
-¡Ah! ¿No lo es?
-En absoluto. Es algo completamente democrático. No hay imposición alguna.
-¿Democrático? ¿Democrático?
-Por supuesto. En caso de que usted y sus vecinos piensen algo distinto, pueden votarlo...
-¡Bien! -gritó el anciano-. ¡Reunamos a la gente y votemos ahora mismo!
-Por favor, señor -negó Políticus-. Le pido un mínimo de organización. Antes de realizar la votación, debe crearse un partido político y redactar sus estatutos. Así, podrán desarrollar su programa y concurrir a las elecciones en el plazo de cuatro años.
-¡Cuatro años!
-Naturalmente. Hay que dar tiempo a que la democracia se asiente.
-Bien, les voy a dar mi opinión -el anciano Guardián temblaba de ira mientras hablaba-. Ustedes se han presentado aquí con un ejército, y quieren aparentar que nos ayudan cuando realmente nos esclavizan. Mi gente ha vivido libre y feliz durante años, a pesar de enfrentarse diariamente a los peligros del caos... ¡pero ustedes son peores! ¡Unos tiranos corruptos que se disfrazan de bienhechores! ¡Que sólo quieren establecerse por la fuerza, pero son tan hipócritas que no quieren reconocerlo! Ustedes señores, son unos hijos de mala madre... ¡y pueden besarme mi puto culo!
Los seis miembros de La Doctrina se miraron grave y tristemente. Gobernus habló:
-Debemos ser justos en todo momento. Legalitus, creo que debe hacer de abogado defensor de este anciano.
-Hermano Gobernus -contestó Legalitus-, me temo que hay poca defensa para el acusado. Podría tratarse de un desequilibrado, pero realmente consiste en un egoísta incapaz de mirar por el beneficio común. Un egoísta capaz de arrastrar a sus conciudadanos al grave riesgo de morir frente a las mareas caóticas. En estos duros tiempos, me atrevería a decir que su obstinación constituye una traición a la humanidad. Su culpabilidad está clara. Aún así, imploro el consejo de nuestro hermano Religiosus.
Religiosus suspiró antes de pronunciar:
-Hermanos, me temo que este hombre está más allá del perdón y la misericordia. Su egoísmo y su soberbia son tales que llevarán la tragedia a su pueblo. Es preferible desechar la manzana podrida antes de que contamine al resto. Que encuentres la paz allá donde vayas, anciano.
Sonó un disparo. El anciano quedó muerto, con la frente atravesada por una bala.
Gobernus miró apesadumbrado al anciano antes de murmurar:
-Anciano egoísta y estúpido. ¿Cómo terminaste así? ¿Acaso no pudiste confiar en nosotros, quienes veníamos a salvaros la vida?
Las imágenes se desvanecieron. Tolosé carraspeó. El Mariscal de Campo, Cuchuflí Montoya, Sir Rosis y yo nos miramos tristemente.
-Casi me siento tentado de dejar en paz al Comando Caprino y matar primero a esos tal "La Doctrina" -musitó Cuchuflí.
-Nada... nos... impide hacerlo -contestó el Mariscal de Campo-. Ellos son... también... enemigos... del caos. Pero... el Grupo... Armado... Mata Cabras... se creó... para exterminar... al... Comando Caprino. Hagamos... ambas... cosas...
-Es justo -asintió Sir Rosis-. Nosotros, el glorioso Grupo Armado Mata Cabras, declaramos la guerra tanto al infame Comando Caprino como a los crueles La Doctrina. ¡Que nuestras armas hablen en el campo de batalla! ¡Será una guerra a tres bandas! ¡Y que los cielos hablen de nuestra gloriosa batalla! ¡He dicho!
Continuará
jueves, 13 de julio de 2017
GdP2: XI
El resto aún seguía debatiendo sobre la fallida teletransportación de Chencho y yo comenzaba a aburrirme.
Cafre se acercó con una jarra helada de cerveza rubia en la mano y me la tendió.
-Herji, ¿hace una birra?
Mis ojos se abrieron como platos, murmuré algo parecido a un "gracias" y agarré esa jarra fría, conteniendo el aliento mientras la llevaba a mis labios. Exquisita.
-Hacía años que no probaba una cerveza tan rica. En Nueva Ávila, hay un par de tabernas que hacen cervezas artesanales, pero de pésima calidad. ¿De dónde la has sacado?
