domingo, 2 de diciembre de 2012

Estoy de Vuelta 36


-Acabo de interceptar una llamada por radio de la policía -comentó Manolo visiblemente emocionado mientras llegaba en camiseta y calzoncillos largos a la sala de reuniones.

Manolo era un feo hombre delgadísimo y larguirucho con cara de roedor mal afeitado. Aún llevaba puestos los enormes auriculares de su equipo de radioaficionado, los cuales hacían, junto con sus gruesos anteojos, que fuera aún más incómodo de ver. Entre sus aficiones podemos citar el estudio de la estadística, las matemáticas, el cálculo actuarial, la trigonometría, la teoría probabilística y el hurgarse la nariz.

-¿Y qué? -preguntó el fornido Harry con su tosco acento inglés mientras afilaba cuidadosamente una estaca de madera con su gigantesco cuchillo.
-¡Algo ocurre en la ciudad esta noche! -rió nervioso Manolo-. ¡Podría ser lo que estuviéramos esperando!
-Querido Manolo -intervino dulcemente el Pater a la vez que se ajustaba su alzacuellos-, no des tantas vueltas y explícanos qué ocurre.

El Pater era un excesivamente pulcro sacerdote de unos cincuenta años. Siempre iba bien afeitado y sus canas y entradas se acentuaban más y más con el tiempo.

-Un policía afirma haber sido atacado por dos muertos vivientes en un coche robado.

El Pater y Harry se miraron entre ellos y luego miraron fijamente a Manolo.

-¡Hay más! Un grupo de prostitutas llegó a la comisaría diciendo que las había atacado un horrible monstruo. Y unos jóvenes han muerto en extrañas circunstancias. Estaban de fiesta en la casa de uno de ellos y el asesino no hizo nada por ocultar su crimen... ¡dejando incluso la puerta de la calle abierta para horror de los vecinos! Los cadáveres estaban horribles, como si hubieran sido... “¡chupados!” ¿No creéis que puede ser nuestra oportunidad?
-A mí lo único que me parece es que en una comisaría se han pasado con el cava al celebrar la jubilación de algún agente -sonó la hermosa voz dulce y exótica de Jingjing-. Pero no estamos en condiciones de descartar nada por absurdo que sea. Estamos al borde de la ruina.

Jingjing era una atractiva mujer de rasgos orientales con poco menos de treinta años. También era la líder de este pintoresco cuarteto.

-Yo sabía que esto no saldría bien -masculló Harry-. Formar un grupo de cazadores de fantasmas y vampiros, de estudiosos de lo paranormal... estaba claro que no tenía futuro ninguno.
-A lo hecho, pecho -le cortó Jingjing-. Tenemos que agarrarnos a una clavo ardiendo, un caso lo suficientemente espectacular que nos dé publicidad... si no queremos que los Cazadores Investigadores de lo Paranormal y lo Oculto Taumatúrgicamente Eficientes desaparezcan por falta de fondos.
-O abreviadamente... -dijo Manolo mientras hurgarba en su nariz con aire distraido.
-Cállate -ordenaron secamente los otros tres.
-¿Qué más datos tenemos, Manolo? -preguntó Jingjing.
-Prácticamente nada más -respondió el aludido-. He señalado en un plano los lugares aproximados donde se han dado los casos extraños y las horas aproximadas, y he intentado encontrar una tendencia, una secuencia... algo. Pero no parece seguir ningún orden lógico, es todo muy aleatorio... ni siquiera inicia la forma de un pentagrama o algo así.
-Veamos, el primer suceso ocurrió en esta carretera... -indicó Harry.
-La cual termina en el cementerio -observó Jingjing.
-Si son realmente muertos vivientes deberíamos empezar a buscar por allí -opinó el inglés.
-Ojalá contáramos con un médium en el grupo... -suspiró Jingjing.
-Ninguno era lo suficientemente imbécil como para unírsenos -Harry torció el labio al hablar.
-Manolo, prepara la furgoneta -ordenó Jingjing-. Nos vamos al cementerio.

