I
Bebiendo una cerveza sin alcohol
mientras cae poco a poco el sol,
tumbado en un viejo sofá...
Me siento bien.
Esta mañana caminé demasiado
y en este momento de tranquilidad
no me preocupa nada más
que estirar las piernas y disfrutar.
Y mientras me fundo
en los cojines,
echo un vistazo somnoliento
a mis compañeros de departamento,
ambos enfrascados en su computador.
Y sonrío mientras quedo dormido;
agradeciendo su amistad,
redescubro que en el día a día
también se encuentra la felicidad.
II
No sé si sabe, señorita,
que cada vez que me he despertado a su lado
me he quedado más de una hora
mirándola embelesado,
sintiendo su largo cabello en mi cara,
conteniéndome para no besarla
y que así no despertara.
En ese hermoso momento
que hizo feliz a la eternidad,
volví a determinar que mi vida
ahora mismo es plena,
que mi espíritu es fuerte,
que no tengo deudas,
que con lo que tengo
no necesito nada más.
Y por eso mismo pretendo,
al no estar mi felicidad
atada ni condicionada,
invitarla a entrar en mi ser
y regalarle a usted
mucho más
que una amistad.
III
La gente dice que tengo un punto de locura
y no soy tan sabio como para negar la veracidad.
Pero no voy a disculparme
por escapar de la rutina, por evadir la mediocridad.
Me gusta jugar, arriesgar a todo o nada
e independiente de perder o ganar
encontrar en cada momento la felicidad.
Y si corro en la noche,
hago amistades de manera desubicada,
redescubro la belleza en cada mañana
y me enamoro de la vida...
no me importa, llámenme loco,
pero déjenme seguir viviendo
esta mi existencia afortunada
y que no me preocupe nada más.
Pues es hoy el presente...
el mañana ya aparecerá.
Todo el mundo está invitado
a asomarse al corazón que hay
tras el abrigo gris y la camisa formal
que debo colocarme cada día
para ir a trabajar.
Encontrará que cada inolvidable momento
está envuelto en una ráfaga de color
y, como en una atracción infantil,
puedo construir un laberinto
donde cada recodo lleva
hasta una nueva risa que compartir...
y así hasta llegar a la salida
donde me ofreceré
para acompañarles en lo que depare la vida
junto con un abrazo fraterno, una sonrisa
y el mencionado punto que parece de locura
pero que realmente es consecuencia
de vivir como quiero,
sin pensar en lo que otros creen de mí.
Vivir como yo quiero... feliz.
IV
La niña corre con el cachorro de quiltro en sus brazos.
Ella ríe y el cachorro se resguarda en el abrazo
y en el mundo no parecen existir más que ellos dos.
El viajero corre mientras suena la canción en sus labios.
Su amor lo encuentra en el andén repleto de gente
y en la vida no parecen existir más que ellos dos.
El planeta corre mientras yo le pido que gire más lentamente
pues quiero tener aún más tiempo para disfrutar
de las estrellas que brillan esta noche
y mis ojos se agrandan para contemplar su inmensidad.
La Vía Láctea saluda esplendorosa,
una luciérnaga cruza el cielo
y, como un niño pequeño, me sorprendo
y río al haber lanzado al aire un deseo
mientras que, en todo el Universo,
no parece existir nada más.
V
Si las palabras pudieran describir
al cien por cien como me siento,
cada una de las letras
que componen esta poesía
mostrarían en su trazo una sonrisa.
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