-Ah, la meó Fer. Cuando se transformó en hombre-dragón, además de lanzar fuego por la boca, consiguió también la habilidad de mear cerveza. Es su súperpoder más preciado.
Se me cayó la jarra de cerveza al suelo. No sabía si sentir pena por el dorado líquido derramado o si vomitar del asco.
-Vamos a ver, Chencho... ¡piensa! -decía Celia-. Hasta el momento, ¿qué cosas sabes que pueden inteferir con tus poderes?
-Sólo hay dos cosas que yo sepa. En una ocasión, el Señor del Castillo de la Rosa (un viejo enemigo mío) consiguió con uno de sus maléficos planes interrumpir una de mis interdimensionalidades. Pero no creo que él sea el culpable esta vez.
-¿Y la otra?
-Una criatura llamada "gólem del caos". Pero no hemos escuchado su estremecedor chillido, así que no creo que haya alguna cerca...
En ese momento, se escuchó un estremecedor chillido. Un chillido tan extraño, que sonaba a una mezcla entre un grito humano, un aullido de hiena, una nota musical ralentizada cantada por una soprano y el raspado de una nota en un violín.
-Sí, exacto -dijo Chencho mientras fruncía el ceño-. Eso suena como el chillido exacto de un gólem del caos...
No había terminado de hablar Míster Transsssporterr cuando apareció frente a nosotros una "criatura" por llamarla de algún modo. Se componía de una nube de espesa niebla multicolor, vagamente humanoide. Cada pocos segundos, "algo" asomaba de la niebla. "Algo" que podía tomar cualquier forma. A veces era una garra, otras un tentáculo, un somier, la cabeza de un perro dogo verde, un diábolo, un cable, un fusil de asalto, una manguera...
-Los gólems del caos son criaturas artificiales compuestas de energías caóticas puras -comenzó a explicarnos Chencho-. La única manera de vencerlas es como diçe el proverbio, palabra es bien çierta, que no hay encobierta que a mal non rebierta, fue la su mala obra en punto descobierta, esa hora fue el monge preso et en refierta...
-¡Joder! -protestó Cafre- ¡Buen momento para que le dé uno de sus cortocircuitos!
-¿Y de quién es la culpa? -le recriminó Vicky mientras se adelantaba y sacaba de su cinturón un par de nunchakus.
Admiré la valentía de la pequeña ninja actuaria, pero no estaba dispuesto a que luchara sola contra ese monstruo. Me coloqué a su lado, me puse mi yelmo tallado y desenvainé mi espada. El Comando Caprino aún no había visto lo que yo, Herji, campeón de la tribu de Nueva Ávila, soy capaz de hacer. Cerré un segundo los ojos e invoqué a mi tótem, el lobo. Y los abrí. Frente a mí había ahora dos gigantescos lobos, uno de color negro con los ojos rojos y otro de color plata con los ojos azules. Sonreí. Uno de mis poderes es invocar a esta poderosa pareja de animales espirituales. Y entre otras técnicas, los tres somos capaces de sacrificar nuestra movilidad a cambio de adoptar una posición defensiva que es tan firme como una montaña y tan dura como el diamante. El lobo negro y el lobo blanco se colocaron mostrando sus dientes, dejándome a mí en el centro. Ni siquiera una bestia como el gólem del caos será capaz de flanquearnos y poner en peligro a mis compañeros.
-¡Gatitos! -gritó Vicky, olvidándose del gólem del caos-. ¡Gatitos caninos! ¡Gatitos peluditos! ¡Gatitos bonitos! ¡Gatitos se vienen con la mami!
Y diciendo esto, la ninja actuaria abrazó con cada uno de sus brazos las cabezas de mis atónitos lobos espirituales y se los llevó tarareando una cancioncilla, dejándome solo frente al gólem del caos.
-Pero... pero... ¡has jodido mi posición defensiva!
No pude añadir más. De la nube de niebla surgió un enorme puño de metal que hizo pleno impacto en todo mi cuerpo y me lanzó por los aires. Aterricé varios metros atrás. Podía sentir mi columna vertebral seccionada, un grave traumatismo craneoencefálico, todas mis costillas rotas, fracturas múltiples diversas y un leve sangrado de nariz. Rápidamente Rigoberta se puso a mi lado y comenzó a volcar en mí toda la energía curativa que era capaz.