Continuará

jueves, 29 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 35


Mientras tanto, en la casa de Isabel, los ánimos estaban un poco encendidos.

-Son ya más de las diez. ¿Y tu hija? -preguntó el padre de Isabel a su mujer.
-En casa de mi hermana -respondió ésta en voz baja, mientras preparaba la cena.
-¿No va a cenar con nosotros?
-Dijo que se quedaba a dormir con la tía.
-Llama a casa de tu hermana y dile a tu hija que venga a cenar inmediatamente.
-Sabes que vive en la capital...
-Pues que tu hermana la traiga en coche.
-Por favor -suplicó la madre-, dale un respiro...
-¿Respiro? -se indignó el padre-. ¡Disciplina es lo que necesita esa muchacha!

Y el padre comenzó a dar un discurso sobre la irresponsabilidad, la indecencia y la tontería de su hija mientras su mujer se mordía el labio y callaba.

Felisa ya había tenido más que suficiente. Estaba segura que a la mujer no le hacía falta más que un pequeñito empujón. Así que, invisible, susurró unas palabras de energía al oído de la madre de Isabel, al mismo tiempo que minaba con sus manos invisibles la voluntad de su marido.

-Además de esas compañías con las que se junta... -seguía diciendo el padre.
-¡Escúchame, gilipollas! -gritó la madre mientras lanzaba un plato al fregadero, rompiéndose en mil pedazos-. ¡Su novio ha muerto! ¡Muerto! ¡Y tú actúas como si no hubiera pasado nada, maldito cerdo! Quizás queramos a nuestra hija, pero jamás se lo hemos demostrado. Tú por tu estúpida educación militar y yo... ¡yo porque soy una idiota cobarde que jamás se ha atrevido a plantarte cara! Y eso por no hablar del imbécil de su hermano. Ese novio suyo es el único que realmente ha demostrado quererla, y ahora está muerto. No sé si a la edad de tu hija habrías perdido ya la capacidad de sentir, pero si aún eras capaz de amar imagínate que pierdes para siempre a la única persona que te ha querido...
-Yo quiero a Isabel -afirmó el padre en voz baja, tragando saliva, totalmente amilanado por su mujer.
-Entonces -siseó la madre, la cual acababa de comprender que se había casado con un calzonazos-, ¿por qué no se lo demuestras de una puta vez?

El padre miró anonadado a su mujer. Luego se retiró sin decir palabra. La madre, por su parte, comenzó a recoger los trozos del plato roto.

En ese momento, llegó Nando corriendo a la cocina.

-He estado pensando -dijo Nando-, que voy a decirle al vecino de arriba, a ése que nos cae tan mal, que porqué no sale con Isabel... ¡a lo mejor también se muere!
-Nando, hijo -le pidió su madre-, ven un momento, por favor, hay algo que tenía que haberte dicho hace ya tiempo...

Y Nando se marchó llorando de la cocina después de que su madre le cruzara la cara.

Felisa estaba realmente satisfecha. Ojalá esa sensación hubiera durado algo más, en vez de convertirse en una desesperanza completa cuando el querubín le explicó que sus protegidos habrían de enfrentarse al Espectro, y que debía ser ella la que les enviara a por él.

Al mismo tiempo, en casa de Rubén, sus padres dormían abrazados con los ojos llenos de lágrimas.

Continuará...

lunes, 26 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 34


-“¡Oh! ¡Tu historia me ha inspirado!
Y debo decirlo: ¡estoy emocionado!
Creo que es justo que tu relato romántico
quede plasmado en un bello cántico
que he compuesto en estos momentos
sólo para acallar tus lamentos
-Canael, tienes mi permiso para atizarle en cuanto recite el primer verso -dijo Cosme.
-No -respondió el demonio -. Tengo curiosidad por saber qué es lo que ha compuesto.

