Dentro de la habitación de Isabel, Nando miró a su
alrededor. Había creido oir algo, pero no vió nada raro. Jamás
nadie le había pegado, y sería Isabel quien pagara por ello.
-Tienes que detenerlo, Canael -pidió Sheila-. Por
favor.
Canael miró a los ojos del fantasma. Respiró hondo y
asintió con la cabeza.
Nando encendió el mechero y comenzó a acercarlo a las
fotografías...
Inesperadamente, la luz se apagó y la habitación sólo
quedó iluminada por la tenue luz del mechero.
-¿Qué...? -comenzó a preguntar el muchacho.
De repente, sonó una voz de ultratumba que parecía
venir de su propio corazón.
-Nando.
Nando palideció y mantuvo alto el mechero.
-¿Qui-quién hay ahí? -tartamudeó.
-Me
llamo Canael, Nando
-respondió la voz-. Soy
el demonio que se lleva a los niños malos.
Y Nando, a pesar de la oscuridad, vió como se
materializaba ante él un horrible ser con alas de murciélago,
largos cuernos de ébano y ojos rojos como el mismo infierno. Y
cuando el ser volvió a hablar, lo hizo mostrando unos horribles
colmillos blanquecinos.
-He
venido a por ti, Nando...
Las fotos cayeron al suelo. Nando comenzó a chillar y
salió corriendo de la habitación. Aterrorizado, chocó con su madre
en el pasillo.
-¿Qué es éste escándalo? -le gritó su madre.
Y volvió a cruzarle la cara.
Continuará
Ahí to acojonao. Y eso que en la descripción del demonio no has nombrado el rabo ni el tridente. Sobre todo el rabo.
ResponderEliminarEs que pueden detenerme por incitación a la pederastia, que tal y como están las cosas... Vamos, que no importa que los críos tengan sexo por primera vez a los once años y niñas de trece puedan darme lecciones... por no mencionar la edad de inicio de fumar, beber y choninizarse....
ResponderEliminarSi yo uso las palabras "rabo" y "niño" en la misma frase, se me cae el pelo...
Uy...
Si no fuera porque los pederastas tienen trato "especial" en el trullo... que yo sepa aún en las cárceles se vive más o menos bien: sin hipotecas, sin gastos, comida y ducha calientes, cama, mucho cariño por parte de los demás reclusos...
ResponderEliminarYo soy de los que nunca se le cae el jabón.
ResponderEliminarLo dejo caer grácilmente...
(a veces pienso que es mejor que Pattry no se pase por acá a menudo)
(Pattry, si estás por ahí ¡manifiéstate!)
ResponderEliminar