-¡No te mueras, Herji! ¡No te mueras!
-¿Lo ves? -escuché la voz de Cafre- ¡Ya te lo dije cuando nos conocimos! Teniendo una sanadora en el grupo, al guionista le va a dar igual meter escenas gore porque sabe que no es tan fácil palmarla...
-Vete... a... tomar... por... culo... -logré mascullar escupiendo un par de dientes.
El gólem del caos era un enemigo impresionante. Celia disparaba sobre él sus cañones proyectores de partículas al tiempo que Fer exhalaba su flamígero aliento, Cafre disparaba sus escopetas montado en su pavo y Vicky lanzaba shurikens, pero todos sus ataques no parecían tener efecto; eran absorbidos simplemente por la niebla. Si no mantenían las distancias, se arriesgaban a que "algo" surgiera de la nube y les golpeara.
-¡Mis poderes no sirven de nada con esa criatura! -se quejó Chess-. ¡Me siento completamente impotente!
-A nosotros no nos va mejor -gruñó Celia-. ¡Los ataques directos no funcionan! Usemos algo distinto... ¡escuchadme todos! ¡Vamos a realizar la maniobra evasiva número 433 código A!
Se hizo una extraña pausa en el combate. Vicky, Cafre y Fer miraron interrogantes a Celia. Ésta se puso roja.
-¡Lo que hacemos cuando nos queremos ir de un restaurante sin pagar! -gritó la jefa.
-¡Ah! -exclamaron todos.
Cafre se retiró de la primera línea, bajó de su pavo gigante y vino donde Rigoberta estaba terminando de curarme. Afortunadamente mis huesos estaban casi regenerados del todo y yo ya me sentía mejor.
-Sólo podemos hacer una cosa -gruñó Cafre.
Y rápidamente se quitó la ropa, quedando desnudo frente a nosotros.
-¡Espera un maldito momento! -le gritó furiosa Rigoberta-. ¡Sé lo que estás pensando! Piensas que como éste parece nuestro final, vamos a aprovecharlo teniendo sexo. Y como yo soy bisexual, te crees que soy la elección ideal. ¡Pues te equivocas! ¡Estoy harta de que la gente se piense que los bisexuales tenemos sexo con todo lo que se mueva! ¡No es así! ¡Tenemos sentimientos! ¡Y nunca tendría sexo contigo! ¡A mí me gusta Chencho!
Cafre la miró como si estuviera loca.
-Sólo me desnudo porque la transformación me revienta la ropa, y es una jodienda que eso pase.
-¿Cómo?
-No sois los únicos que tenéis poderes.
Y diciendo esto, el cuerpo de Cafre comenzó a cambiar, a crecer, a hincharse... toda su piel se cubrió de un espeso vello rojizo, su boca y nariz se alargaron formando una especie de hocico, dos curvados cuernos crecieron en su cabeza, sus pies de transformaron en pezuñas y una larga perilla hizo su aparición. Cafre ya no era humano, ahora era una criatura mitad hombre y mitad chivo de rojizo pelaje.
-¡Beeeeee! -gritó mientras de nuevo se lanzaba a la batalla.
-¡Ahora! -gritó Celia.
Celia y Fer volvieron a disparar y a exhalar fuego, respectivamente. Pero esta vez, no apuntaban al gólem del caos. Disparaban al suelo, dibujando una circunferencia de varios metros de radio alrededor de la nebulosa criatura. Y seguían disparando al suelo, sus rayos se internaban más y más profundo en el terreno. Mientras Celia y Fer trabajaban, el gólem del Caos estaba distraido gracias a los shurikens, dagas y kunais que le lanzaba Vicky.
-¡Cafre! ¡Haz lo tuyo! -ordenó Celia.
En ese momento, el hombre chivo avanzó hasta la circunferencia grabada por sus dos amigos, alzó sus puños por encima de su cabeza y golpeó con fuerza el suelo, enterrando sus brazos en el terreno. Después bramó un balido ensordecedor y levantó sobre sus brazos un inmenso trozo de suelo... un círculo de tierra con el gólem del caos encima. Y al momento siguiente, el hombre chivo había lanzado por los aires el trozo de suelo (gólem incluido), no dejando nada más que un gran agujero en el suelo como recuerdo de la batalla.