Y Poeta rasgó su lira y comenzó a cantar.

Me arrancaste mi gloria.
Y desde ese momento
las llamas del infierno
escribieron mi historia
y marchitaron mi corazón.

Navegando entre Caribdis y Scilla
se hizo jirones mi alma
y cubriendo mi cuerpo
con las espinas del averno
me rebelé.

Asesiné al mismo diablo,
conquisté este mundo
a la maldad encadenado
y, sonriente,
la misma muerte
me dio de beber de sus labios
el amargo vivir de los condenados...
el amargo vivir sin ti.

Pues yo ya no te tenía.

Por buscarte ascendí al cielo.
Los paladines del bien
ignorantes de que yo no era ya ángel ni hombre,
por protegerte, salieron a mi encuentro.

Yo sólo pensaba en tu nombre
cuando desgarré mi vientre y mi pecho
y dejé nacer a los canes del tormento
que desgarraron la razón.

Combatí primero al sol.
Tras torturarle le estrangulé.
Luego desnudé a la luna de su fulgor.
Y una vez ultrajada la violé.
Asesiné a las estrellas que no huyeron
y luego miré a mi alrededor.

Tú no estabas allí.

Entonces comprendí el alcance de mi castigo
y Dios fue el único testigo
de las lágrimas que derramé por ti.

Ahora he vuelto al infierno,
sabiendo que la gracia no me alcanzará.
Sólo me queda la esperanza
de que también tú sucumbas a la tentación
y, aunque sea en este mundo de llamas
y con mi pecho cubierto de oscuridad
pueda tener aún una última oportunidad
para poder volverte a amar.

-Que alguien lo mate del todo -pidió Fito.
-Al contrario -sonrió Canael mientras hablaba con voz suave-. Te estoy muy agradecido, Poeta. Gracias.
-¿Has visto? -le susurró Fito a Cosme-. A los demonios les afecta el llevar más de unas horas en el mundo de los vivos... ¡Ha alabado las rimas de Poeta!
-Cállate y conduce, idiota -respondió en voz baja la calavera.

Continuará...

domingo, 25 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 33


-Canael, ¿puedo hacerte yo otra pregunta? -pidió Sheila mientras Fito conducía dando vueltas y más vueltas por el polígono industrial, intentando encontrar la salida apropiada o... mejor dicho, una salida.
-La que quieras -respondió el demonio mientras esbozaba una sonrisa irónica-. Pero después de las de Fito, no puedo garantizarte que la responda.
-Verás, es que jamás pensé que un demonio pudiera arrepentirse. ¿Cómo...? -Sheila calló al ver el pesar en los ojos de Canael.
-Lo que quieres saber es mi historia, entonces.
-Bueno, sólo si tú quieres contarla.

Canael negó con la cabeza mientras los recuerdos que había mantenido lejos durante siglos volvían a su mente..

-Es algo de lo que me avergüenzo. Verás, Sheila, los ángeles no son perfectos. Ni mucho menos. Como criaturas de Dios, son libres de tomar sus propias decisiones. Como vosotros. Mucho antes de que existieran los hombres, casi una tercera parte de los ángeles que servían a Dios se rebelaron, buscando ascender en poder a costa del resto de ángeles. Ellos creían que amaban a Dios más que el resto de ángeles y que, a su vez, Dios les amaba más a ellos. Comenzó una serie de guerras civiles entre ángeles. Y los rebeldes degeneraron en demonios. ¿Te das cuenta de la ironía? ¿De la... locura? Muchas personas, sacerdotes incluidos, fomentan el error de creer que “el demonio” es tan poderoso como Dios. No es así, ni mucho menos... los ángeles somos... o éramos... criaturas suyas y como tales podemos tomar nuestro propio camino. Pero eso no nos hace más o menos poderosos.
-¿Por qué te rebelaste tú? -preguntó Cosme.
-Te equivocas. Yo seguí fiel en mi adoración a Dios. Luché contra esos recién creados demonios que, poco tiempo antes, habían sido mis hermanos.
-¿Entonces?
-Cuando aparecieron los primeros humanos, otra hornada de ángeles degeneraron hasta convertirse en demonios, celosos por haber perdido, en cierta manera, su singularidad entre las creaciones de Dios.
-Así que te lanzaste a cazar australopitecos, ¿no? -preguntó Fito.
Canael negó con la cabeza.
-Te equivocas. Yo comencé a caer en una espiral de degeneración, sí... pero fue por todo lo contrario. No supe mantener la cabeza fría.
-¿De qué estás hablando?
-Me enamoré. Me enamoré de una de las primeras Evas. Por ella hice... demasiadas cosas malas... los recuerdos son borrosos después de tantos años. Ni siquiera sé porqué se me dió la oportunidad de redimirme en ese cementerio...

