La primera acción de Felisa tras informarse sobre los
detalles personales de cada uno de sus protegidos y aprender un poco
de la “burocracia celestial”, fue volar desde el cielo hasta el
piso de Sebas, invisible, intangible, silenciosa... la verdad es que
disfrutaba de su nuevo “cuerpo”.
Una vez al lado de Sebas (quien se encontraba medio
borracho en ese momento), el espíritu susurró en su oído:
-¿A que te apetece visitar la tumba de tu amigo Rubén?
-¿Por qué te hiciste pasar por su niña? -le preguntó
Rubén a Sheila, una vez habían vuelto a ponerse en camino.
-Me dio tanta pena... ella lo único que quería era no
morir sola. Me recordaba a mi abuela -Sheila hizo una pausa-. Y...
bueno, es muy triste morir a solas...
-¿Tú...? -preguntó Rubén con timidez.
Sheila asintió con la cabeza con un deje amargo.
-Bueno -Rubén forzó una sonrisa-, pues ya no estás
sola.
-Sí -Sheila también sonrió-. Es cierto.
Tras una pausa, Sheila preguntó:
-¿Y tú? ¿Moriste a solas?
Rubén carraspeó antes de responder:
-No... yo iba con mi mejor amigo cuando nos atropelló
un camión...
-Oh. ¿Y tu amigo sobrevivió?
-La verdad, no lo sé -Rubén bajó la cabeza y se
mordió el labio inferior-. Creo que sí, porque alguien me ató al
antebrazo esta cadena suya, y espero que fuera él mismo, pero...
-Estará bien, seguro -le dijo Sheila con confianza.
-Ojalá, Sheila... ojalá.
-Bueno, al menos vosotros sabéis cómo moristéis
-gruñó Cosme-. Yo ni siquiera sé como acabé en una mesa de
autopsia...
-Conociéndote, seguro que fue porque alguien te dijo
que meter los dedos en un enchufe traía suerte -rió Fito.
-¿Ah, sí? ¿Acaso he de recordarte que tú moriste
ahogado en la bañera de tu casa porque querías saber cuánto tiempo
podías aguantar sin respirar?
-Jamás volveré a contarte nada -prometió Fito
indignado.
-¿Y tú, Poeta? -preguntó Sheila-. ¿Cómo llegó tu
fin?
-“Un fin digno del más fiel amante:
me suicidé porque mi amor murió
y se fue con los pies por delante
antes de que lo hiciera yo”.
-¿Te suicidaste por amor? -se admiró Sheila.
-Vamos, Poeta, no nos vengas con esas, que sabemos tu
historia -le recordó Cosme...
Continuará
Normalmente los amantes mueren despeñados al caerse del balcón donde se han ocultado al llegar el marido... o empujados por este.
ResponderEliminarComo ves, no andabas muy desencaminado...
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