Todos se derrumbaron agotados en el suelo.
-...cerveza -se escuchó la voz de Chencho, que parecía que por fin había superado su cortocircuito y no se había enterado de lo más mínimo-. La única manera de vencer a los gólems del caos es con cerveza. Extrañamente tienen una alergia pavorosa a esta bebida, así que sólo necesitamos que Fer mee un poco y... ¿eh? ¿qué ha pasado aquí?
-¡Chencho! -gritó Rigoberta mientras le abrazaba- ¡Estás bien!
Muy a mi pesar, empiezo a considerar muy seriamente la idea de matarlos a todos.
Continuará
sábado, 8 de julio de 2017
GdP2: X
Posiblemente, el Gran Simposio del Caos es el único evento en todo el espacio-tiempo en el que los seres caóticos mantienen algún tipo de orden. Por lo general, todos respetan y mantienen el silencio cuando alguien está hablando, se agrupan según sus escasas coincidencias y comparten educadamente información unos con otros.
Eso no quita que se produzcan millones de muertes (es difícil que no las haya cuando se encuentran seres explosivos, corrosivos, electrificadores, pandémicos, congeladores o, literalmente, mortalmente aburridos). Aunque también hay millones de generaciones expontáneas de nuevas criaturas (algunas de las cuales mueren pocos milisegundos después en apocalípticas circunstancias). Mas, teniendo todo en cuenta, el párrafo que antecede a éste puede considerarse cierto al cien por cien.
El Gran Simposio se produce en un momento y lugar aleatorios (no podía ser otra forma) del multiverso... y muchas veces ni siquiera se puede hablar de momento o lugar. En fin, lo importante es que existe. Para los seres caóticos, es algo realmente importante. Tan importante como para olvidar sus naturalezas caóticas. Más o menos. Aunque sea un poquito.
Los Grandes Poderes del Caos presiden estas inmensas asambleas. Al menos, un número indeterminado de ellos. Allí está el Gran Señor Caótico que rige sobre la vida, la muerte, la antimateria, la energía y los zombis. Allá, el Gran Señor Caótico que domina el tiempo, el espacio, el multiverso, el infinito y los trasteros. Acullá, el Gran Señor Caótico que controla el azar, la divergencia, la alteración de probabilidades y la raíz cuadrada de menos uno. Aquí, el Gran Señor Caótico que deforma la magia y la ciencia, creando auténticos engendros como los políticos que sufren de masturbación compulsiva. Acá, el Gran Señor Caótico que distorsiona la mente y los pensamientos, convirtiéndolos en pura entropía, procrastinación y dialecto flaite. Acucá, el Gran Señor Caótico que tiene como dominio los armadillos, el chocolate con picante, los fluxómetros y las tazas de porcelana (el resto de los Grandes Poderes dicen que es un poco excéntrico, pero su abuelita los regaña si lo dejan de lado).
Además, en base a su naturaleza caótica, los Grandes Poderes del Caos a veces se conglomeran en una sola criatura y, en otras ocasiones, se dividen en infinitos seres independientes... pero lo importante es que están y se les espera.
¿Yo? Yo sólo soy el escriba de una de estas reuniones. Mi nombre es Kayampa y se puede decir que no soy de los más caóticos de los presentes. Total, sólo soy un gibón asexual de pelaje plateado, con la cabeza decorada con dos cuernos tamaño Ankole-Watusi, con dos grandes alas en la espalda similares a las de un colibrí rutilante y con unos preciosos ojos de manul; y al que le gusta vestirse con tutú rosado. Tampoco sé porqué la obsesión de los Grandes Poderes Caóticos con el tema de que haya un escriba que recoja lo acontecido en estas reuniones, si ninguno de ellos sabe leer. Pero es lo que me han encomendado, y debo hacerlo.
En esta ocasión, en el Gran Simposio del Caos se trata un tema de especial relevancia: hay una nueva encarnación del Comando Caprino, el que fuera uno de los mejores grupos de rebeldes anti-caóticos. Bueno, es cierto que en ocasiones luchó junto y a favor de criaturas caóticas. Son un poco caóticos ellos también, en realidad. Pero son enemigos. De los mejores enemigos que jamás ha tenido el Caos. Y ayudan a evitar nuestro aburrimiento. Realmente les tenemos aprecio. Por ello, este Gran Simposio del Caos está dedicado al Comando Caprino y todos debatimos cómo destruirles.