Canael, al llegar a ese punto, calló. Y, para pesar de Sheila, se sumió en un manto de silencio que duró varios minutos... hasta que lo rompió Poeta…

Continuará...

jueves, 22 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 32


-¡Arcángel Doradiel! ¡Arcángel Doradiel! -gritó el querubín.
-Espera, pequeño, no digas nada -le interrumpió el arcángel con una sonrisa de desesperación-. Déja que antes me haga a la idea de la importancia de la mala noticia. ¿Qué es esta vez? ¿Un nuevo diluvio universal? ¿La llegada del fin del mundo? ¿Nuestro Señor Jesucristo se ha convertido a los testigos de Jehová?
-No, arcángel Doradiel, nada de eso... -negó el querubín.
-¡Ah, bueno! -suspiró aliviado el arcángel-. Entonces no debe ser tan grave, dime...
-El Espectro escapado del cementerio maldito número trescientos quince ha asesinado a cuatro personas y ha absorbido la energía de sus víctimas, convirtiéndose en un enemigo formidable para cualquier ángel custodio y sigue suelto por la ciudad... y ahora, tras haber tomado las vidas de esos jóvenes inocentes, incluso a nosotros nos es difícil el poder detectarle...
-Querubín, ¿me harías un favor?
-Lo que usted mande, arcángel Doradiel.
-¿Te podrías informar acerca de si está permitido que un arcángel se emborrache?
-Sinceramente, creo que está usted exagerando...
-Da igual. La próxima vez que vengas a avisarme de algo tráete una botella de ginebra o algo así, ¿vale? Casi hubiera preferido lo del diluvio...
-Eh... ¿arcángel Doradiel?
-¿Sí, pequeño?
-¿Y qué se supone que hacemos con el Espectro?

Doradiel meditó unos segundos.

-¿Quién debería haber impedido su marcha del cementerio maldito número trescientos quince?
-El demonio arrepentido Canael.
-Sí, eso es... vamos a hacer que sus caminos se entrecrucen.
-Pero, arcángel Doradiel, el demonio arrepentido Canael ahora no es rival para el Espectro...
-¿Crees que no lo sé?
-No, claro que no...
-¿Acaso hay algún ángel disponible capaz de hacerle frente?
-No...
-¿Se te ocurre alguna otra cosa, pequeño?
-No.
-Pues haz lo que te he dicho.
-¿Sobre lo de que sus caminos se entrecrucen o sobre lo de la botella de ginebra?
-¡Ve rápido! Y reza por esas pobres cuatro almas...
-Sí, arcángel Doradiel.

Y el querubín voló de allí raudo.

Continuará

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 31


En el otro lugar de antes…

Si alguna vez había sido un hombre, ya no lo parecía. Ahora era sólo un demacrado amasijo de huesos recubiertos de piel, de cuencas vacías y órganos desecados tirado encima de su cama.

El Espectro se irguió sobre él con una sonrisa húmeda y rojiza.

