-¡Se escapan! -gritó el Pater.
-¡Harry está herido! -avisó Manolo a la vez.
-No es nada -replicó éste mientras se palpaba la
cabeza. La sangre procedente de una pequeña brecha le bañaba la
cara. Su mano derecha también sangraba abundante tras haber retirado
el destornillador, cuya punta se había hincado en la carne y le
había producido una pequeña pero profunda herida.
-Les hemos perdido -concluyó Jingjing-. Pater, saca el
botiquín y ayuda a Harry. ¿Crees que las balas les habrían
detenido?
-Lo dudo mucho -contestó el Pater mientras atendía al
herido.
-Eran de plata -informó Harry.
-De todos modos. Esas criaturas no son de este mundo
-replicó el sacerdote.
-¿Os habéis fijado en cuántas “criaturas”
viajaban en el coche? -preguntó Jingjing.
-Mínimo tres o cuatro -respondió Harry-. Quizás más.
-Hemos de volver a encontrarlos antes que acabe la noche
-advirtió el Pater-. ¿Aún funciona la furgoneta?
-Espero que sí -respondió Harry-. ¿Cómo está la
furgoneta, Manolo?
Nadie contestó.
-¿Manolo?
Manolo se encontraba varios metros más lejos, vomitando
todo lo que había comido durante el día.
-Antes de que acabe la noche... -murmuró Jingjing-.
Antes de que acabe la noche pueden estar en cualquier parte. Volvemos
al refugio. Manolo y Harry necesitan reponerse.
-Pero... -comenzó a protestar el Pater.
-Yo estoy bien -aseguró Harry a su vez.
-Esta noche se nos han escapado -reconoció Jingjing-.
Tengo la intuición de que pronto nos llegarán noticias de esos
monstruos.
Continuará
Aquí alguien tiene información privilegiada... si vende acciones ya sabes.
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