Hasta el momento, la idea favorita tiene como fundamento la tercera ley de Newton. ¿Por qué coño se basan en leyes si somos caóticos? Yo siempre supuse que los Grandes Poderes Caóticos mezclaban la mescalina con la absenta, así que esa es una posible explicación. A lo que íbamos... en base a la tercera ley de Newton, hablan de crear un comando caótico capaz de enfrentarse en igualdad de condiciones al Comando Caprino.
Claro, el debate ahora es elegir quiénes compondrán dicho comando caótico.
Uno de los primeros nombres que sonó fue el de Némesis, habitual enemigo del original Comando Caprino y protagonista de algunas épicas victorias contra grupos rebeldes. Sin embargo, el fatídico duelo en la Fortaleza del Pequinés Sonriente contra Cafre del Comando Caprino (donde Némesis no sólo sufrió una humillante derrota, también debió afrontar la muerte de su legendaria montura Chupacabras) le han convertido en una sombra de lo que era. Su confianza, su fuerza de voluntad y su liderazgo se diluyeron desde ese momento, siendo responsable de numerosas derrotas de las fuerzas caóticas. Nunca ha podido volver a equipararse a su archienemigo Cafre. Si antes era motivo de orgullo y maravilla entre las hordas del Caos, ahora se ha transformado en un elemento desmoralizador (gafe incluso). Por lo cual, quedó descartado.
El Sargento Capullo fue otro de los candidatos. Un ser reptante amorfo, viscoso y bulboso, enemigo personal de Vicky y Celia. Sin embargo, dos cosas jugaron en contra de su elección. La primera, que lo único destacable en su historial de enfrentamiento con los rebeldes era su pesadez. No contaba prácticamente con una victoria, mientras que su listado de derrotas (algunas realmente humillantes) era extenso. ¿El segundo punto en contra? Estaba muerto. Tras tantos sinsabores, tramó durante meses el que iba a ser el plan perfecto para vengarse de Vicky y Celia. Y de veras era el plan perfecto. O lo hubiera sido, de no ser porque no tuvo en cuenta una variable... Vicky había comenzado a salir con un tal Fer. Antes de poner siquiera en marcha la primera fase de su infalible plan, el Sargento Capullo había muerto abrasado por el incandescente aliento del poco hospitalario hombre-dragón. Nunca supimos en qué consistía exactamente ese plan infalible que, a pesar de todo, falló.
Tras descartar a los primeros candidatos, se decidió que el Mariscal de Campo sería uno de los integrantes del comando caótico. El Mariscal de Campo es otro viejo enemigo del Comando Caprino. Un muerto viviente prácticamente inmortal, capaz de regenerar casi cualquier daño. Su aspecto es el de un andante y atemorizador esqueleto ataviado con un viejo uniforme nazi, con unas demoníacas ascuas rojizas brillando permanentemente en sus cuencas vacías. Aún así, también se produjo un desagradable debate acerca de si el Mariscal de Campo debía ser seleccionado. Muchos guerreros caóticos afirmaban que el Mariscal de Campo era un ser indigno de confianza. Debo reconocer que yo también mantengo dudas acerca de la ideoneidad de esta elección. Hace poco descubrimos que el Mariscal de Campo y el rebelde Cafre pactaban periódicamente treguas para irse juntos de vacaciones, lo cual fue toda una conmoción. Aunque también es cierto que salvo en esos períodos de asueto, ambos hacían todo lo posible para destruir al otro de la manera más imaginativa posible. Y pocos se han enfrentado tantas veces al Comando Caprino... la experiencia del Mariscal de Campo nadie la cuestiona.
Con el segundo miembro no hubo debate. Xhugra se adelantó y proclamó que ella estaría dentro del grupo. Nadie quiso contradecirla.
Xhugra es uno de los seres más atemorizantes del ejército caótico... y eso es decir mucho. Su aspecto es el de una decrépita mujer, con el famélico cuerpo envuelto parcialmente en podridos vendajes; es tan delgada que tanto sus huesos como sus oscuras venas se marcan desagradablemente en la seca y amarillenta piel que queda a la vista. Su negro cabello parece estar compuesto de largas espinas de pescado, su único ojo anaranjado destila odio y maldad. Cuando habla, asoman unos bestiales colmillos cariados y una pestilente lengua viperina. Pero lo más temible de ella son sus manos... sus dedos terminan en unas curvadas garras de las que permanentemente gotea un veneno extremadamente tóxico, capaz de corroer el metal. De hecho, se rumorea que ese es el motivo por el que perdió el ojo derecho. Un día le picaba y se rascó sin acordarse de sus terribles poderes. Por ahí corre otro rumor acerca de que es estéril, que en cierta ocasión fue otra cosa lo que le picaba...
Pero me voy por las ramas. Xhugra es una adición extraordinaria y terrible al nuevo grupo. Todos en el ejército caótico saben que hay una fortísima enemistad personal entre Xhugra y Celia, aunque sólo ellas conocen los motivos.
El Mariscal de Campo es resistente y Xhugra poderosa, pero siempre hace falta algo de músculo. El joven Cuchuflí Montoya fue el elegido para aportarlo. Méritos no le faltan, pues fue reciente medalla de oro en halterofilia, levantando quince toneladas y seiscientos gramos en la modalidad de arrancada. Es un gorila albino inteligente que alcanza casi los tres metros de altura (y eso, caminando encorvado), siempre vestido impecablemente con su chaqué, su sombrero de copa y su monóculo. Aunque puede resultar algo pedante en ocasiones, todos los que le conocen alaban su conversación, su saber estar y sus conocimientos de micología y primatología. Además, pertenece a una distinguida familia que ha aportado grandes luchadores a la causa caótica como Cochuzo Montoya o Chochenegue Montoya. Cuchuflí Montoya se siente agradecido por esta oportunidad de seguir aumentando la reputación de su clan.
La nueva adición al grupo fue Durk. Pocos saben sus orígenes y hay historias contradictorias acerca de él. La versión más extendida es que viene de un mundo similar a la antigua mitología nórdica, en el cual ya sentía una gran predisposición hacia el caos. Tras una experiencia demoníaca se volvió más loco de lo que estaba, convirtiéndose en el equivalente del "hombre del saco" para todo un imperio subterráneo. Ahora, este psicópata se encuentra en nuestro universo por motivos y medios desconocidos. Durk es un feo enano de metro y medio de altura, calvo, barbudo, cubierto de cicatrices y completamente desquiciado. Este plano de existencia es perfecto para él, y adora la cibertecnología caótica. De hecho, amputó su brazo izquierdo para instalar en su lugar una ametralladora gatling biónica. Con la mano diestra maneja una pesada hacha de batalla. En mi humilde opinión, considero que Durk fue incluido para poder perderlo de vista.
Una seductora voz pidió su inclusión en el comando. Cubbi ha hablado. Los monstruos caóticos nos miramos unos a otros, nadie quiere oponerse. Cubbi se adelanta, y permite que todos contemplemos su magnificiencia. Cubbi es un ser de una extrema perfección. Su cabello anaranjado es largo y sedoso, su piel dorada es brillante y aterciopelada. En su bellísimo rostro andrógino destaca la heterocromía de sus hermosos ojos, el derecho de color verde y el izquierdo de color ámbar. Y su cuerpo, su sensual cuerpo... únicamente viste la parte superior de un bikini rosado, que cubre mínimamente sus grandes pechos. Cubbi siente orgullo por su cuerpo y siempre lo muestra, así que todos podemos contemplar detenidamente su gran pene. Debajo, en vez de testículos, tiene una sonrosada vulva. Cubbi es hermafrodita. Y además de pura belleza, es también pura peligrosidad. Su mirada y su voz son hipnóticas, y todo su cuerpo emite una nube de potentes feromonas. Su técnica es tan simple como acercarse a un grupo de rebeldes y dejar que sus feromonas actúen. No importa si son hombres o mujeres, todo el mundo pierde la cabeza y no se resisten a tener sexo con Cubbi... y ese es su final pues, en pleno acto, Cubbi absorberá sus energías vitales hasta dejarlos literalmente secos. Además, es un ser inmune al frío y al calor por extremos que sean... y también a las enfermedades venéreas.
