jueves, 7 de febrero de 2013

Estoy de Vuelta 69


-Se está moviendo -informó Canael-. Va hacia la capital. Está en el alcantarillado, puedo sentirlo, unido como estoy a Richie, sé donde está… es muy rápido, más que nosotros, pero sé donde está y la dirección que ha tomado.
-Entonces será fácil interceptarle –se alegró Cosme.
-Por favor, acelera -pidió Rubén.
-Estoy pisando a fondo, chaval -contestó Fito-. Sé perfectamente que tenemos que encontrar a tu chica o a ese monstruo lo antes posible. De todos modos, ¿crees que El Espectro podrá llegar a la capital por el alcantarillado?
-Sí –respondió Canael-. Hay comunicaciones subterráneas. Imagino que su intención será llegar hasta algún túnel del metro.
-Rubén, ¿no tienes idea de donde vive su tía? –le preguntó Sheila.
-Creo que su casa queda entre el museo de antropología y el de ciencias naturales. Lo sé, porque una vez Isabel me pidió que fuéramos juntos a ambos museos, ya que quedaban cerca precisamente de la casa de su tía…
-Puf… no es precisar mucho –protestó Cosme.
-Menos es nada -dijo Canael; y tras un silencio, se dirigió a Poeta- Por favor, Poeta. Canta un poco.
-A este muchacho la presión le afecta -susurró Fito a Cosme, mientras Poeta preparaba su lira con un gesto que tenía más de aprensión que de satisfacción porque su arte fuera requerida.

El cielo, poco a poco, comenzaba a cubrirse de nubes plomizas.

        Querida niña,
aprovecho un ratito libre
para escribirte
desde esta gris oficina.
Acá no llegan los rayos de sol
y el poquito de calor
que necesito para seguir adelante
lo saco de tu recuerdo, mi niña.

Alzo la mirada mas no hay estrellas,
sólo multitud de tubos de neón
encerrados por grises barrotes de aluminio,
los cuales intentan cambiar mi percepción del infierno.
Si para mí el hades
es tener tus ojos lejos,
aquí resulta ser un número de menos
en un documento inútil de papel.

Si de mí dependiera,
arrojaría cada una de las carpetas
que cada mañana tengo que abrir
al seco y profundo océano
que en mi alma crea tu ausencia.

Mas cada vez que pienso en tu mirada...
el ordenador se ríe en mi cara
y me llama idiota.
Por si no bastara el no verte,
además he de enfrentarme
a la aplicación informática,
a la rutina diaria,
al quemazón del no tenerte.

Querida niña,
la verdad es que intento ser fuerte.
Si antes creía el cielo
un despistado escote en el metro,
ahora no existe más cielo que tu cuerpo,
tu sonrisa es mi templo,
y no tengo otra canción
que tu voz.
Quisiera poder descansar mi cabeza
sobre tu precioso pecho,
y así dormir hasta el día
que no tuviera que rogar
para verte de nuevo.

Querida niña, te echo de menos.


Continuará

3 comentarios:

  1. No sé por qué me da que si el espectro intenta ir en metro llegará tarde... huelgas, boicots al servicio...

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  2. El problema no es ese. El problema es que pueda pagar el billete.

    Comparado con eso, el Espectro es un gatito.

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