-Ah, Richi... jamás pensé que llegarías a gustarme -dijo el Espectro-. Pero estaba equivocado. Eres delicioso.

El Espectro se sentía mucho más fuerte, casi sólido tras haber devorado las energías de sus antiguos amigos. Sólo quedaba Juana que, aterrada, lloraba y gritaba en un rincón.

-Mira que no medir la cuerda -comentó con aire ausente el Espectro-. Justo es que pagueis ahora por lo que me ha ocurrido. Recuerdo que antes de lanzarme, Damián comentó socarrón “y si te mueres, ¿qué más da? ¿Quién querría vivir para siempre?” Mira por donde, resulta que me he muerto y sí puedo vivir para siempre… y he descubierto que puedo sentir. Sentir de una manera que no creía posible. Mi querida Juana, sigues viva por una sencilla razón: ahora puedo hacer lo que quiera. Y voy a hacerte algo que siempre he deseado antes de matarte...

El Espectro se abalanzó sobre la muchacha que, sin fuerzas, poco podía hacer para defenderse de la negrura que la rodeaba lascivamente, desgarrando su ropa. El Espectro la abrazó con fuerza... y el cuerpo desnudo de Juana cayó inerte al suelo.

-¿Qué...? -preguntó en voz alta el Espectro, confuso y nervioso.

Una voz burlona respondió desde lo más profundo de su oscuridad.

-Te prometí poder. Pero no obtendrás ningún placer en esta “vida” hasta que no acabes con Canael. Considéralo un incentivo... amigo mío.

El Espectro permaneció casi inmóvil, temblando de furia, durante unos segundos. Luego se tragó sus palabras de ira junto con su pasión insatisfecha, y salió de la casa de Richi hacia la noche... la cual ahora parecía más oscura.

Continuará...

lunes, 19 de noviembre de 2012

Estoy de Vuelta 30


En otro lugar…

Eran cuatro los amigos reunidos en casa de Richi. Además del anfitrión, Gabri, Juana y Damián estaban repantingados en dos viejos sofás, con las luces apagadas, comiendo pizza de ternera, cebolla y champiñones mientras veían una vieja película de fantasmas.

En ese momento, llamaron a la puerta.

-¿Esperabas a alguien, Richi? -preguntó Gabri.
-¿A estas horas? Qué va -respondió el anfitrión mientras volvían a llamar-. Voy a ver quién es...

Richi se levantó y fue hacia la puerta. Miró por la mirilla, pero estaba demasiado oscuro. Volvieron a llamar.
Richi abrió la puerta.

-¿Y bien, Richi? -preguntó Juana-. ¿Quién es?
-Yo -respondió el Espectro. Y dejó caer al suelo el cuerpo inerte de Richi para abalanzarse sobre el resto.

Fito aparcó en un sucio callejón que desembocaba en la avenida principal del polígono industrial, entre dos sucias naves industriales que parecían abandonadas.

-Lo primero, vamos a solucionar el problema del maletero -comentó Cosme mientras todos bajaban del coche.

Fito y Rubén abrieron el maletero, sólo para ver a Sebas profundamente dormido, roncando sonoramente.

-¿Dormido? -se extrañó Fito-. ¿Pero cómo ha podido dormirse?
-Mira otra vez -dijo Sheila mientras intentaba contener la risa, al tiempo que Canael señalaba dos botellas de whisky vacías que descansaban al lado de Sebas.
-¡La madre que lo parió! -exclamó Fito-. ¡Se ha ventilado él solo dos botellas de litro de whisky peleón!
-Tu amigo va de cogorza en cogorza -le dijo Cosme a Rubén-. Y lo cierto es que me alegro por él, porque no me gustaría estar lúcido y encontrarme rodeado de zombis.
-Pues nada... -resopló Fito tras atar y amordazar al inconsciente Sebas, mientras volvía a cerrar el maletero y sus amigos se subían de nuevo al coche.

Continuará