No hemos dejado de mirar a Cubbi, y una voz robótica resuena:
-Yo también me uno. Tengo cuentas pendientes con el Comando Caprino que exigen venganza. Podéis llamarme Kuroko.
Al momento se escucharon un montón de cuchicheos. Ninguno de los seres caóticos presentes conocía al que había hablado. Era un humanoide de metro setenta de estatura, pero su cuerpo estaba cubierto completamente por una extraña tela negra. Ni siquiera podía vislumbrarse una mínima apertura para los ojos. Realmente parecía más una sombra que un ser vivo.
¿Quién es Kuroko? ¿Cuáles son sus poderes? ¿Por qué quiere venganza? ¿De qué conoce al Comando Caprino? ¿Cómo consiguió entrar en un evento caótico que está fuera del espacio y el tiempo?
Muchas preguntas, pero no le hicimos ni una. Quiso unirse y aceptamos.
El tal Kuroko no fue el único que habló. También se escuchó una orgullosa y potente voz que, ahora sí, todos conocíamos:
-Podéis contar con mi espada y con mi lanza, caóticos señores.
Quien había hablado era el famoso Sir Rosis, paladín del caos y caballero de la entropía. Siempre vestido con una pesada armadura renacentista e iridiscente de color verde pasto y cabalgando su fiel montura llamada Fresón. Con sus ademanes caballerescos, su rígido código de honor y su leal manera de entender la vida y la guerra, quizás no parezca muy caótico en comparación con el resto... pero mirar lo que hay bajo su yelmo causa locura o muerte inmediata (algo que a Sir Rosis le da mucha vergüenza que suceda) y Fresón no es un corcel, es un tábano inmenso de casi diez metros de longitud e intenso color rojo.
Se produjo un ensordecedor estruendo debido a nuestros vítores, al saber que Sir Rosis se unía a la expedición. Es uno de nuestros ídolos y alguien tan amable y valeroso que se gana el corazón de todos.
El Mariscal de Campo, Xhugra, Cuchuflí Montoya, Durk, Cubbi, Kuroko, Sir Rosis y Fresón... posiblemente un grupo imbatible, capaz de vencer al nuevo Comando Caprino en once de doce batallas.
-Yo iré también.
Un silencio absoluto sucedió a estas palabras. Hacia nosotros caminaba una figura encapuchada, envuelta en una pesada capa de color oscuro. Todos permanecimos mudos de asombro. Se trataba del Señor del Castillo de la Rosa, uno de los seres más poderosos de este sector del multiverso. Podría ser el típico jefe final, pero un jefe final tan despiadado que cuando tiene al protagonista indefenso, ni ríe megalomaníacamente ni suelta egocéntricos discursos; directamente, lo mata. Un jefe final que termina con los héroes potencialmente peligrosos cuando están al inicio de sus carreras, antes de que ganen niveles y se conviertan en una amenaza. Un jefe final que no explica sus planes al enemigo, aunque sepa que va a ganar la batalla.
Los Grandes Poderes del Caos se acercaron al recién llegado.
-Señor del Castillo de la Rosa. ¿También tienes cuentas pendientes con el Comando Caprino?
-El Comando Caprino me es indiferente -respondió con voz grave-. ¡Pero sí tengo una cuenta pendiente con Míster Transsssporterr!
Para dar más énfasis a sus palabras, lanzó su capa al suelo con un violento ademán. Todos lanzamos una exclamación de asombro. Ahí estaba el Señor del Castillo de la Rosa en toda su plenitud, un joven delgado, de despeinado cabello castaño y mirada azul-grisáceo-verdosa; vestido con camisa hawaiana, bermudas y chanclas con calcetines... un auténtico genio del mal.
-Llamadme Daniel. Haced lo que queráis con el resto... pero Míster Transssporterr es mío.
-Está decidido entonces -proclamaron los Grandes Poderes del Caos-. Mariscal de Campo, Xhugra, Cuchuflí Montoya, Durk, Cubbi, Kuroko, Sir Rosis y Fresón, junto a Daniel, el Señor del Castillo de la Rosa, serán los componentes del Grupo Armado Mata Cabras, el que está destinado a convertirse en el legendario comando que derrote al Comando Caprino. Y Kayampa, tú les acompañarás y narrarás sus peripecias.
Miré anonadado a los Grandes Poderes del Caos. Me jodieron.
Continuará...
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