lunes, 14 de enero de 2013

Estoy de Vuelta 59


Sebas, mientras tanto, corría de vuelta.

-¡Se creerán que soy tonto! -refunfuñaba entre dientes-. ¡Las tiendas están aún cerradas! Lo que quieren es...

Se frenó en seco, confirmando sus temores. No había rastro ni de ellos ni de su vehículo. Sebas apretó sus puños, furioso.

-Es la hora de la venganza... no apartarán a esa preciosidad de Sheila de mi lado... ¡Temblad porque os voy a...! -Sebas paró en seco- ¿Qué cojones puedo hacer para vengarme de unos tíos que ya están muertos? Quizás si... no. Pero si hago... no, tampoco. Esto... no. Pero… pero… pero… ¡Espera, eso es! ¡Eso! ¿Cómo dijo que se llamaban los que les perseguían? -se preguntó a sí mismo-. ¿Genital? ¿Prepucio? ¿O era...?

Tardó unos minutos, pero Sebas lo recordó. Buscó su teléfono móvil en todos sus bolsillos, pero éste no apareció. Así que con unas monedas sueltas, en la primera cabina telefónica que encontró en el centro comercial, marcó el número de información.

-¡Hola! –saludó Sebas- ¿Operadora? Quisiera que me dieran el teléfono de una organización. Sí, se llama C.I.P.O.T.E. ¡Oiga, no me insulte! ¡Que no es una broma! Que se llama… ¡me ha colgado la hija de puta!

Sebas, muy cabreado, volvió a marcar el número de información.

Continuará

2 comentarios: