Sebas, mientras tanto, corría de vuelta.
-¡Se creerán que soy tonto! -refunfuñaba entre
dientes-. ¡Las tiendas están aún cerradas! Lo que quieren es...
Se frenó en seco, confirmando sus temores. No había
rastro ni de ellos ni de su vehículo. Sebas apretó sus puños,
furioso.
-Es la hora de la venganza... no apartarán a esa
preciosidad de Sheila de mi lado... ¡Temblad porque os voy a...!
-Sebas paró en seco- ¿Qué cojones puedo hacer para vengarme de
unos tíos que ya están muertos? Quizás si... no. Pero si hago...
no, tampoco. Esto... no. Pero… pero… pero… ¡Espera, eso es!
¡Eso! ¿Cómo dijo que se llamaban los que les perseguían? -se
preguntó a sí mismo-. ¿Genital? ¿Prepucio? ¿O era...?
Tardó unos minutos, pero Sebas lo recordó. Buscó su
teléfono móvil en todos sus bolsillos, pero éste no apareció. Así
que con unas monedas sueltas, en la primera cabina telefónica que
encontró en el centro comercial, marcó el número de información.
-¡Hola! –saludó Sebas- ¿Operadora? Quisiera que me
dieran el teléfono de una organización. Sí, se llama C.I.P.O.T.E.
¡Oiga, no me insulte! ¡Que no es una broma! Que se llama… ¡me ha
colgado la hija de puta!
Sebas, muy cabreado, volvió a marcar el número de
información.
Continuará
esto promete... cuando se ponga a hablar con los pelochos será la leche XD
ResponderEliminarCreo que tienen copyright... :-(
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