miércoles, 24 de octubre de 2012

Estoy de Vuelta 20


La primera acción de Felisa tras informarse sobre los detalles personales de cada uno de sus protegidos y aprender un poco de la “burocracia celestial”, fue volar desde el cielo hasta el piso de Sebas, invisible, intangible, silenciosa... la verdad es que disfrutaba de su nuevo “cuerpo”.

Una vez al lado de Sebas (quien se encontraba medio borracho en ese momento), el espíritu susurró en su oído:
-¿A que te apetece visitar la tumba de tu amigo Rubén?

-¿Por qué te hiciste pasar por su niña? -le preguntó Rubén a Sheila, una vez habían vuelto a ponerse en camino.
-Me dio tanta pena... ella lo único que quería era no morir sola. Me recordaba a mi abuela -Sheila hizo una pausa-. Y... bueno, es muy triste morir a solas...

-¿Tú...? -preguntó Rubén con timidez.
Sheila asintió con la cabeza con un deje amargo.
-Bueno -Rubén forzó una sonrisa-, pues ya no estás sola.
-Sí -Sheila también sonrió-. Es cierto.

Tras una pausa, Sheila preguntó:
-¿Y tú? ¿Moriste a solas?
Rubén carraspeó antes de responder:
-No... yo iba con mi mejor amigo cuando nos atropelló un camión...
-Oh. ¿Y tu amigo sobrevivió?
-La verdad, no lo sé -Rubén bajó la cabeza y se mordió el labio inferior-. Creo que sí, porque alguien me ató al antebrazo esta cadena suya, y espero que fuera él mismo, pero...
-Estará bien, seguro -le dijo Sheila con confianza.
-Ojalá, Sheila... ojalá.

-Bueno, al menos vosotros sabéis cómo moristéis -gruñó Cosme-. Yo ni siquiera sé como acabé en una mesa de autopsia...
-Conociéndote, seguro que fue porque alguien te dijo que meter los dedos en un enchufe traía suerte -rió Fito.
-¿Ah, sí? ¿Acaso he de recordarte que tú moriste ahogado en la bañera de tu casa porque querías saber cuánto tiempo podías aguantar sin respirar?
-Jamás volveré a contarte nada -prometió Fito indignado.
-¿Y tú, Poeta? -preguntó Sheila-. ¿Cómo llegó tu fin?
-“Un fin digno del más fiel amante:
me suicidé porque mi amor murió
y se fue con los pies por delante
antes de que lo hiciera yo”.
-¿Te suicidaste por amor? -se admiró Sheila.
-Vamos, Poeta, no nos vengas con esas, que sabemos tu historia -le recordó Cosme...

Continuará

2 comentarios:

  1. Normalmente los amantes mueren despeñados al caerse del balcón donde se han ocultado al llegar el marido... o empujados por este.

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